Mentiras

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Edward esperaba impaciente en el aeropuerto. Su cabeza cubierta con una capucha y una gorra al lado de sus dos maletas. Estaba encorvado, su mirada fija en el suelo, podía ver como su sombra se reflejaba. Le dolía un poco el golpe que le propinó Andy en su mejilla, pero fue el único, pues del resto estaba ileso. Hundido en sus pensamientos, solo recordaba lo que acabada de hacer. Si, le dolió irse y abandonar a su “segunda” familia, pero, como el mismo había dicho: tenía que hacer sacrificios. Una voz ajena le hizo volver al mundo real.

-          ¿Harry?- preguntó una chica morena-. ¿Eres tú?- comenzó a sonreír-. ¿Puedes darme un autógrafo?

Edward pudo haberla mandado a irse, pero le había dicho “Harry”, así que accedió fingiendo una sonrisa. Se levantó y cogió el papel y el bolígrafo. La manga de su suéter le había dejado al descubierto ambas muñecas al flexionar los codos. Sus muñecas desnudas sin ninguna marca llamaron la atención de la chica. De inmediato, ella cogió su mano y le alzó un poco la manga. Edward retiró la mano de inmediato, disgustado.

-          ¿Qué te pasa?- le preguntó.

-          Tu…tú no eres Harry- dijo ella con timidez, mirándole a los ojos.

Edward la miró con atención. Por primera vez, una chica le había descubierto, pero él no dejaría esta situación así.

-          Claro que no, soy Harry…- insinuaba pero fue interrumpido.

-          Edward, no mientas más- le aconsejó ella en voz baja.

Ahí fue cuando quedó callado. La morena entonces le pidió sus cosas al rizado y se alejó, con mirada decepcionante. Sus palabras retumbaban en su cabeza “No mientas más, no mientas más”

Por supuesto, era lo que había estado haciendo. Había engañado a muchos y…”Basta Edward, basta” se dijo a sí mismo “La chica está loca”. Edward se sentía mejor consigo mismo cuando negaba sus propios errores. Estaba tejiendo una red de mentiras que en cualquier momento podía volverse un nudo.

***

Había llegado finalmente a casa. Su teléfono, que veces anteriores no funcionaba correctamente, ahora lo hacía. Rodó los ojos, lo apagó y lo desechó a la basura de la cocina. Se quitó el abrigo y dio un gran bostezo. Se frotó los ojos cuando al abrirlos se topó con su madre en bata de dormir, apoyada en el umbral de la cocina con los brazos cruzados. Se estremeció por su repentina aparición.

-          Diablos, mamá, casi me das un infarto…

-          Buenos días, hijo- le saludó, pero, no había sonrisa alguna.

De lejos se podía notar que estaba muy, muy molesta. Edward ya presentía su largo sermón.

-          Edward, Harry me llamó hace tres horas…

-          No voy a discutir eso ahora- espetó él, rodeándola para agarrar sus maletas y subir las escaleras.

-          Sí, será ahora- le contradijo ella-. Edward, nunca creí que fueras capaz…

-          Madre, no- le respondió Edward mirándola-. Estoy agotado, necesito dormir…

-          No- negó ella-. Lo que tú necesitas es orientarte en donde estas y…

-          ¡Basta!- gritó Edward.

Comenzaba a irritarse y lo que menos quería, era que su madre pagara los platos rotos. Se frotó la sien con sus dedos pulgares, intentando aliviar el leve dolor de cabeza que se le acaba de generar.

The Styles Twins: Against Destiny (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora