22] SIMPLES PREGUNTAS

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Hinata, sentada en su pupitre, juega con su lápiz a la vez que observa el reloj que está colocado en medio de la pared y un poco arriba del pizarrón que con letras grandes y de color negro se puede leer la frase:

FELICES VACACIONES

Siempre siente el mismo malestar en su estómago en un último día clases, es como si su cuerpo le dijera "no disfrutaste el año, que pena por ti, te haremos sufrir"; y se arrepiente mucho. 

Nostalgia y tristeza mezcladas en su estómago es igual a ese malestar.

Quedan menos de dos minutos para que el timbre suene y dar a entender que todos los estudiantes son libres por dos meses.

Hace una sonrisa amarga cuando las risas, locuras con Luna, los nuevos amigos que ha hecho este año, Naruto y muchas cosas más se le vienen a su cabeza como si fuese una película con una bonita canción de fondo.

Deja de jugar con el lápiz cuando escucha gritos eufóricos provenir del pasillo.

Niega con la cabeza y de reojo ve que todos sus compañeros se levantan de sus pupitres y van hacia la puerta con ganas de ya irse y hacer lo que los otros hacen, sin embargo el Maestro de Matemáticas toma un metro* y le pega a la mesa haciendo un ruido de muerte.

Todos se sientan de meditado.

Algunos mueven su pie de abajo hacia arriba, otros mirando el reloj o mordiéndose las uñas por la ansiedad.

Menos de cinco segundos...

Y el timbre suena.

Todo el salón arroja sus cuadernos hacia el techo –sin saber que ahí tiene sus apuntes para pasar las materias que deben– y salen corriendo con sus amigos hacia el patio de la entrada para después marcharse a la primera fiesta de otoño.

La pequeña Hyuga, más calmada, toma sus cosas en su pecho, sale al corredor y no le sorprende las miles de hojas tiradas en donde sea. Va hacia su casillero, lo abre y toma una pequeña caja donde tiene todas sus cosas. Ve por última vez su casillero y camina hacia la salida. Puede ver a todos los de la Preparatoria irse en coches inmediatamente y unos, no con tanta suerte, en salones haciendo exámenes recuperativos.

Baja los cinco escalones, se queda en el penúltimo y busca a sus amigos entre tantos adolecentes. Los encuentra en un árbol riéndose y sentados en el pasto. Va hasta ellos, saluda con la cabeza a Luna que esta recargada en el pecho de un Sasori serio, y sus ojos brillan cuando Naruto se voltea para verla, le manda un beso y un guiño.

Ella se sonroja.

Se sienta a su lado y puede escuchar claramente como Kiba habla de las fiestas y lo que va hacer en vacaciones.

—Creo que me iré con mis padres a África una semana—cuenta Kiba, con una emoción no tan disimulada—. ¿Quieren venir? ¡Están invitados!

Todos los ahí presentes ríen y niegan con la cabeza, declinando esa oferta.

—Iré a San Francisco con mi familia—anuncia Sasori, dándole un beso a la cabeza castaña de Luna—, junto con mi novia para que mi familia la conozca.

Hinata chilla internamente y ve a su mejor amiga con una ceja alzada. No le había dicho nada sobre eso. Hace una mueca cuando se da cuenta de que estará sola, ya sea uno o dos días, pero estará sin Luna.

Hinata y Naruto no dicen nada de sus planes. Mientras menos personas lo sepan, mucho mejor.

—¿Naruto, te puedo preguntar algo?

—No...—indicó Naruto, encogiéndose de hombros.

La Hyuga lo reprende dándole un golpecito en el hombro. El rubio rueda sus hermosos ojos azules y agrega:

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