Cogió mi brazo y tiró de el hasta que llegamos a la sala de entrenamiento donde Dante estaba dando clase al grupo de Meg.
-¿Qué hacéis aquí chicos? No tenemos clase ahora.
-Tenemos que hablar contigo, es importante - dijo Maya impaciente.
Meg me miró con cara de "qué pasa", entonces le hice el gesto de que luego se lo contaría. Todos los chicos de la clase tenían la misma expresión de confusión y curiosidad que Meg, si a mí también me interrumpieran la clase actuaría igual, aunque seguro que les gusta perder clase, a nosotros también nos gustaba, cuando todo era normal en mi vida y cuando no era un oyente.
Recuerdo una vez en el curso pasado cuando nos sentábamos al lado de las ventanas para ver cómo los pájaros entraban en los nidos que tenían en el tejado, subíamos las persianas y abríamos las ventanas con la esperanza de que alguno se colara dentro, debo decir que estábamos más pendientes de los pájaros que de la maestra, hasta que un día un pájaro se coló y empezó a chocarse contra la ventana hasta que al final salió.Era uno de los buenos momentos que recordaba del instituto.
Después de contar esta historia volvamos al tema de Dante y Maya.
-Es que no veis que estoy dando clase - farfulló por lo bajo. Se notaba el enfado en su tono.
-Por favor, tiene que ser ahora - supliqué.
-Está bien. Pero sólo diez minutos - dijo de mala gana.
-Vamos - le urgió Maya tirándole de la manga.
Volvimos al salón de clases y Maya le enseñó el libro verde a Dante, que enseguida puso cara de asco y aburrimiento.
-Ya hemos hablado de esto antes, Maya no funcionaría.
-Pero no ves que es la solución perfecta nuestro problema. Esto puede salvarnos.
-Y también puede matarte, el trayecto que hace falta recorrer para encontrar lo que buscas ya es lo suficientemente peligroso, y si hablamos del resto de la misión... os matarían en el primer día - replicó Dante.
-Entonces cómo piensas defenderte de los ''lobos rojos". Todo entrenamiento es poco contra ellos. Si vuelven otra vez se desencadenará un guerra peor con muchas más muertes. Si encontramos la flauta y esa mezcla rara tenemos más posibilidades de vencer a los "lobos rojos". Es preferente que mueran cuatro o cinco personas que todas las que hay aquí ¿ no crees? Creo que a ninguno nos gustaría.
Ya está. He dejado callado a Dante y sin más opciones que dejarnos ir.
Maya me miró con cara de asombro y una sonrisa se le dibujó en el rostro.
-Muy buena Alan, no me lo esperaba de ti - dijo dándome con del codo - ¿es que no ha bastado eso para convencerte Dante?
Éste se quedó pensando si debería dejar que unos cuantos adolescentes se enfrentaran solos a los "lobos rojos" mientras buscaban a una panda de tíos pirados con plumas en el pelo.
-Está bien. Pero con una condición, sólo pueden ir los del nivel profesional, y como tú has sido la inventora - dijo mirando a Maya - tú también deberás ir y los demás estarán bajo tu responsabilidad.
-Me parece bien - dijo ésta.
Tardé un segundo en reaccionar. Se estaban olvidando de alguien.
-¿Y yo? - pregunté inquieto.
-Estás de broma ¿verdad? Todavía estás en el nivel experimentado, no durarías ni cinco minutos ahí fuera -replicó Dante riéndose.
-Pero Dante, Alan ha mejorado mucho en las últimas semanas, tú mismo lo has visto. Además sabe lo que tiene que saber, yo misma lo entrené.
-¿Que hiciste qué? - preguntó anonadado.
-Lo que escuchas. Creo que valió la pena.
-Escuchad chicos, lo último que queremos es perder a alguien más por el camino, Alan habrá mejorado pero aún no estoy seguro. Ya me habéis pedido demasiado por hoy, déjame pensar sobre ello.
-Lo entiendo... - dijo Maya.
-Maya, a parte de posiblemente Alan ¿a quién más escogerías? - preguntó Dante - Piénsalo muy bien.
-A Meg y Parker - dijo rápidamente.
-Si es eso lo que quieres ve a decírselo.
-Me alegro de que por lo menos te hayamos convencido - dije esbozando una sonrisa.
-¡Andaos con cuidado! - gritó mientras nos marchábamos.
Fuimos a la sala de entrenamiento y esperamos a que terminase la clase para contárselo a Parker y Meg.
...
-¿Estáis dispuestos a hacerlo entonces? - pregunté.
Ambos cruzaron una mirada de nerviosismo.
-¿De verdad creéis que funcionará? - preguntó Meg.
-Eso esperamos - dijo Maya insegura.
-¿Esperamos? - preguntó Parker - ¿Tú también vienes? - dijo molesto.
-Eso aún está por determinar - saltó Maya - Lo más probable sea que sí.
-Maya, si Alan viene con nosotros lo único que hará es retrasarnos. No vale la pena llevarlo con nosotros.
-Ey, estoy aquí , sabéis - dije molesto.
-Deberíamos intentarlo - opinó Meg - Contad conmigo.
-¿Entonces vendrás Parker? - preguntó Maya.
-Claro que sí, pero que conste que sólo es para estar más tiempo contigo May, no te dejaría sola con ninguno de estos - dijo con expresión de asco - Sabes que tú y yo estamos destinados a estar juntos, no lo nieges más. Esto servirá para abrirte los ojos.
-¿May?
-¿Abrirle los ojos?
-Ya empezamos- dijo "May" enfadada - Te he dicho un millón de veces que no necesito a nadie para defenderme, no después de él - murmuró - ¿Te tengo que recordar quién es la que dirige todo esto sola? Me apaño muy bien sola.
-Maya, por favor, abre los ojos - dijo Parker en un tono creído.
-Sabes Parker, si no fuera porque sabes pelear muy bien y nos haces falta, nunca te hubiera elegido para venir con nosotros. Si sigues dándome la lata creo que alguien más de tu nivel podría sustituirte perfectamente.
-Lo único que pasa es que todavía no lo entiendes, con el tiempo lo harás.
-Parker. Me. Das. Asco - dijo firmemente y acto seguido se fue.
Parker como el petardo que es comenzó a seguirla para seguir discutiendo con ella, dejándonos a Meg y a mi solos.
-¿ A qué se refería con abrirle los ojos? - dijo Meg.
-Parker está empeñado en dirigir todo esto con ella - expliqué.
-Oh, eso lo explica todo. Parker está muy enamorado de ella.
-Suele pasar.
-Hablando de enamoramientos y cosas que suelen pasar - dijo con tono sugerente.
Otra vez no, por favor.
Gracias por leer😻😻
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El Lobo Rojo
Adventure¿Qué pasaría si una noche a las tres de la madrugada te tuvieses que enfrentar contra un lobo que entra en tu casa con la única ayuda de un desconocido en el que tendrá que confiar? ¿Y si tuvieses que dejarlo todo atrás para aprender a luchar? Alan...