12] SIMPLES EMPAREJAMIENTOS

1.2K 152 21
                                    

No hablaron en todo el trayecto.

La situación era incomoda y Hinata estaba a punto de perder la poca paciencia que le quedaba. Su Padre, de vez en cuando, la miraba de reojo y negaba con la cabeza. Eso a Hinata le afectaba más. Nunca había conocido la faceta de su Padre que huso en ella en menos de media hora, todo parecía tan falso y enardecedor para sus pensamientos.

«¿Qué quiere? ¿Qué planea? ¿Es acaso que siempre nos ha mentido a las tres?»

Sus pensamientos se esfuman cuando su Padre se aclara la garganta y se para en un callejón con poca iluminación. Hinata pasa saliva con dificultad cuando ve a su Padre apretar el volante muy fuerte.

La ve de reojo y Hinata da un respingo.

Ella empieza a buscar algo para cuando la situación se ponga fea.

—Conocerás a tu esposo hoy—declara Hiashi, con voz tranquilizadora. Tan tranquilizadora que si no fuese por aquel momento, Hinata, se lo hubiera creído por completo. 

Soltó el envase de una botella para limpiar el reposadero del Auto cuando el shock de aquellas palabras la golpeó repentinamente.

—¿Esposo?—Repite.

Hiashi asintió y prendió el Auto.

—Sí, tú esposo. Lo conozco y es un gran muchacho.

Hinata apretó sus manos en puños, pero después los afloja y empieza a reír. ¡A reír! Como si tuviera tiempo reteniendo esas risas, como si nunca hubiese reído, pero la verdad es que se está burlando de su Padre.

Es una broma.

Es una maldita broma, piensa, no me pueden hacer esto...

Se detiene cuando Hiashi no la mira y ni hace nada para decirle que es una broma de muy mal gusto.

Ve con profundo odio a su Padre, toma la botella que ha dejado caer en menos de cinco minutos al piso y se la arroja a su padre en la cabeza para después gritar:

—¡¿Cómo me dices eso así tan fácil?!  ¡Como si fuese normal casar a tu propia hija! ¡¿Qué  pasa contigo?! 

Hiashi se toca la frente y gruñe cuando la sangre empieza a caer a los asientos. Hinata deja de moverse cuando su Padre la agarra del cuello.

—Lo hice por tu bien—le dice, sin dejar de mirarla a los ojos—. Mi socio me pidió que te casaras con su hijo para unir a nuestras familias. Hoy lo conocerás. Planearas tu boda y te casaras en menos de cinco meses. ¿Vale? 

La suelta y empieza a andar y pasar semáforos.

Hinata deja escapar un par de gemidos.

—¿Por qué me haces esto?—Hinata se lleva sus manos a su cabello—. Te obedecía en todo, los ayudaba en todo lo que podía, hacia todo lo que me decían... ¿y así me pagan?

—Lo hice por tu bien, él no puede casarse con otra porque tú eres la indicada.

—¡Eso no viene al caso!—Le espeta la Hyuga, suelta un suspiro y añade:—¿Y si no queremos casarnos?

Hiashi suelta una carcajada.

—Están obligados a casarse de todos modos. ¿O es que ya no quieres ir a Grecia...?

Hinata intentó sonar amenazante y por poco lo logra.

—Me puedo ir si yo quiero. Me puedo escapar en el momento que me pidas que me abaje de este Auto. ¿Es que no eres lis...?

—No—Hiashi niega con la cabeza cuando la interrumpe—. No te puedes ir hasta que seas mayor de edad.

Simples DecisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora