Capítulo 3

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Hiro realmente se sentía como un idiota en esos momentos, por haber dejado una llave en el piso Penny había caído encima suyo y se había torcido el tobillo. Para empeorar la situación, Honey Lemon había sido testigo del accidente al no cerrar bien la puerta. La chica le hizo señas silenciosas para que saliera del taller, por eso tuvo que dejar a Penny sola y correr hacia la rubia.

Una vez estuvo a su lado sintió temor al verla sonreír mientras miraba su celular.

—Hamada, me has sorprendido esta vez. Nunca lo esperé de ti.

—¿De que hablas? —preguntó con miedo.

—Silencio, —le tapó la boca con su mano— no hablemos aquí, ella podría oírnos —apuntó hacia el pasillo y empezó a arrastrarlo contra su voluntad.

—¿Qué te pasa?, ¿qué plan desquiciado se te ocurrió ahora?

Al llegar al taller principal, Honey se volteó extendiendo su celular mostrando una foto. Una foto donde salía tirado en el piso con Penny encima suyo, ambos se miraban con las mejillas rojas. Sintió su rostro calentarse en menos de un segundo, cualquiera podría mal pensar la situación al ver la fotografía.

—¡¿Qué es esto?! —le quitó su celular para empezar a pasar las imágenes, casi diez fotos desde que la trató de atrapar hasta cuando se levantaron.

—No trates de eliminarlas, ya las respalde y envié unas cuantas a Gogo, Wasabi y Fred —sonrió mientras los tres nombrados llegaban y lo miraban sonrientes. él la miró horrorizado.

—¡¿Qué hiciste qué?! —preguntó alterado, sorprendiendo a los demás.

—Tranquilo, sabíamos que algún día tendrías novia —dijo Wasabi con calma, pero curiosidad brillando en su mirada— Nadie te juzga, pero habría sido bueno que nos la presentases antes.

—¡Ella no es mi novia! —exclamó con frustración dejándolos confundidos— Apenas la conocí hoy, es nueva aquí y su taller esta al lado del mío.

—¿Y que hacían entonces? —preguntó Gogo enarcando una ceja— y, específicamente, en aquella posición.

—Me iba a pedir algo y al entrar tropezó con una llave inglesa que dejé en el piso, traté de sostenerla pero terminamos cayendo al piso, ella encima mío. —explicó de inmediato y luego negó con la cabeza— ¿Por qué siquiera les estoy dando explicaciones? —ellos se empezaron a reír de él ante su postura nerviosa.

—Cálmate Hiro, mejor ve a ver como sigue —sugirió Honey sonriéndole— y de paso pregúntale cosas, así se van conociendo, se hacen amigos y ¿quién sabe? tal vez terminen saliendo.

—Eso no va a pasar, tal vez seamos amigos pero nada mas —salió de ahí con el rostro rojo de vergüenza antes de que le dijeran mas cosas relacionadas con noviazgo.

Era un superdotado de 15 años que podía resolver ecuaciones con los ojos cerrados pero cuando se trataba de chicas era un completo fracaso. Nunca se había interesado en el tema hasta que se hizo amigo de Honey, quien soñaba con amor y felicidad para todos. Ahora, por culpa de ella, tenía ganas de saber como era tener una novia.

Pero a las chicas no les interesa un nerd que solo habla sobre matemáticas, cómics de superhéroes, libros de física ni robots peleadores. A ellas les gustan los chicos altos, deportistas y con bonitas sonrisas.

Entró a su taller algo desanimado. Baymax estaba guardado y Penny ya se había ido. Suspiró algo cansado, la pelea lo había dejado agotado. Sabía de sobra que después de lo que Honey Lemon vio, trataría de emparejarlos a como de lugar. 

Decidió olvidar ese tema y concentrarse en mejorar el cargador de Baymax. Estaba trabajando en eso cuando escuchó por el pasillo el ruido particular de unos tacones, en esta escuela solo había una persona que usaba tacones sin importarle tener que correr de un lado al otro.

—Honey ¿por qué me atormentas asi? —se lamentó oyendo sus pasos seguido de dos golpes a la puerta de al frente.

Maldijo en voz baja consciente de que Honey tramaba algo. Se asomó silenciosamente a ver que se proponía la rubia que se encontraba frente a la puerta esperando a que Penny abriera. Como si lo esperase ella volteó a verlo y le regaló una sonrisa maliciosa que, él sabía, solo le traería problemas.

Como odiaba a Honey a veces. 

La puerta se abrió, asomándose Penny a ver quien era.

—¡Hola! Me llamo Honey Lemon, supe que eras nueva aquí ¡así que vine a darte la bienvenida! — saludó Honey con alegría viendo a la linda chica frente suyo. 

Era un plan malvado luego de haber molestado a su amigo mas pequeño, pero Honey Lemon necesitaba conocer a esa nueva chica primero antes de entregar a su pelinegro amigo en bandeja de plata. Por el momento todo iba bien, Penny poseía cabello color caramelo, ojos avellana y una sonrisa amable.

—Mucho gusto, soy Penny Forrester ¿quieres pasar? —preguntó con amabilidad sin sospechar que ese era el plan de la rubia desde un principio.

—Claro, gracias —entró con confianza sabiendo que Hiro la había visto y probablemente la estaba maldiciendo en mil idiomas.

Hiro solo pudo ver con horror como Honey había logrado entrar al taller y cerraban la puerta frente a sus narices. Durante el tiempo que estuvo adentro se mantuvo atento a cualquier ruido sospechoso. Un par de minutos después escuchó la puerta abrirse y el inconfundible sonido de los tacones acercarse a su puerta. Abrió antes de que ella tocase la puerta y la arrastró hacia adentro.

—Bien, confiesa.

La rubia no pudo evitar reír. 

—Es la chica mas amable y bonita que he visto en este instituto. Me gusta.

—No me gusta como dices eso.

—Tranquilo, no haré nada... por ahora.

Dicho esto, salió por la puerta haciendo sonar sus zapatos por el pasillo. Que Honey dijera que no haría nada solo lo ponía mas nervioso, por experiencia, todos sabían que es mejor tener a una Honey hiperactiva que a una quieta.

Al finalizar su última clase del día guardó a Baymax y el resto de sus cosas en la mochila. Al llegar al estacionamiento donde estaba su moto vio a Penny yéndose en su patineta. Tal vez podría darle una mano y prestarle sus apuntes del año pasado, no eran los mas ordenados, pero le serían de ayuda. Mientras iba a casa vio que Penny iba mas adelante, al parecer sus rutas a casa eran parecidas. Planeaba saludarla en el siguiente semáforo hasta que vio que se detenía frente a un callejón y lo miraba fijamente antes de ponerse la capucha y entrar.

—Ay no, dime que no fue allí —se lamentó al reconocer el lugar.

Peleas callejeras de robots. Él había sido un participante habitual de estas como un modo de ganar dinero fácil y presumir sus habilidades, hasta que Tadashi lo descubrió y lo sacó de ese entorno para llevarlo al ITSF. Nunca habría sospechado que una chica como Penny sería de las que pelean con robots.

Ni siquiera lo dudó un segundo, dejó su moto tras un montón de cajas vacías y caminó siguiendo las ovaciones del público. Llego a tiempo para ver a Yama, el tipo que casi lo aplasta el año anterior, a punto de pelear con alguien. La mascara de gato no podía ocultar el hecho de que era Penny, al menos no de él. La reconoció enseguida.

El robot de Yama era mucho mas grande que el anterior, y se veía mas letal. Por otro lado, en de Penny era pequeño y adorable. Sabía que esto iba a terminar mal, la situación era muy parecida a lo que el vivió. Lo comprobó cuando, una vez iniciada la pelea, Yama atacó con entusiasmo sin pensar en que podria repetirse el resultado vergonzoso de hace un año.

Y tenía razón. El robot de Penny había salido sin daños y había aplastado a su enemigo. Tenía que sacarla de ahí antes de que Yama explotase. Mientras corría hacia ella, Yama se había adelantado y la tomó de la ropa, alzándola en el aire.

—¡Tú! —rugió— ¡¿eres tú verdad?! ¡eres el mocoso que me ganó hace un año atrás!

—¡Déjala en paz! 



Always in my head »Penniro«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora