Capítulo 11

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Era la cuarta vez que Hiro suspiraba en los últimos quince minutos mientras desayunaba. Su tía lo miraba preocupada ya que su sobrino era de los que hablaban sin parar, sin embargo, había estado tan callado que era alarmante.

—Hiro, ¿estás bien? —preguntó por fin. El pelinegro pareció salir de su ensoñación al escuchar la voz de su tía

—Si, todo perfecto. —respondió sonriendo— ¿Por qué preguntas?

—Han pasado mas de diez minutos sin aburrirme con alguna plática sobre ingeniería o sus derivados, y no es que me queje, pero no es normal —dijo provocando un gesto ofendido en el rostro de su sobrino— ¿algo pasó ayer en el festival?

Ante la mención del evento la sonrisa de Hiro creció involuntariamente.

—¡Algo pasó! —gritó— niño malcriado, ¿por qué no me has contado nada? —se quejó apretando las mejillas del menor.

—¡Auch, de acuerdo, te diré pero ya suéltame! —frotó sus mejillas irritadas mientras su tía le daba toda su atención— bien, ayer después de ver los fuegos artificiales la lleve a su casa...

Hiro arrancó la motocicleta en dirección a casa de Penny tratando de no distraerse por las pequeñas manos que le rodeaban la cintura. Le parecía curioso como un leve contacto de la persona que te gusta puede provocarte un lío de sensaciones indescriptibles con tanta facilidad.

Conocía algunos atajos que harían el viaje más corto pero quiso ser egoísta así que los ignoró y tomó el camino más largo.

La mente de Hiro era un desastre en esos momentos. Penny era su amiga, casi su mejor amiga, ¡no podía gustarle su mejor amiga! ¿O si? ¡No!... O tal vez si, él había leído varios comics de superhéroes donde dos mejores amigos se enamoraban o donde uno de los dos lo descubría luego de ver a su mejor amiga con otra persona y sentir celos. 

Trato de imaginar la situación: Penny sonriente de la mano de otro chico, abrazando a otro chico... La sola ilusión le hizo sentir una punzada en el pecho, claramente de celos.

—Hey, llegamos —habló Hiro deteniendo la moto frente a su casa.

—Gracias por traerme, me divertí mucho hoy —dijo ella luego de bajar. Hiro seguía en la moto sentado.

—Igual yo, deberíamos salir otra vez, claro... si estás de acuerdo con eso —dijo rascando su cuello, nervioso.

—Si, me gusta la idea —dijo Penny finalmente

Ambos se quedaron en silencio sin nada más que decir, era algo incómodo pues siempre tenían algo que discutir pero parecía que los temas de conversación se habían ido de viaje a China.

—Bueno, mejor ya entro a casa —dijo Penny.

—Oh, si, y yo debería irme.

Hiro vio como ella se despedía de la mano y volteaba camino a casa. En el fondo él tenía la ilusión de recibir aunque sea un beso en la mejilla, eso siempre pasaba en las películas luego de una cita, porque para Hiro eso había sido; Una cita, aunque prefería guardárselo para si mismo.

Decidió irse con la poca dignidad que aún tenía cuando escuchó pasos en su dirección. Giró la cabeza y vio a Penny frente a él. Iba a preguntar que ocurría cuando ella acercó su rostro al de él y besó con suavidad su mejilla por no más de dos segundos, luego sin decir nada dio la vuelta y entró a su casa.

Como si estuviese en modo automático Hiro encendió la moto y se fue. Paró en un parque desierto, nadie estaba a esas horas de la noche. Bajó e inmediatamente se puso a chillar lo mas masculino que se podía luego de recibir un beso de la persona que te gusta. 

Always in my head »Penniro«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora