12.El tiempo lo arreglará.

37 5 0
                                    

Y así pasaron un par de semanas, yo seguía mejorando e intentando llevar a cabo la misión de Dante aunque sin resultados.

Cada vez me sentía más a gusto estando quí.

En una de nuestras clases de entrenamiento apareció Maya, totalmente recuperada, para enseñarnos cómo lo hacía ella, lo que yo consideré a cómo se luchaba de verdad. Los lobos blancos se ofrecieron de ayuda, Maya por supuesto se emparejó con Nakawé y yo con la loba Amaru. Esa fue una de mis clases favoritas, aprendimos más de lo que creímos, nos divertimos y no hubo malos rollos'.

A estas alturas los novatos ya no lo éramos tanto a paración de los nuevos que llegaron.

Pobres novatos - pensé recordando el día en el que yo había entrado por primera vez por esa puerta. Solo y asustado. Esas eran las palabras que mejor me definían.

Como todos decían con el tiempo te acostumbrabas e incluso le tomabas cariño. El aparato dejaba de doler.

Lo sé, es una metáfora un poco absurda, pero puede valer.

(...)

Era una tarde calurosa de principios de julio, para ser exactos de 16 de julio. Yo iba directo al comedor con un león rugiendo dentro de mi, pero Oliver me interceptó en el camino y calló al león.

-Hola Alan, siento el recibimiento, pero Dante quiere hablar contigo en el recinto de entrenamiento que está al aire libre.

-¿Tan importante es? - pregunté.

-No me ha dicho nada, pero por la expresión de su cara parecía serlo.

-Está bien.

-Mucha suerte - murmuró entre dientes.

Mientras iba de camino empecé a darle vueltas a lo que Dante quería decirme. Podría ser algo bueno, cosa que dudo, o algo malo, que sería lo más probable. Cuanto más lo pensaba más nervioso me ponía y cuanto más nervioso me ponía más me costaba pensar.

Sólo era mi manera de ser.

No me gusta que me dejen con la intriga, es casi tan malo como un libro con final abierto.

Entré en la sala de entrenamiento, fui hasta la pared del fondo y abrí la puerta para entar en un pasillo que estaba conectado con la sala de almacenamiento y el exterior.

Abrí la puerta con las manos temblorosas y solté un gran suspiro antes de salir fuera.

Me encontré con una gran explanada llena de dianas para el tiro con arco. Cerca de una de ellas estaba Dante hablando con...Maya.

Si esos dos querían hablar sólo conmigo era una mala señal seguro.

Dante me miró y fue directo y frío como una ducha por la mañana.

-¿Estás preparado Alan? - preguntó.

-¿Preparado para qué?

-Tenemos  que hablar contigo sobre algo - dijo Maya seriamente.

¿Por qué no me lo contaban de una vez? Cuanto antes empezaran antes podría alimentar a mi león interior.

-Hemos observado que últimamente has mejorado mucho en estas semanas - empezó Dante.

-Y así es - respondí.

-Dante y yo creemos que ya estás preparado para pasar al siguiente nivel, el nivel experimentado.

Se me hizo un nudo en la garganta y por un momento pensé que el corazón se me saldría por la boca de lo rápido que me iba.

-¿De verdad? - pregunté alucinado.

El Lobo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora