C i n c o

2.7K 290 84
                                    



✎Block B- Be the Light.

—   Tae, por millonésima vez ¡estoy totalmente bien! — Exclame al chico al otro lado de la línea. Probablemente porque no había dejado de llamar desde que pise mi apartamento y conteste su mensaje. —Simplemente, tuve que hacer algo urgente, prometo que mañana iré contigo y el chico, en serio.

—   Pero Rin Rin, ¡no te escuchas nada bien! ¡Te conozco, tengo un radar y lo sabes, hasta presiento que has estado llorando! Escucho tus mocos desde aquí.

—   Estoy bien Tae... Tengo tarea que hacer y estoy hasta la coronilla de papeles ¿te veo mañana sí?

—   Rin-...—

Colgué la llamada y suspiré. Coloque el celular dentro de mi bolsillo de nuevo, tome la lata de cerveza y di un gran sorbo mientras observaba a Baekdu correr por las calles. Bien, había mentido y me estaba arriesgando a que alguien viniera y me robara o me secuestrara, pero después de la pesada tarde, lo que menos quería era lidiar con explicaciones, en las que probablemente terminaría llorando, maldiciendo al mundo y a mi mala suerte.

Silbe y Baekdu corrió hacia mi jadeando y meneando su cola. — ¡No vayas a perderte! Mira que si te pierdo me quedo sin compañero de piso.

Coloque la correa en su collar y camine mientras daba pequeños sorbos a la lata que recién había comprado en una tienda de conveniencia cercana. Anduvimos por varias calles mientras ganaba un par de miradas curiosas. ¿Qué? ¿Es tan extraño ver a una chica con cerveza con su perro rechoncho y adorable?

A pesar de que eran pasadas las 11 y probablemente Mellow Mood estuviese cerrado, me dirigí hacia allá. Tras un par de callejones en los que casi me infarto, logre divisar el pequeño letrero neón que ahora estaba opaco porque las luces no estaban encendidas. Me apresure a buscar las llaves del local, por lo que deje caer mi bolso y accidentalmente solté la correa de Baekdu, que, suficientemente emocionado, corrió lejos de mí.

—   ¡Mierda! — Siseé y colgué mi bolso alrededor de mis hombros lo más rápido que pude, para luego correr detrás de él. — ¡Baekdu!

Coloqué mis manos sobre mi cabeza y apreté mis dientes fuertemente para no empezar a soltar palabras no ortodoxas al aire, solo hasta que escuche ladridos en el callejón donde suelo tirar la basura.

Con el miedo brotando de mis poros, camine a paso lento hacia el callejón; divise al canino dar vueltas sobre algo y luego morderlo. Me acerque lentamente y cuando divise la tela rasgada de unos tejanos, ahogue un chillido y tape mi boca con mis manos.

—   ¡Baekdu, Baekdu! — Susurre con cautela. —¡Ven aquí, aléjate de eso!

Pero mi perro parecía bastante entretenido con morder los zapatos de quien quiera que estuviese inconsciente o peor, frente al contenedor de basura. Dejé escapar un suspiro ahogado cuando observe como atrapaba los tejanos en sus dientes y los halaba con fuerza.

—   Oh mierda, aléjate ya perro... — ¿Los cadáveres no hablan cierto? Y tampoco se mueven por lo que cuando observe una mano colocarse en la cabeza de Baekdu mientras la palmeaba levemente, decidí acercarme aun si estuviese condenándome a traumarme por toda la existencia.

Era un chico. Tenía los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el contenedor de basura. Sus facciones eran bastante afiladas, los labios gruesos y el cabello rubio cereza alborotado. Sus mejillas estaban tintadas de un color carmín muy familiar para mí y arrastraba las palabras como si no pudiera con ellas. Aunque, me fije en su vestimenta y deduje que vendría de Hongdae o quizás, Gangnam. ¿Jeans rasgados, ropa demasiado grande y botas caras? Nada que fuese común por estos lados del vecindario. Pero, extrañamente, era llamativo. Por no decir que era condenadamente guapo. ¿Qué hacia un chico como este aquí, tirado entre bolsas mugrientas y probablemente borracho hasta la medula?

Stress◦Hoseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora