32] SIMPLE FINAL

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Todos los invitados sueltan jadeos de sorpresa ante el no que dijeron los novios.

Es solo cuestión de segundos para que todas las personas de su alrededor empiecen a murmurar entre si ante aquella respuesta, hasta el mismísimo padre le pregunta a su asistente si esto una broma y que si lo es, es una muy mala.

Naruto y Hinata sonríen porque saben que todo termina ahí mismo. No podrán hacer que se casen solo para que las familias más ricas de Japón se hagan aún más ricas si es eso posible.

La Hyuga ve de reojo como Sakura está desmayada entre los brazos de Sasuke, este último no se ve muy contento porque con el itinerario de la boda le hace aire para que ella pueda volver en sí.

Niega con la cabeza divertida, ya tendrá tiempo de disculparse y explicarle todo.

Gira a la izquierda y ve a su madre, no le sorprende sentir ese odio profundo emanar de ella y tampoco que agarre con mucha fuerza el brazo de su padre para que haga algo ante esa barbarie, pero él solo se mantiene inmune en su asiento.

Observa a Naruto, él tiene sus ojos azules llenos de tristeza al ver a su madre confundida y a su padre que también lo mira con profundo odio.

—Vámonos —susurra Hinata dándole un tironcito a su mano para que se enfoque en ella—, hay que salir de aquí.

Él asiente.

Ambos recorren el pasillo con la frente en alto, luciendo calmados pero por dentro se están muriendo de miedo, no le toman importancia a los murmullos de los demás invitados ya que lo hecho, hecho está y no hay vuelta atrás.

—¡Naruto!

Los no casados se quedan quietos, sobre sus hombros observan como Sasori le arroja unas llaves y un celular al Uzumaki, este los toma porque los necesitaran para poder huir y regresar en un buen tiempo.

Naruto, ahora más seguro que nunca, entrelaza su manos con la de Hinata y corren hacia la salida, bajan las escaleras sin ningún cuidado, sin importarles nada ni nadie, llegan hasta la acera, buscan el auto de Sasori y lo encuentran en cuestión de minutos.

—¿Estas completamente de acuerdo en lo que haremos a continuación?—Preguntó el rubio, encendiendo el auto con la adrenalina fluyendo por sus venas—. Nuestros padres no son tontos, lo sabes, ¿cierto?

Hinata le quita importancia con la mano.

—No lo son, pero en este momento no pueden hacer nada —señaló ella con una media sonrisa—. Tenemos que irnos ya. Mi madre está furiosa y tu padre también. Ahora sabemos quiénes eran los más interesados en esto.

Naruto arranca, haciendo que las llantas del carro chillen el pavimento, cuando pasan por enfrente de la iglesia sus amigos se despiden de ellos con gritos y ovaciones; ellos no saben qué demonios pasó, pero confían en que sus amigos después le contaran.

Toman la calle principal para ir a un lugar en donde no los encontraran por un par de días.

...

Tres horas después, una parada rápida al McDonald's más cercano y diez minutos esperando para que el ganado pasara, por fin llegaron a la casa de los padres de Naruto en Osaka.

El Uzumaki apaga el automóvil, se baja y le abre la puerta como todo un caballero a Hinata, esta le sonríe como agradecimiento.

Caminan por un sendero de piedrecillas, el rubio abre la puerta con las llaves que escondía en su bolsillo y sin previo aviso carga a Hinata como lo dictamina la tradición de recién casados en E.U.

—¿Qué haces?—Tartamudeó ella, aferrándose a él cuando llega hasta las escaleras.

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