16] SIMPLE BIENVENIDA Y DOS PLATOS SOBRANTES

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Hinata sintió muchas cosas en su estómago al observar como Naruto abría la puerta enorme de la casa.

Se adentraron, juntos, y Naruto apretó un poco la pequeña mano de Hinata en modo tranquilizador; bajaron un par de escalones que resplandecían gracias a los grandes ventanales que dejaban entrar los rayos de sol, la peli azul solo podía mirar el piso porque sabía que estaba sonrojada, y tenía miedo de que sus pensamientos le den una mala jugada.

¿Qué pasaría si la Madre de Naruto no aprueba esa relación? ¿Sabrá ella de todo lo que planean los hombres de la casa? ¿Sera mala?

Niega con la cabeza.

Se muerde su labio y levanta su rostro para mirar el perfil de su... comprometido.

Tiene los ojos escaneando toda la casa, pero segundos después se detiene enfrente de ellos.

Hinata frunció el ceño cuando Naruto la soltó. Estaba a punto de voltear para ver que miraba el rubio, pero se detiene abruptamente cuando siente unas delicadas manos en su nuca y que la aprietan con mucho fervor.

Hinata, sin saber cómo reaccionar, coloca sus manos en la cintura de la Madre de Naruto e hizo una sonrisa.

—Madre, se está poniendo morada, suéltala—reprochó Naruto, colocándose atrás de su Madre y encogiéndose de hombros cuando Hinata lo mira mal—. Bueno, unos segundos más.

La Madre de Naruto suelta un suspiro y poco a poco aleja a Hinata.

La peli azul se dio cuenta que ella era muy alta, casi unos centímetros menos que Naruto.

Se sonroja.

Debe parecer un gnomo enfrente de ella.

La Uzumaki la ve con ternura, acaricia su mejilla y acomoda un mechón rebelde atrás de su oreja.

—Hola—la pelirroja sonríe mucho más y continúa:— Soy la Mamá de Naruto. Me llamo Kushina Uzumaki, es un placer conocerte.

—El placer es todo mío, Señora—contestó—soy Hinata Hyuga.

Kushina ve de reojo a Naruto.

—Eres muy linda y educada, eso me gusta... pero tutéame, nada de Señora, por favor, solo dime Kushina.

Hinata se movió un poco incomoda.

—Uh, yo no sé si podre....—murmuró ella, jugando con sus dedos y pidiéndole ayuda a Naruto para que haga algo, pero él esta embobado viendo las fotografías con mucho interés—. Lo hare, Kushina.

La peli azul se sonroja aún más cuando la pelirroja la abraza y le dice cosas bonitas.

—Así está mejor—la suelta una vez más y la sienta en el sillón más cercano—. ¿Estudias? ¿Trabajas? ¿Qué quieres hacer en tu vida?

—Madre—manifestó Naruto, tomando la mano de Hinata y levantándola del sillón—. ¿Puedo llevar a mi novia a mi habitación?

La peli azul abrió la boca para espetarle un par de cosas, pero la risilla de la Uzumaki la interrumpió.

—Creo que deberían esperarse hasta la boda—comentó, soltando más risillas y haciéndole espacio en el sillón a los dos jóvenes. Ellos se sentaron—. Ay, la pubertad de hoy, todo quieren hacerlo rápido. Ya no hay valores, cuando tenía su edad yo ni siquiera sabía que era un condón o un juguete sexual de hoy en día...

—¡Mamá!—Chilló Naruto, levantándose estrepitosamente.

—¡Hijo es normal tener estas pláticas!—Contratacó Kushina—. ¿Oh tu qué piensas Hina?

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