La familia Hyuga siempre es venerada en Japón, nadie los corrige y mucho menos cuestionar los porqués de dichas ordenes, ellos, en el fondo de su corazón oscuro, saben que están haciendo un buen trabajo; muchos Hyugas salen perdiendo por esas órdene...
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Hinata está en el pecho de una Luna que pide perdón a cada segundo, intentó reconfortarla con un "no pasó nada", que Kiba no la lastimó sino que la asustó con su repentino cambio de loco acosador sin embargo no pudo porque el pecho de Luna se lo impedía.
—Tranquila, estoy bien—musita la Hyuga, intentando separarse de su amiga—. Agradezco tu preocupación por mí pero estoy bien. ¿Acaso dudas de mí?
La Onisse poco a poco la suelta y se muerde su labio para no llorar.
—Jamás dudaría de ti.
...
—Yo te acompaño.
Sin dudar ni un segundo Luna se levanta de la arena, dejando a Sasori sentado con un poco de incredulidad en su rostro.
—No—dice rotundamente Hinata—, quiero estar sola.
—Pero...
—¿Acaso dejaras a Sasori solo?
Hinata sabe que ese es un golpe bajo para su amigo, pero en verdad desea caminar por la arena de la playa para tener un momento a solas y acomodar todos sus pensamientos.
Luna ve de reojo a Sasori, este último no dice nada solo ve hacia otro lado para no interponerse en la discusión de esas chicas.
La Onisse suelta un suspiro de resignación, toma la mano de su mejor amiga y la aprieta con un poco de fuerza.
—Te estaré esperando, ¿sí?
—Regreso pronto.
Hinata suelta la mano de Luna poco a poco. Se da la vuelta. Empieza a caminar hacia el otro extremo de la fiesta, sobre sus hombros ve como Luna se deja caer a la arena, abraza al peli rojo por la cintura y él besa su frente con una media sonrisa.
Negó con la cabeza.
Ese tipo de demostración le da ñañaras. Por ese motivo no le gustaría tener novio (nunca ha tenido uno) porque hacer ese tipo de demostraciones enfrente de muchas personas no es lo suyo.
Pasa la gran fogata, los tornes de quien bebe más alcohol, las chicas que están en bolita esperando a que chicos las inviten a bailar o hacer otras cosas, y a Kiba que tiene sus cejas unidas en molestia y que sufre bullying por parte de su esquipo.
Se lo merece por comportarse como un patán.
Lo pasa de largo sin prestarle más atención, ve hacia el frente, se queda quieta pero retoma su paso cuando ve a Naruto con varias personas alrededor; está fumando un cigarrillo y de vez en cuando responde alguna pregunta como si hace menos de media no le hubiera quebrado la nariz a un jugador de futbol.
Camina sin mirar atrás.
Cuando está sumamente alejada de la fiesta decide quitarse sus zapatos, la arena hace una sensación relajante en sus plantas, levanta sus brazos hacia arriba y hace una sonrisa por el aire fresco que estampa en su rostro.
