T r e c e

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Taeyeon- Fine.

—   ¿Qué está sucediendo con usted, señor Jung?

Levanté la cabeza y observé como el profesor le entregaba una hoja de papel a Hoseok. Reprobado. De nuevo.

—   Lo siento.

—   No basta con decirlo, Jung. Será mejor que empiece a estudiar si no quiere reprobar el semestre y quedarse atrás— El profesor negó con la cabeza y luego sacó otra hoja del montoncillo para pasármela. — Felicitaciones señorita So, nuevamente la mejor de la clase.

Y ahí va. ¿Necesita hacer un comentario como ese?

Asiento sin mucho interés y tomo la hoja mientras inclino la cabeza. Hoseok, a mi lado, me arrebata la hoja de las manos y deja escapar un largo: Woah.

—   ¿Cómo lo haces, Rin? — Le da vuelta a la hoja y escanea cada una de las respuestas, al darse cuenta de que no hay una que sea incorrecta, chasquea la lengua y su pecho se infla. — Eres bonita e inteligente, ¿hay algo que no tengas?

A ti.

Pero me río y le quito la hoja de la mano mientras la entierro en mi bolsa. — No es la gran cosa, eh.

—   ¡Claro que sí! — Me dice mientras coloca su mano en mi cabeza y la acaricia suavemente. — Rin, lo estás haciendo bien.

Puede que muy dentro de mí, necesitara aquellas palabras. Que alguien me asegurase que mi vida no se estaba saliendo de control y que las decisiones que continuaba tomando no eran inestables y estúpidas. Que poco a poco estaba sumergiéndome en mis propias dudas y que ni siquiera mi cama era lugar para que mi mente descansase. Estaba al tope. Necesitaba ponerle un alto a esto y el colmo era que no sabía cómo.

La clase había retomado su rumbo nuevamente y mientras que Hoseok tomaba notas a mi lado, mis ojos comenzaban a pesar cada vez más. Probablemente fuese a ganarme un regaño monumental o quizás trabajo extra si me cachaban durmiéndome en clase a estas alturas, pero parece que mi reloj de sueño estaba jugándome una mala pasada.

—   Rin, ...— Hoseok susurró sin dejar de ver al frente. Aun tecleando en mi laptop me dio una rápida mirada. — ¿Estas cansada?

Niego lentamente mientras me pongo a garabatear en el cuaderno. Hace rato que no presto atención así que ya ni vale que intente agarrar el hilo, aunque mientras más me enfoco en los trazos del lapicero, mayor es el mareo que me produce el cansancio. Aprieto los ojos con fuerza y me llevo una mano a la frente mientras maldigo por lo bajo. Tengo que comenzar a dormir mejor o mi cabeza me va a pasar una factura bien cara.

Repentinamente, observé como mi cuaderno fue deslizado por la mesa y era reemplazado por la laptop, la cual era lo suficientemente grande como para taparme el rostro. Hoseok musitó un "Descansa" mientras señalaba el aparato y el continuaba los apuntes. A la mierda. Agradecí que tampoco estuviésemos sentados en el medio esta vez y había una distancia prudente en la que el profesor probablemente ni notaría que me estaba quedando dormida. Me apoyé con ambos brazos en la parte libre del tablero mientras le echaba un vistazo a Hoseok.

Desde mi posición podía ver la línea de su mandíbula en todo su esplendor, las venas en su cuello, las pequeñas líneas que había debajo de sus ojos y la forma en que mordía su lengua demostrando lo concentrado que estaba. Me gustaba mirarle. Había algo en el que era diferente al resto. No era su cabello, ni sus ojos, ni cualquier otra superficialidad humana. Quizás era su corazón, sus sentimientos. No iba a mentir, entenderle era confuso. Muchas veces pensé que aquella simpatía era fingida, pero con el tiempo, empecé a darme cuenta de que era más un escudo que cualquier otra cosa.

Stress◦Hoseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora