La familia Hyuga siempre es venerada en Japón, nadie los corrige y mucho menos cuestionar los porqués de dichas ordenes, ellos, en el fondo de su corazón oscuro, saben que están haciendo un buen trabajo; muchos Hyugas salen perdiendo por esas órdene...
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Hinata Hyuga observa a Luna recibir un pase, esta última corre para que el equipo contrario no la alcance, le pasa el balón a una de sus compañeras porque estaban a nada de quitárselo, esa misma chica le devuelve el pase cuando está segura que su capitana de equipo esté bien posicionada; la Onisse, rebotando el balón en la cancha, se detiene justo enfrente de la canasta, brinca y el balón cae por el orificio.
El equipo de Luna festeja con aplausos y pequeños gritos.
Luna repara en la presencia de su amiga, camina hacia ella como si fuese una súper modelo en una pasarela.
—Hola—dijo la Onisse, haciendo círculos en sus hombros para que la tensión desaparezca—. ¿Qué tal el calentamiento para las finales? ¿Estuvo bien?
—¿Bromeas?—Hinata sonrió—, ¡eso estuvo genial! Van a ganar, te lo aseguro.
Luna hace una reverencia al mismo tiempo que dice:
—Gracias, señorita, eso esperamos todas.
La Hyuga suelta una risilla ante esa "reverencia", mientras que la Onisse toma una toalla y un termo con agua que se encontraban al lado de su mejor amiga.
—No le tomes a mal, pero ¿qué haces aquí?—Cuestiona Luna, alzando una ceja—. ¿No deberías estar en la biblioteca adelantando trabajos?
Hinata hace una mueca, eso es lo que debería estar haciendo pero le es imposible concentrarse en otras materias que no sean inglés. Se frustró con el verbo to be así que decidió dar una vuelta para que su cerebro descansara un poco y permaneció ahí, observando los partidos de entrenamiento que tiene su amiga.
Luna, agotada, se deja caer al piso para poder descansar un poco y recuperarse para el próximo partido, se sienta en "v" y con su toalla se quita el sudor de su rostro rojo.
—Naruto me pidió perdón ayer—declaró la Hyuga, sonrojándose al instante.
Luna se atraganta con el agua y exclama:
—¡¿Naruto?!—Hace una mueca al sentir el ardor de su garganta—. ¿El chico que ofendiste la semana pasada?
Hinata asintió, observando la cara de confusión de su mejor amiga; tiene un gesto muy divertido que se reprendió a sí misma por no sacar su teléfono y tomarle una foto para hacerle unos buenos memes.
—¿Te pidió perdón?—Repite Luna, incrédula y haciendo un mohín—. Qué raro, ¿no?
—¿Verdad que si?—Concedió la Hyuga, sintiéndose mejor porque no son paranoias suyas—. Algo trama, no sé lo que es, pero lo voy averiguar...
Ambas chicas observan hacia la puerta de entrada, los jugadores de soccer entran al gimnasio haciendo un alboroto total.
Tres chicos se empujan entre si soltando risas y empezando a mover las dos porterías.
