Me quedé tan pasmada que se me olvidó cómo respirar.
-¿Por qué lo hiciste? - fue lo único que conseguí decir.
-Porque la guerra ya estaba perdida, nos llevaban ventaja y yo necesitaba ir un paso por delante - dijo con total tranquilidad - Y como sospechaba que Dylan pensaba lo mismo decidí buscarlo - continuó echándole una mirada cómplice a Dylan - Lo busqué día tras día siguiendo todas las pistas que se me presentaban hasta que en uno de los ataques de los lobos rojos a nuestro campamento decidí seguirlos hasta que encontré dónde se ocultaban. Es impresionante Maya - añadió sonriendo de satisfacción - Sólo habéis visto una parte de la manada, el resto da aún más miedo, Dylan y yo hemos estado comparando posibilidades, esta guerra está ganada, os superamos en número y no tenéis nada que hacer.
-Bonito discurso Parker, en serio me ha conmovido mucho - dijo Dylan burlándose de él - Pero dejémonos de explicaciones y pasemos a la acción - dicho esto echó mano de su espada y con un rápido movimiento se la introdujo a Parker a través de su espalda creando inmediatamente una mancha de sangre en la parte delantera de su camiseta.
Ahogué un grito y vi como Dylan sacaba su espada ensangrentada del cuerpo de Parker y éste caía al suelo abriendo la boca sin poder decir nada, hilillos de sangre goteaban de su boca y la mancha de sangre cada vez se hizo más grande mientras Dylan miraba con aprobación lo que había hecho.
-Venga no me digas que ahora te importa, cuando él iba detrás de ti nunca le hacías caso.
-¿Por qué lo has hecho? - preguntó Meg temblando.
-Sabía demasiado y era una carga - dijo mirando cómo Parker se dejaba de mover y no pestañeaba más.
-Lo has matado... - tartamudée como una tonta.
-No tiene importancia, no lo necesito para lo que tengo preparado, y ahora seguid andando o si no el siguiente será vuestro amigo - señaló a un Alan desplomado en el suelo - Ya veo que me has cambiado por otro, pero sabes perfectamente que yo era mucho mejor.
-Alan nunca traicionaría a sus amigos, eso lo hace mejor persona que tú - lo defendí yo.
Dylan me echó una sonrisa que cuestionaba lo que acababa de decir.
Enseguida una idea cruzó mi mente.
-¿Es que no me habéis oído? - preguntó enfadado Dylan - Camina.
Se acercó a mí para empujarme a andar, pero lo que no sabía es que me había librado de mis ataduras mientras hablaba, así que cogí la misma espada con la que había matado a Parker y se la clavé en una pierna.
Aproveché el momento de distracción para arrancarle la flauta que llevaba colgada al cuello y la soplé con todas mis fuerzas. No pasó nada.Funciona. Venga, haz algo. Nada.
Dylan se repuso de la sorpresa y me echó una mirada asesina.
-Serás idiota, pequeña... - un sonido atronador no lo dejó terminar.
Era un sonido agudo y taladrante que no me dejaba pensar. Hubiera ido directa al suelo si no hubiese sabido lo que iba a pasar.
Los lobos rojos que nos vigilaban tampoco se pudieron resistir al sonido de la flauta, un brillo azul cruzó su mirada y empezaron a gruñir y sacar los dientes, temiéndome lo peor me giré hacia Meg y ella pensó lo mismo que yo porque cogió a Alan como pudo y se preparó para hechar a correr.
Entonces ocurrió lo que más esperaba, los lobos rojos se volvieron hacia Dylan.-¿Qué os pasa? - preguntó éste desconcertado - Vamos, atacadlos. Ya. No podemos dejar que escapen.
Los lobos rojos no le hicieron caso, sin embargo siguieron gruñéndole.
-No cumpliremos más órdenes, y menos las de un mocoso despreciable como tú, durante mucho tiempo nos has manipulado y has jugado con nosotros a tu antojo - dijeron haciendo retroceder a Dylan.
En un segundo se lanzaron hacia él para atacarlo y él se intentaba defender tórpemente. No me quedé a ver terminar el espectáculo por miedo de que nosotras fuéramos las siguientes, ayudé a Meg a cargar con Alan y corrimos bosque abajo dejando a un indefenso Dylan y el cuerpo sin vida de Parker.
Diez minutos después nos ocultamos entre los árboles para descansar.
-No entiendo lo que ha pasado - confesó Meg dejando a Alan en el suelo - De repente se les iluminó la mirada y por arte de magia se revelaron contra Dylan.
-Eso es justo lo que tenía que pasar - expliqué - Cuando he soplado la flauta he liberado de su maldad a los lobos rojos , Meg - grité de alegría - Si volvemos al campamento antes de que lleguen el resto de la manada de lobos rojos a invadirlo podremos detenerlos.
-¿Así de fácil? ¿Y si no funciona? No quiero ser negativa pero no tengo total confianza en la flauta - dijo examinándola.
-¿Entonces por qué has venido? Hemos venido expresamente aquí sólo por la flauta, es lo último que nos queda.
Antes de que Meg pudiera replicar los lobos rojos aparecieron y nos rodearon, instintivamente cogí la daga de Alan para defenderme.
-No os haremos daño - se adelantó uno de ellos - Cuando has tocado la flauta nos dimos cuenta de nuestro error y decidimos arreglarlo.
-¿Está Dylan...? - pregunté con voz temblorosa.
-No, escapó en el último momento - dijo otro lobo gruñendo - Y ahora mismo se dirige hacia el resto de la manada para contarles lo que ha pasado e invadir vuestro campamento.
-Hemos tardado muchos días hasta llegar aquí ¿Cómo volveremos a tiempo? - se lamentó Meg mirando a Alan.
-Os devolveremos el favor - dijo otro lobo - Vosotros nos habéis liberado de nuestro oscuridad y nosotros os llevaremos de vuelta a casa. Sólo tenéis que montar en nosotros y en un par de horas llegaremos allí - finalizó doblándose sobre sus patas para que pudiéramos subirnos a ellos.
-Eso lo mejor que podemos hacer - razoné cargando a Alan en uno de los lobos. Una de las cualidades de los lobos rojos es que son más grandes que un lobo normal.
Recorrimos todo el camino de vuelta a casa hasta que al final llegamos a la gran cueva que ocultaba nuestro campamento.
-Gracias por traernos de vuelta - dijo Meg cogiendo al todavía inconsciente Alan - ¿Luchareis con nosotros?
-Ahora que somos libres preferimos no mezclarnos con humanos - reconocieron y se fueron corriendo.
-Bienvenida a casa - dijimos Meg y yo al unísono.
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El Lobo Rojo
Adventure¿Qué pasaría si una noche a las tres de la madrugada te tuvieses que enfrentar contra un lobo que entra en tu casa con la única ayuda de un desconocido en el que tendrá que confiar? ¿Y si tuvieses que dejarlo todo atrás para aprender a luchar? Alan...