La beneficencia de las huecas

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-Bien, te escucho- empezó a calmarse mi padre.

-Lo que sucede es que a Diego lo asaltaron- tras la expresión dramática de Michelle, una expresión de horror apareció en el rostro de Andrea- Así es madre, ya ni estas calles son seguras...

-Al grano, Michelle- la cortó mi padre.

-¡Lo asaltaron! Y mira cómo lo dejaron- se acercó a Diego señalando sus heridas- así que como se encontraba cerca, vino a que lo ayudara.

Mire a Diego de reojo. Tanto él como yo, nos moríamos por decir la verdad y finalmente gritar al mundo que estábamos juntos, pero Michelle nos tenía contra la espada y la pared. Acorralados.

Decir la verdad era un peligro para Diego, pues si mi papá no estaba de acuerdo, podría denunciarlo y él podría ir preso. Pero por otro lado, no queríamos seguir viviendo así, siempre ocultándonos y viviendo a la voluntad de Michelle. La verdad era, que nuestra relación es más difícil de lo que creemos.

-¿Por qué están todos en la habitación de Lola?- exigió saber mi padre.

-Porque...- Michelle miró al rededor disimuladamente hasta que encontró lo que buscaba- porque aquí está el botiquín- agarro el objeto victoriosa.

¿Cómo es posible que todas sus mentiras les salgan bien? ¿Por qué sus malévolos planes le salen perfectos?

Mi padre nos miró sospechoso por unos instantes. Yo no me encontraba nerviosa ni asustada, lo que más quería era que mi papá se diera cuenta que era una mentira y nos viéramos obligado a decirle la verdad, pero sabía que no era prudente...no en estos momentos.

Y hablando de momentos, Ethan apareció justo en ese momento en las mismas condiciones que Diego; labios partido y un ojo hinchado. Genial, no creo que Michelle salga de esta.

-¿Ethan, qué te pasó?- cuál madre asustada preguntó Andrea al verlo ingresar por la habitación.

-¡También lo asaltaron!- saltó Michelle antes de que él pudiera responder.

Ethan miraba con resentimiento a Diego y este solo tenía una sonrisa de medio lado. Hombres ¿Qué no pueden dejar de ser tan salvajes? Esto no es una competencia o una guerra de marcar territorio.

Mi padre se sobo las cienes. Estaba segura que no se creía nada el cuento de Michelle, pero era de noche y estaba cansado así que decidió no pedir más explicaciones.

-Tienen 15 minutos para ayudarlos, después quiero todas las luces apagadas y Diego en su casa- nos ordenó mi padre a Michelle y a mi.

Salió de la habitación dejando a Andrea aún observándonos. Con ella no había tenido mucha oportunidad de hablar pero estoy segura que es mucho más lista y menos incrédula que mi padre, al fin y al cabo, tenía el instinto femenino.

Lo único que me preocupaba de Andrea, era lo tanto que ella sospechaba; cuanto era lo sabía y  cuáles eran sus conclusiones. Es una mujer lista y estoy segura que solo espera estar segura para poder hablar. A veces observar calladamente, es más sabio.

En cuanto se dio cuenta que la estaba observando, me sostuvo la mirada y salió de la habitación. Genial, ahora no solo tengo que lidiar con Michelle, sino también con su madre, que es mucho más astuta que ella.

-Ni creas que voy a tocar sangre- la voz de Michelle interrumpió mis pensamientos- A demás, esos golpes que tienes ahí, no son por mi así que cúrate solo- le dijo a Diego lanzándole el botiquín y sentándose en mi mueble.

Mi Chica Favorita (MSF 2da Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora