✎ Around You — Hyunjin (of Loona)Desde aquella conversación, las cosas se habían aligerado un poco entre ambos. Aun así, mi corazón no podía sentirse tranquilo. Era como si hubiese tenido todas las pistas pero no pudiese concluir nada acerca de aquel misterio; me inquietaba y me hacía ver sombras en aquellas sonrisas suyas.
¿Qué tanto había estado ocultándome todo este tiempo?
¿Qué tan lastimado estaría su corazón?
Trataba de alejar aquellos pensamientos de mi cabeza lo mejor que podía, pero seguían ahí. Lo quisiera aceptar o no, el sentir que Hoseok no confiaba en mi como antes, me lastimaba un poco. Quizás estaba siendo egoísta, pensando que simplemente quererle me haría feliz. No me detuve a pensar en él, en el peso de la responsabilidad y la incertidumbre. Si tan solo me tendiese su mano, me iría con él hasta el fin del mundo. Y precisamente aquello es lo que me proponía de ahora en más. Seria yo quien le tendiese una mano. Sin importar lo mucho que pesara o con lo que pudiera encontrarme.
Claro que mi plan no había sido puesto en marcha aún. La semana había estado repleta de trabajo; Jiyoon había salido de viaje por lo que nuestras responsabilidades se habían incrementado. La mayoría de los días tenía que quedarme arreglando cuentas con Jin o simplemente arreglando el local para aligerar la carga de Jae. No me molestaba en lo absoluto, me sentía más tranquila fuera de aquellas cuatro paredes que llamaba hogar.
Hoy, apenas había podido concentrarme y eso que había entendido perfectamente las lecciones anteriores. Cada que intentaba enfocarme en el tema, mi mirada caída de soslayo al asiento vacío junto a mí. ¿Dónde está ahora? Me pesaba algo el pensamiento,pero, por el bien de mi promedio académico, bloquee mis preocupaciones y me concentré en la clase. Al finalizar, observé como los asientos eran desocupados poco a poco y el profesor se retiraba del aula.
Era mi última clase del día, así que me recosté sobre la fría superficie de madera de la mesa y volteé mi cara hacia la ventana.
Estaba lloviendo. Las gotas resbalaban por el vidrio como lágrimas, quizás sería aquel melancólico clima pero comenzaba a sentirme más tranquila. Observar la fina capa de agua que se formaba sobre el cristal, la forma en que las gotas corrían sobre la superficie y finalmente, el sonido envolvente de la lluvia al caer. Estaba encantada de escuchar aquella sinfonía natural, tanta calma pero tanta tempestad a la vez. Era así como me sentía en aquel momento: como un arroyo a la espera de la corriente. Y es que había fallado tantas veces que empezaba a creer que simplemente ya no se trataba de oportunidades si no de casualidades. Pero la verdad es que no era el final. Se trataba de un inicio turbulento, donde a pesar de que encontrara mil razones para abandonar, me dedicaría a encontrar otras mil para seguir adelante.
Estaba bien temer.
Estaba bien no saber qué hacer.
Todo va a salir bien, solo hay que tener fe.
Al final, lo único que se pierde es la esperanza. Y si de algo estaba completamente segura, es que no todo estaba perdido.
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No supe cuánto tiempo me habría quedado en aquella sala. Pero para cuando desperté, la estancia se había teñido con los cálidos colores del atardecer. Mis ojos poco a poco se fueron enfocando en aquella escena, mi pecho llenándose de una esperanza tan sublime como el viento agitando la hierba fuera del campus a través de la ventana. Quise levantarme pero me di cuenta que alguien tomaba mi mano y cuando me gire a ver de quien se trataba, me encontré con el perfil de Hoseok. Sus ojos estaban cerrados y se aferraba a mi mano con fuerza, sus dedos entrelazados entre los míos y aquella expresión tan pacifica en su rostro terminaron de eliminar las dudas en mi cabeza.