27. La decisión final.

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Bajamos del árbol para reunirnos con los demás ya con la noche encima. Maya no me soltó en todo el camino de vuelta hasta que los vio aparecer y rápidamente se separó de mí.

Después de que Maya me confesara que necesitaba mi ayuda para dirigir nuestro lugar seguro me quedé un poco impactado, es decir, por qué me iba a elegir a mi teniendo a muchas más opciones mejores que yo.

-Oye ¿dónde os habéis metido? - gritó Parker fulminándome con la mirada.

-Le estaba enseñando el bosque, es mejor conocerlo bien por si hay un posible ataque - respondió Maya tan seria como siempre.

-Más os vale - farfulló.

-¿De verdad crees que puede haber un posible ataque? - cuestionó Meg.

-No me sorprende que nos hayan seguido hasta aquí, en cualquier momento podrían aparecer. Es mejor que cojamos lo que necesitamos y nos larguemos de aquí pronto.

-¿Qué tal si vamos a comer? - sugerí mientras mi estómago rugía con ganas.

-Eres imposible Smith, nosotros estamos hablando sobre una posible guerra y tú solo piensas en comer - replicó Maya alejándose de nosotros.

-Piensas bien Alan - dijo Meg cogiendo mi brazo - Vamos, yo también tengo hambre.

Nos acercamos a una gran fogata donde todos estaban reunidos comiendo y hablando alegremente. Cuando llegamos todo se quedó en un gran silencio, con cuidado nos sentamos sobre el tronco de árbol y empezamos a comer lo que nos ofrecieron.

-Perdonad chicos, pero es que a mi pueblo no le gusta mucho la gente nueva - comenzó el hombre de las plumas negras y rojas - Y decidme ¿ qué habéis venido a buscar por aquí?

-Pensé que ya se lo había explicado - comentó Maya.

-Quiero oírlo salir de los labios del chico - dijo señalándome - pensé que tú estabas loca.

-No está loca señor. Todo lo que Maya le ha dicho es verdad y tenemos que conseguir la flauta y esa mezcla rara antes de que se nos acabe el tiempo o los "lobos rojos " vendrán a por nosotros.

-No puedo permitir que os lo llevéis - dijo frunciendo el ceño.

-¿Por qué no? - repliqué.

-Es algo sagrado para nosotros y lleva mucho tiempo aquí, y dejarlo en manos de unos estúpidos adolescentes descuidados no me convence.

¿Descuidados? ¿Nosotros?

-Le doy dos opciones plumito : nos da lo que necesitamos, vencemos a los " lobos rojos" y todo el mundo gana o; dejamos que nos encuentren,nos matan y todo el mundo pierde - dije enfadado.

-¿Y en qué me afecta a mi eso?

-Destruirán todo lo que encuentren en su camino, incluido este sitio - dije muy serio.

-No serías capaz - murmuró el hombre.

-Yo no. Ellos. Ellos serían capaz de eso y de mucho más. Usted decide.

Lo dejé acorralado. Ya sólo podía hacer una cosa, yo esperaba que la hiciera, porque si no, ya no se me ocurría nada más para convencerlo.

Nakawé decidió ayudarme gruñendo y sacando los dientes de una forma que daba miedo.

-No es sólo mi decisión - habló al fin.

-Es el jefe, claro que lo es - protestó Parker.

-No es tan sencillo chico. Tengo que contar con la opinión de los demás y decidir.

-Pues decídalo pronto porque se nos acaba el tiempo - lo apremió Meg.

-Hablaré con el resto, mañana por la mañana os comunicaré mi decisión. No tengáis muchas esperanzas - dijo mientras se levantaba para irse.

-Hace tiempo que las perdí - murmuré.

-No es tu culpa - dijo Maya - Lo único que quiere es desesperarte para conseguir lo que quiere. No le hagas caso y espera con paciencia su respuesta, si le presionas demasiado al final acabará cerrándose.

-Tiene razón - la apoyó Meg - La curiosidad mató al gato.

- Pero el gato murió sabiendo - respondí.

De pronto el silencio volvió.

-¿Qué pasa si al final se niega? - preguntó Parker.

-Todo nuestro viaje habrá sido en vano y al final acabaremos muertos - respondió Meg.

-Sabéis, yo ya he perdido casi todas las esperanzas de ganar este juego. Los ''lobos rojos" son más y mejores que nosotros, aunque consigamos lo que queremos encontrarán la manera de ganarnos. Estamos perdidos ahora y desde el primer momento - concluyó Parker.

-Gracias por los ánimos - murmuré.

-Yo que tú dejaría de hacerme ilusiones, Smith - dijo enfadado - me voy a dormir.

-Yo también me voy a dormir - le siguió Meg - alguien tiene que controlarlo.

-Creo que yo me quedaré aquí - susurró Maya acomodándose en Nakawé y cerrando los ojos.

Poco a poco la gente se iba marchando dejándonos a Maya y a mi solos junto a un par de niños. Maya dormía plácidamente mientras el fuego le calentaba. Y entonces yo pensé en todo lo que habíamos pasado desde el momento en que la conocí hasta esta tarde.

Pensaba en ella y en su perfecta sonrisa que se formaba cuando me veía aparecer o cuando ella y Leila se abrazaban sin control para evitar a Parker. Entonces caí en que cuando pensaba en ella yo también sonreía y eso me hacía sentir diferente, una mezcla de bienestar y felicidad.

Fui uniendo las piezas del puzzle y me di cuenta de lo que en realidad estaba pasando. No era algo nuevo en mi, ya lo sentí una vez con Meg, pero ahora es distinto y mucho mejor. Recordé el malestar que sentí cuando Maya desapareció y pensé que si alguna vez llegaba a perderla no me lo perdonaría, y eso es algo que podría pasar fácilmente.

Había escuchado la historia de Maya y Dylan, me parecía bonita, pero al mismo tiempo sentía como algo dentro de mí subía cuando escuchaba el nombre de Dylan, algunos dicen que se ha pasado al bando de los "lobos rojos". Si yo lo encontraba se lo haría pagar.


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El Lobo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora