23.Desaparecida.

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Mantén la calma, eso es, mantén la calma - intenté tranquilizarme a mi mismo, aunque sin éxito.

Mi primera reacción fue despertar a Meg y Parker que aún dormían plácidamente.

-¡Meg, Parker. Despertad!

-Mmh... - balbuceó Parker todavía dormido.

-¿Qué pasa? - preguntó Meg molesta.

-Oh, nada, sólo me apetecía despertaros así - dije sarcástico - ¡Maya no está!

-Sólo estará explorando el lugar, tranquilízate - dijo Parker incorporándose.

-He intentado llamarla pero no hay respuesta - dije un poco alterado.

Hubo un largo silencio mientras Meg se desperezaba y Parker seguía bostezando como si nada.

-Tienes razón - accedí después de un rato.

-¿A sí? - se impresionó Parker.

-No le hagas caso, todavía no tiene la mente en marcha - comentó Meg mirándolo - No te preocupes Alan, la buscaremos después de comer.

Asentí y saqué algo de comer de mi mochila. Mientras lo hacía intenté despejar a mi mente de todo este caos.
Esto ya había pasado antes, cuando el dormitorio de Maya salió volando por los aires, se las arreglará bien.
Entonces me fijé en que alguien más faltaba, Nakawé, seguramente habría seguido a Maya.

Finalmente terminamos de comer y nos pusimos en marcha.

-¿Alguna idea de por dónde ha ido? - preguntó Parker.

-No estoy seguro, cuando desperté ya no estaba. Además esto es demasiado grande para buscar por todos lados - expliqué.

-Chicos, buscad alguna pista o señal, si se han llevado a Maya será lo suficientemente lista - aconsejó Meg.

Nos adentramos entre los árboles y la maleza y anduvimos un par de horas sin suerte alguna.

-Estoy cansada - se quejó Meg - ¿Podemos parar un rato?

Quería seguir buscando a Maya un rato más, pero sentía que en cualquier momento el cuerpo me fallaría y caería al suelo redondo. 

Nos sentamos a la sombra de varios árboles e intentamos descansar algo. Meg y Parker discutían sobre algo, pero yo estaba centrado en un detalle que me llamó la atención.

-Chicos - los llamé - fijaos en esto.

-¿Has encontrado algo? - preguntó Meg esperanzada.

-Parecen...huellas - dije señalando al suelo.

-Y además de lobo - apuntó Meg.

-Nah, podrían ser de cualquier lobo - reprochó Parker.

Meg y yo nos cruzamos una mirada de ¿Y a éste qué le pasa?

-Parker, podría ser una pista importante. Deberíamos seguirlas - contraatacó Meg.

Parker gruñó un rato pero al final nos hizo caso.

-Si al final nos desviamos y nos perdemos, te echaré de comida a los lobos.

-No nos perderemos - aseguré.

-¿Cómo estás tan seguro Alan? - cuestionó Meg.

Sabía lo que hacía. Saqué mi cuchillo para que lo vieran y le hice unos cortes en cruz al árbol más más cercano. Así si nos perdemos sabríamos por dónde hemos pasado.

-Oh, muy ingenioso. Veo que mi pequeño va creciendo.

-¿Tú pequeño? - dije alzando una ceja.

-Bah, eso podría hacerlo cualquiera - volvió a reprochar Parker.

¿Alguna vez habéis tenido un compañero irritante que se burla de ti sin motivo alguno y que piensa que es mejor que todos?

Pues yo tengo que aguantar a Parker, que es lo mismo. Hice caso omiso de su comentario, era temprano y no tenía ganas de discutir.

-Chicos por qué no dejamos de discutir y nos llevamos bien, os recuerdo que Maya sigue desaparecida y los "lobos rojos" nos quieren matar.

-Lo intento Meg - susurré.

Volvimos a ponernos en marcha. Andar por aquellas montañas era como buscar una aguja en un pajar, de muchos caminos sólo uno es el adecuado, y puede que nunca lo encuentres. Me pareció que andábamos en círculos, pero al no ver el árbol marcado esa idea salió de mi cabeza.

-Eh, esperad - dijo Parker - ¿Oís eso?

-¿El qué?- preguntó Meg desorientada.

-Oh, venga, no estoy loco. Seguidme - ordenó.

Yo sólo escuchaba el leve murmullo de la brisa y las ramas de los árboles agitándose. Por lo demás, silencio.

Lo seguimos y llegamos a un claro dónde parecía escucharse el ruido del agua al correr. Atravesando el claro nos encontramos con un barranco enorme.

-¿Dónde estamos Parker? - pregunté.

-Mira abajo sin despeñarte.

Y efectivamente, allí abajo había un gran río que corría con mucho estruendo.

-Es perfecto Parker, podemos seguirlo y puede que encontremos a Maya - se alegró Meg.

Justo cuando iba a dar un paso atrás, Parker se agachó para coger algo, me tropecé con él haciéndome perder el equilibrio. Parker intentó ayudarme pero lo único que hizo fue empujarme hacia atrás. Pasó tan rápido que cuando  volví a abrir los ojos me encontraba cayendo hacia abajo, milagrosamente  me agarré de un saliente y me quedé allí colgado.

-¡Alan! - gritó Meg alarmada.

El Lobo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora