✎I'm Young – Taehyun (EXIT:E)Caminamos sin mediar palabra alguna hasta llegar a un callejón a pocas cuadras de su casa. Nuestros pensamientos eran lo suficientemente ruidosos como para llenar aquella incómoda atmósfera que nos cubría a ambos. A estas alturas ni siquiera estaba segura de sí a la persona frente a mi le importase, pero aun así me encontraba aquí, parada frente a él, esperando explicaciones vacías para sentirme mejor conmigo misma. Recosté mi cuerpo en la pared, desviando la mirada a cualquier punto en el maloliente lugar solo para no tener que mirarlo a los ojos y quebrarme al instante.
Sin embargo, debieron pasar algunos minutos en los que nos mantuvimos en absoluto silencio pues los únicos sonidos que podían escucharse claramente eran los rugidos de los autos al pasar, conversaciones despreocupadas de los transeúntes y aquel goteo en la llave de la pared junto a él.
Plop. Plop.
— Lo siento. — Dijo y aunque no levante la cabeza, no tenía que hacerlo para saber que no había expresión alguna en su rostro mientras decía aquello. — Por lo que has visto.
Plop.
— ¿Ibas a decírmelo? — Me atreví a preguntar, aún sabiendo que su respuesta iba a torturarme de cierto modo.
— No.
Plop.
Apreté los dientes y subí la mirada. Me encontré con sus orbes oscuros nublados por la decepción y sus puños apretados por la impotencia. Asentí y dejé escapar una carcajada que terminó quebrándose por la sensación ardiente que se apropiaba de mi garganta.
— Pudiste haberlo hecho. — Dije, aguantando las ganas de correr a cualquier lugar lejano y desaparecer de su vista. — ¿No somos amigos?
Se pasó la mano por el cabello y el rostro, aparentemente frustrado. Si quería decir algo, era el momento. ¿Por qué callar? Somos jóvenes y nos equivocamos. Somos estúpidos, es naturaleza humana. ¿Por qué temer?
De repente encontré un cúmulo de emociones desconocidas brotando de mí. Arrastré mi cuerpo por la pared y abracé mis piernas en cuanto sentí el mugroso suelo bajo de mí. Era como estar en medio de un puente de tablillas a punto de colisionar. De un lado encontraría paz y en cuanto pisara aquel lugar, olvidaría cualquier resquicio de preocupación; en la otra punta, nada me garantizaba encontrar aquella perfecta felicidad, pero una pequeña luz brillaba al final del camino. Estaba atrapada en el medio, con las tablillas temblando bajo mis pies y el corazón tan confundido que no distinguía su propio destino.
— ¿Por qué no hablas? — Bramé con las lágrimas atoradas en mi garganta y la voz tan quebrada como mis emociones en aquel momento. — ¿Por qué callas y te reservas todo? Ya no confías, te ocultas. Esa actitud tuya, ese escudo que has estado formando, no lo quiero. Lo detesto. Estas aislándote, Hoseok. Tú mismo lo has dicho, no ibas a contármelo, entonces, ¿cuanto más ibas a soportar tu solo?
— Lo suficiente como para no tener que preocuparte. — Hoseok me miró y percibí la soledad que brotaba de cada una de sus palabras. — No me importa salir lastimado, Rin. Puedo soportarlo, sé hacerlo; pero no quiero dañarte. — Inspiró y temblé ante sus siguientes palabras. — Pero sigo siendo tan egoísta que no puedo alejarme de ti.
Plop.
Las gotas comenzaron a nublar mi vista en cuanto levanté la cabeza e intenté mirarle a los ojos nuevamente. Por favor, entiende de una vez. — Pero lo estás haciendo. Estas alejándome de ti. ¿Q-Que ha sido eso allá dentro? ¿Qué está sucediendo contigo?