31.Vuelta a casa.

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Me quedé tan pasmada que se me olvidó cómo respirar.

-¿Por qué lo hiciste? - fue lo único que conseguí decir.

-Porque la guerra ya estaba perdida, nos llevaban ventaja y yo necesitaba ir un paso por delante - dijo con total tranquilidad - Y como sospechaba que Dylan pensaba lo mismo decidí buscarlo - continuó echándole una mirada cómplice a Dylan - Lo busqué día tras día siguiendo todas las pistas que se me presentaban hasta que en uno de los ataques de los lobos rojos a nuestro campamento decidí seguirlos hasta que encontré dónde se ocultaban. Es impresionante Maya - añadió sonriendo de satisfacción - Sólo habéis visto una parte de la manada, el resto da aún más miedo, Dylan y yo hemos estado comparando posibilidades, esta guerra está ganada, os superamos en número y no tenéis nada que hacer.

-Bonito discurso Parker, en serio me ha conmovido mucho - dijo Dylan burlándose de él - Pero dejémonos de explicaciones y pasemos a la acción - dicho esto echó mano de su espada y con un rápido movimiento se la introdujo a Parker a través de su espalda creando inmediatamente una mancha de sangre en la parte delantera de su camiseta.

Ahogué un grito y vi como Dylan sacaba su espada ensangrentada del cuerpo de Parker y éste caía al suelo abriendo la boca sin poder decir nada, hilillos de sangre goteaban de su boca y la mancha de sangre cada vez se hizo más grande mientras Dylan miraba con aprobación lo que había hecho.

-Venga no me digas que ahora te importa, cuando él iba detrás de ti nunca le hacías caso.

-¿Por qué lo has hecho? - preguntó Meg temblando.

-Sabía demasiado y era una carga - dijo mirando cómo Parker se dejaba de mover y no pestañeaba más.

-Lo has matado... - tartamudée como una tonta.

-No tiene importancia, no lo necesito para lo que tengo preparado, y ahora seguid andando o si no el siguiente será vuestro amigo - señaló a un Alan desplomado en el suelo - Ya veo que me has cambiado por otro, pero sabes perfectamente que yo era mucho mejor.

-Alan nunca traicionaría a sus amigos, eso lo hace mejor persona que tú - lo defendí yo.

Dylan me echó una sonrisa que cuestionaba lo que acababa de decir.

Enseguida una idea cruzó mi mente.

-¿Es que no me habéis oído? - preguntó enfadado Dylan - Camina.

Se acercó a mí para empujarme a andar, pero lo que no sabía es que me había librado de mis ataduras mientras hablaba, así que cogí la misma espada con la que había matado a Parker y se la clavé en una pierna.
Aproveché el momento de distracción para arrancarle la flauta que llevaba colgada al cuello y la soplé con todas mis fuerzas. No pasó nada.

Funciona. Venga, haz algo. Nada.

Dylan se repuso de la sorpresa y me echó una mirada asesina.

-Serás idiota, pequeña... - un sonido atronador no lo dejó terminar.

Era un sonido agudo y taladrante que no me dejaba pensar. Hubiera ido directa al suelo si no hubiese sabido lo que iba a pasar.

Los lobos rojos que nos vigilaban tampoco se pudieron resistir al sonido de la flauta, un brillo azul cruzó su mirada y empezaron a gruñir y sacar los dientes, temiéndome lo peor me giré hacia Meg y ella pensó lo mismo que yo porque cogió a Alan como pudo y se preparó para hechar a correr.
Entonces ocurrió lo que más esperaba, los lobos rojos se volvieron hacia Dylan.

-¿Qué os pasa? - preguntó éste desconcertado - Vamos, atacadlos. Ya. No podemos dejar que escapen.

Los lobos rojos no le hicieron caso, sin embargo siguieron gruñéndole.

-No cumpliremos más órdenes, y menos las de un mocoso despreciable como tú, durante mucho tiempo nos has manipulado y has jugado con nosotros a tu antojo - dijeron haciendo retroceder a Dylan.

En un segundo se lanzaron hacia él para atacarlo y él se intentaba defender tórpemente. No me quedé a ver terminar el espectáculo por miedo de que nosotras fuéramos las siguientes, ayudé a Meg a cargar con Alan y corrimos bosque abajo dejando a un indefenso Dylan y el cuerpo sin vida de Parker.

Diez minutos después nos ocultamos entre los árboles para descansar.

-No entiendo lo que ha pasado - confesó Meg dejando a Alan en el suelo - De repente se les iluminó la mirada y por arte de magia se revelaron contra Dylan.

-Eso es justo lo que tenía que pasar - expliqué - Cuando he soplado la flauta he liberado de su maldad a los lobos rojos , Meg - grité de alegría - Si volvemos al campamento antes de que lleguen el resto de la manada de lobos rojos a invadirlo podremos detenerlos.

-¿Así de fácil? ¿Y si no funciona? No quiero ser negativa pero no tengo total confianza en la flauta - dijo examinándola.

-¿Entonces por qué has venido? Hemos venido expresamente aquí sólo por la flauta, es lo último que nos queda.

Antes de que Meg pudiera replicar los lobos rojos aparecieron y nos rodearon, instintivamente cogí la daga de Alan para defenderme.

-No os haremos daño - se adelantó uno de ellos - Cuando has tocado la flauta nos dimos cuenta de nuestro error y decidimos arreglarlo.

-¿Está Dylan...? - pregunté con voz temblorosa.

-No, escapó en el último momento - dijo otro lobo gruñendo - Y ahora mismo se dirige hacia el resto de la manada para contarles lo que ha pasado e invadir vuestro campamento.

-Hemos tardado muchos días hasta llegar aquí ¿Cómo volveremos a tiempo? - se lamentó Meg mirando a Alan.

-Os devolveremos el favor - dijo otro lobo - Vosotros nos habéis liberado de nuestro oscuridad y nosotros os llevaremos de vuelta a casa. Sólo tenéis que montar en nosotros y en un par de horas llegaremos allí - finalizó doblándose sobre sus patas para que pudiéramos subirnos a ellos.

-Eso lo mejor que podemos hacer - razoné cargando a Alan en uno de los lobos. Una de las cualidades de los lobos rojos es que son más grandes que un lobo normal.

Recorrimos todo el camino de vuelta a casa hasta que al final llegamos a la gran cueva que ocultaba nuestro campamento.

-Gracias por traernos de vuelta - dijo Meg cogiendo al todavía inconsciente Alan - ¿Luchareis con nosotros?

-Ahora que somos libres preferimos no mezclarnos con humanos - reconocieron y se fueron corriendo.

-Bienvenida a casa - dijimos Meg y yo al unísono.

El Lobo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora