Mi instinto me decía que le hiciera caso a ese hombre si no quería morir, pero una pequeña parte de mi todavía no se fiaba.
-¿Qué tenemos que hacer para que ese estúpido lobo no me coma como a un pedazo de kebab?- dije a regañadientes.
-Tú por ahora sólo mira y aprende, después te enseñaré todo lo que tienes que saber sobre nosotros.
A continuación abrió un saquito que llevaba colgado del cinturón. Sacó un poco de carne picada, la mezcló con un polvillo y la hizo una bola.
-¿Qué es eso?
-Ya lo descubrirás, no tenemos tiempo para charlas.
Gracias por la información.
Cuando fuimos a abrir la puerta nos encontramos con el lobo negro recibiéndonos con las manos abiertas.
Espera, los lobos no tienen manos. Nos recibió con las "patas abiertas".
Lo que sea. Mientras mi estúpido cerebro hacía ese cálculo el lobo se abalanzó sobre nosotros, pero Don Simpatías se interpuso entre el lobo y yo, sacó rápidamente su daga y desvío a nuestro chucho amigo haciéndole un corte en el morro. A consecuencia de esto derribó un jarrón del estante, el más caro por cierto, y dejó la alfombra llena de sangre.
A pesar del profundo corte se volvió a levantar, para cuando esto pasó yo ya estaba bajando las escaleras a toda velocidad.
-¡Eh no te vayas, podría haber más de estos fuera! Espera ahí mientras yo me encargo de este.
El lobo pareció entender lo que dijo, derribó a Don Simpatías de un salto, se puso encima de él mientras intentaba arañarle y morderle furiosamente la cara, pero este rodó por el suelo y consiguió evitarlo.
Más gruñidos y rugidos venían desde detrás de la puerta ¿más lobos?, no fastidies. Como yo presentía varios lobos entraron, unos por la puerta y otros por la ventana, y naturalmente eran negros. ¿Y ahora qué hago?
-¿Cómo me defiendo contra estos?- grité.
Don Simpatías apartó un momento la vista de su pelea para fijarse en lo que ocurría aquí abajo. Esto hizo que se convirtiera en un blanco fácil para el lobo y este le propinó otro arañazo en la cara. Simpatías gritó de dolor, pero aún así siguió fijándose en mi.
-¡Defiéndete con todo lo que puedas!- gritó.
Sé que intentaba ayudarme, pero eso no me servía de mucho. Cogí lo primero que vi, una silla de madera, cuando uno de los lobos se tiró hacia a mi lo derribe dándole un sillazo en la cabeza. La silla se hizo añicos y el lobo se quedó inmóvil en el suelo.
Uno menos.
Corrí hacia la estantería donde había una navaja. Intenté apuñalara al lobo con ella pero esta no hizo mella alguna en el cuerpo del animal, así que yo me llevé un mordisco en el brazo.
Ahora sí que sabía lo que era en dolor, grité tan fuerte que debieron de oírme en la ciudad vecina. Cualquiera que escuchase a un chico gritando a las tres de la madrugada saldría a ver qué pasa, ¿no? Pero no fue así. Seguí luchando contra mi dolor y el lobo. ¿Por qué la daga de Simpatías servía y la mía no?
Hablado de él...
-¡Toma esto chico, méteselo en la boca!
Me lanzó la bola de carne de antes desde arriba, la atrapé y aproveché el siguiente momento. Uno de ellos saltó hacia a mi, yo me quedé quieto y le metí la bola en la boca. Aunque esto funcionara le di una patada en la barriga para que se alejara de mi.
Este se quedó aturtido en el suelo, no sé si esto lo mataría o sólo lo confundiría. Tenía que ganar tiempo.
Ya sólo quedaba uno.
Se paseó con total seguridad a mi al rededor, con una mirada desafiante y mostrándome sus grandes colmillos. Se acercó a mi lentamente, como si no quisiera hacerme daño. En el último momento se tiró hacia donde yo estaba, me agaché y corrí hacia delante. El lobo se quedó aparentemente herido, sería por el golpe que se había dado con la estantería, pero sospeché que no era eso. Inspeccioné cada uno de los estantes buscando algo que pudiera hacer daño.
Y ahí estaba. Era una figurita de un hombre sujetando una bandera de Canadá, la punta del mástil era afilada y ahora estaba cubierta de sangre.
Cogí la figura y se la clavé al lobo tantas veces hasta que dejó de quejarse.
Ya sólo faltaba rematar al otro. Me acerqué a su cuerpo, su cara de pena me infundió compasión ¿y si él no había querido hacer esto? Sin rodeos, había intentando matarme, cerré los ojos con fuerza y le clavé el mástil.Miré hacia arriba y me di cuenta de que Simpatías estaba apoyado en la barandilla mirándome como si estuviese en un espectáculo de la antigua Roma.
-¿Por qué no me has ayudado?
-Sólo estaba viendo cómo lo hacías.- contestó mientras bajaba las escaleras
-Podrían haberme matado.- replique
-Lo haces muy bien chico, creo que con un poco de entrenamiento podrías mejorar.
-¿¡Entrenamiento!?- grité atónito
-Esto sólo acaba de empezar.
-Me debe una gran explicación antes de que algo empiece.
-Está bien.
¿Qué creéis que pasará ahora?
Gracias por leer.😻😻
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El Lobo Rojo
Aventura¿Qué pasaría si una noche a las tres de la madrugada te tuvieses que enfrentar contra un lobo que entra en tu casa con la única ayuda de un desconocido en el que tendrá que confiar? ¿Y si tuvieses que dejarlo todo atrás para aprender a luchar? Alan...