✐Henry ft Mark of NCT- I wanna go Into Your Heart.
— ¡No puedo hacerlo! — lloriqueé mientras me metía un puñado de bolitas de chocolate a la boca. — ¿Por qué esto esta tan bueno? ¡Soy una gorda! ¡Park tiene toda la razón!
A mi lado, Jae se encogió un poco y me palmeo los hombros con una sonrisa, sin saber qué hacer. Seokjin estaba frente a nosotros con una taza de té verde en la mano y una revista de cocina en la otra. Era nuestro descanso y a pesar de que había dicho que iba a ser más valiente de ahora en más, lo único que había logrado era comenzar a lloriquear cuando recordé que en dos días debía ir a casa de mi padre y peor aún, ¡Hoseok estaría allí con esa tipeja!
Habían pasado un par de días y aún seguía lamentándome. Había tratado de ocupar mi mente lo más que podía al darle asesorías a Jungkook y Tae por las tardes, ver chismorreo en internet, comenzar el proyecto que Jimin y yo debíamos hacer, — aunque la pendeja de mi persona lo haría todo, a fin de cuentas — y, sobre todo, escuchar música a todo dar por horas. Cuando por fin decidí que era hora de terminar mi pequeño drama, Jae me preguntaba sobre la universidad, ¡jodida universidad!
El drama de Hoseok ni siquiera me dejaba concentrarme. Había sido reganada varias veces por los tutores, perdido mis notas e incluso había olvidado ensayos importantes, en realidad, no creía que mis días pudiesen empeorar. De no ser, porque además, tenía que entregar un esquema para el sábado y ni siquiera tenía idea de que carajos era un esquema.
— ¡Deja de lloriquear, muchacha estúpida! — Jin dejó la taza en la plancha y se volteó con la revista enrollada. — ¡Jiyoon! ¡Aconseja a la niña! Está teniendo una crisis amorosa.
Jiyoon se levantó del suelo y dejo el móvil a un lado. — Jin. Sensibilidad, ¿si?
— ¡No deja de lloriquear! — Seokjin y Jae me regañaron. Saqué el bol de mi regazo y se lo tendí a Jae que lo coloco en la alacena más alta.
— A ver, ¿Qué está pasando? ¿Es por Hoseok? — Asentí con pesar e intenté buscar el bol de nuevo, pero Jae se colocó frente a la alacena con una mirada reprobatoria. Agh, me sentía terriblemente estúpida cada vez que oía su nombre. — ¿Crees que llorando harás algo? Ah Rin, tienes 20 años. Te ha gustado ese muchacho desde mucho tiempo y ¿simplemente vas a ponerte en este estado? Menuda estupidez, tú no eres así. Oh y sé que a ustedes dos, — señaló a Jin y Jae al mismo tiempo, que negaban con la cabeza ante las palabras de la mayor— les parecerá estúpido; pero ese cabeza dura, ha sacado poco a poco a esta pioja de su caparazón. Así que, es un idiota sí. ¿Piensa con su medio testículo? También. Pero si ella quiere luchar por ello, entonces vamos a apoyarla, ¿entendido? — Ante el silencio de ambos, reiteró. — Si no aceptan no les invito a comer carne nunca más.
— Como mande, patrona. — Ambos se miraron y aplaudieron en puro sarcasmo con una sonrisa en sus caras, asintiendo con rapidez. Seokjin habló mientras se ajustaba de delantal y hacia un saludo militar
— Pero Jiyoon noona, — Jae interrumpió y la chica le lanzo dagas con la mirada, lo que hizo que el alzara las manos y se diera la vuelta. — Nada, ¿quién iba a decir algo? Yo no. Mejor me voy a mi puesto, ¿sí? Te espero allá, Ah Rin noona.
Y atropelladamente salió de la cocina. Miré a los dos mayores restantes y sonreí. Jin y Jiyoon eran lo más parecido a un hermano y hermana mayor. Siempre velaban por mí y jamás pedían algo a cambio. Los respetaba más que a mis propios padres, porque, sin lugar a dudas, eran mucho más maduros que los anteriores. ¿Cuándo había sido la última vez que alguno de esos dos se había dignado a darme un concejo? O siquiera preguntar "¿Has dejado tus malos hábitos de comer tarta en el desayuno?" Así es, nunca. Estaba acostumbrada a ello, después de Hoseok, las únicas personas que realmente se inmiscuían en mi vida como si fuesen detectives privados, eran esos dos que discutían frente a mí. Bueno, quizás no eran los más experimentados, pero Jiyoon y Jin eran mis mejores confidentes en esos aspectos.