✎Lee Hi- My Star.
— ¿Choco Pops?
— Sip.
— ¿Nachos?
— Listo.
— ¿Vodka y Whisky?
— List-... — Miré a Yoongi apoyado en el carrito y fruncí el ceño. — No voy a comprar eso, yo no soy la alcohólica aquí.
— ¿Recuerdas aquella noche que salve tu trasero de estar borracha para, uh, toda la eternidad? ¿Recuerdas cuando cuide a tu perro obeso por tres meses? ¿Recuerd-...
— Odio tener que decir que sí... — Le detuve y tomé el puente de mi nariz entre mis manos mientras intentaba alcanzar una lata de aceitunas, intentando ignorar aquellos incomodos recuerdos de mi mente, finalmente cabeceé y le señalé el pasillo 4 sin mirarle a la cara — Busca tus condenadas botellas antes de que me arrepienta.
— Joder, Ah Rin; que estoy reventado. — Frunció los labios en un puchero "inocente" y arqueé una ceja al mirarle. — No tengo fuerzas, tía.
— ¡No me vengas con eso! — reclamé, mientras dejaba caer unas cuantas latas de aceitunas en el carrito. — Ayer no tenías trabajo, mentiroso.
— Fui al underground, estúpida.
Inmediatamente me calle. Eso me recordaba la pequeña invitación de Ji Ho y como le rechacé olímpicamente porque mi corazón y mi mente jugaron a estratega final, con resultado: Contrariemos más aun a Ah Rin, ¡es el triple de divertido!
Sí, me sentía como una idiota porque aun quería pelear por un sentimiento que comenzaba a creer que cultivaba con ilusiones. Escuché como Yoongi arrastraba el carrito con pesadez a mi lado y seguido, lanzó unas cuantas bolsas de sus frituras favoritas dentro.
— Hay algo que no me estas contando. — Dijo con seguridad. Se detuvo cuando vio unas manzanas verdes frescas y cogió dos con agilidad. — Puedes escupirlo cuando quieras, tengo toda la eternidad.
El sarcasmo en su voz me pareció más gracioso que otra cosa así que deje que una risilla nerviosa se me escapara de los labios. — ¿De qué hablas?
— Escuche ayer a Zico quejarse toda la noche porque una tía le había rechazado.
Me mordisqueé el labio y cogí dos barras de granola de una cestilla junto a la caja registradora más cercana. No era que estuviese al borde de la tristeza porque me había perdido de un beso con semejante ser, pero, más que otra cosa, estaba avergonzada. Siempre había sido una persona que se interesaba demasiado por el que dirán y en este momento, no era la excepción. Yoongi continúo manejando el carrito hasta que llegamos a otra caja con menos personas y se plantó frente a la barra con cara de pocos amigos, vació todo el contenido en menos de lo que canta un gallo y se dirigió a mi lado para empujarme y hacer que torpemente efectuara el pago de todos los artículos.
— ¡Vale, ya está! — Dije una vez que el cajero me dio el pequeño recibo y Yoongi me arrastró hacia el pasillo de mala gana. — Y-yo, no le di un...— Bajé mi tono de voz hasta que se volvió un susurro. — un beso.
— ¿Un? Anda Ah Rin, ¿no le diste un salchichazo o qué?
— ¿Qué? ¡No!
— ¿Entonces qué coño no le diste? — El peliverde comenzaba a impacientarse, lo notaba por el ligero golpeteo que su pierna hacía en el suelo. — Con tal de que no golpearas sus bol-...
— No lo besé. — Dije en voz alta mientras prácticamente corría a tomar mis bolsas con las manos picándome por la vergüenza. — Lo rechacé porque, no lo sé, simplemente no podía hacerlo, ¿bien?; ¿contento?