✎Kang Seungyoon [WINNER] » You.— ¡Agh, no entiendo teología! Es como si fuera español, tal vez debería fallar la materia de una vez, así no tendría que verle la cara a la profesora mientras remarca mi cero en la hoj-... ¿Me estas escuchando? — YoungAe chasqueó sus dedos frente a mí y despegué mi mirada lentamente del libro que tenía en las manos.
— Mjum, claro que estaba escuchando. — Dije mientras volvía a mi posición anterior, con la cara entre el libro y mi cabello formando una cortina para que mi rostro no se distinguiera. — Solo estoy leyendo.
— Mi mejor amiga es un genio. — Dijo mientras buscaba su lapicera en el estuche negro con lentejuelas que traía.
— ¿Por qué lo dices? — Pregunté aún tratando de desviar mi mente de la figura que se encontraba — o se suponía— al otro lado del campus.
— Inventaste una nueva forma de leer.
— ¿Uh?
— Esta al revés.
Bufé y cerré el libro mientras lo deslizaba por la mesa hasta su puesto original. — Ya lo sabía.
— Sí, claro. — Dijo mientras abría un libro de texto cualquiera que había sacado de su bolsa, colocaba su móvil dentro y comenzaba a curiosear en él. — Por cierto, ...
— ¿Qué pasa? — Me recosté en el respaldo de la silla y tomé un cuaderno para revisar mis notas del periodo anterior.
— Código Sol. Jung viene para acá.
Gire mi cabeza en todas direcciones y me levante lo más rápido que pude. Tomé la bolsa y corrí en dirección a la otra ala de la biblioteca. Busque el cubículo más desierto y me apoyé en la estantería que daba a la pared. Solté un suspiro aliviado al darme cuenta de que casi nadie se encontraba alrededor.
Días después del pequeño incidente del local, Hoseok se encargó de hacer un pequeño interrogatorio de lo que sucedió en Mellow Mood, y a pesar de que no di demasiadas explicaciones, su curiosidad parecía tener límites inimaginables.
— ¿Crees que no me he dado cuenta? — Hoseok me habló desde la estantería trasera. Lo suficientemente cerca como para rozar su aliento con mi cabello. Trastabillé y deje caer unos cuantos libros al suelo, haciendo suficiente ruido como para que varias personas se dieran cuenta del pequeño incidente. Inhalé sonoramente y coloqué una mano en mi pecho.
— ¿Quieres asustarme hasta los huesos o qué? — Dije mientras intentaba agacharme, pero su mano en mi brazo me detuvo. — ¿Qué pasa?
— ¡Me estas evitando y me siento solo! — Respondió mientras jaloneaba mi brazo y torcía un poco sus labios.
— No estoy evitándote, Hoseok. — Respondí intentando colocar una distancia prudente entre ambos; retrocedí unos cuantos pasos con una pequeña mueca nerviosa y me devolvió la mirada cargada de un sentimiento que no podría explicar.
— Ah, ¿no?
Se acercó con cautela mientras yo retrocedía unos cuantos pasos y con ello, me choque con la estantería, se tambaleo un poco y sentí la vibración de los libros al caerse por la otra cara del librero; aunque ese mismo tambaleo lo podía sentir en mi corazón en este momento.
— Entonces, ¿Por qué no me miras? — Hoseok se acercó mucho más y me acorraló contra la estantería mientras colocaba su brazo por encima de mi cabeza. — Mírame.
Tomo mi mentón con delicadeza y lo levantó. Estoy segura de que, en ese preciso momento, mis mejillas, mis orejas y todo mi rostro en general, debía ser la réplica más exacta de una cereza en estado natural. Sus ojos estaban taladrando a los míos y extrañamente, no me sentía incómoda en lo absoluto; me quede en silencio por varios segundos, apretando mis labios e intentando no dirigir mi vista a los suyos. Una pequeña sonrisa se estiró desde la comisura de sus labios hasta que se convirtió en una sonrisa entera: brillante y juguetona.