Capítulo 4

929 86 5
                                    

Penny se sintió mas alegre luego de la visita de Honey Lemon. Era bueno saber que no estaría sola en un mundo de personas mas adultas. 

Ya a las cinco de la tarde decidió dejar el robot para mañana e ir a casa o su mamá se preocuparía. También deba configurar su tableta con su horario. Cuando iba a medio camino de su casa pasó por fuera de un callejón conocido. Gritos y maldiciones salían de ahí.

Recordó lo mucho que solía pelear con sus robots cuando llegaron a San Fransokyo como un método de desestresarse y para probar la eficacia de sus robots, sin embargo, había decidido dejarlo luego entrar al ITSF. Y ahora la tentación de pelear había regresado. No lo hacía por dinero, si no mas bien para expulsar un poco de estrés de su sistema y probar sus robots. Algunas veces había sido peligroso, por eso decidió dejarlo.

"No estaría mal una última vez, ¿no?"

Ignoró a esa voz en su cabeza que decía que era una mala idea, se puso la capucha de la sudadera y una máscara que siempre llevaba en las peleas, tenía forma de gato y un sensor que alteraba la voz para así no ser reconocida, sabía que había sido bueno no sacarla de la mochila.

—¿Alguien mas que quiera desafiar al pequeño Yama? ¡esta vez no volveré a perder! 

Reconoció de inmediato la voz, lo había visto antes en un video de aficionados a las peleas robóticas, el hombre que había sido derrotado hace un año por un chico de 14 años y, al parecer, ya se había recuperado de aquel humillante fracaso.

—Yo quiero pelear —habló con una voz mas grave por el sensor. La multitud le miró un segundo antes de estallar en carcajadas.

Yama 

—Alguien tan pequeño como tu no podría ganarme ¡Largo de aquí!

—¿Acaso temes que te derrote? —se arrepintió de decir eso al ver el rostro enfurecido del hombre.

—Siéntate y pelea mocoso, ¡ya veremos quien termina perdiendo! —soltó otra carcajada.

Apostó un fajo de billetes y ella el dinero que llevaba por emergencias. Yama puso un robot parecido al anterior, solo que este era mas alto y con un arsenal de armas mas variado y letal.
Penny en cambio puso un robot con forma de panda del tamaño de un peluche. Las carcajadas aumentaron a su alrededor.

—¿Piensas derrotarme con eso? —se empezó a burlar como un niño pequeño junto a los matones a su alrededor

—Ya veremos quien ríe al final —susurró para si misma. 

A pesar de ser mas tranquila en su vida habitual, volver a ese ambiente sacaba lo mas competitivo y audaz de ella. No se sentía realmente amenazada por todos esos gritos y exclamaciones en su contra. 

Una mujer puso una sombrilla entre ambos y dijo unas palabras que ella apenas notó.

La pelea empezó. 

El robot de Yama sacó su arsenal y arremetió contra el pequeño panda lanzando fuego y atacando con sus espadas formando una espesa nube de humo a su alrededor. Cuando este se disipó, para sorpresa se todos los espectadores, el robot seguía en pie y sin un rasguño.

—¿Qué? —Yama se veía desconcertado.

—Mi turno —dijo Penny alzando una ceja bajo la máscara.

En un instante el panda empezó a crecer triplicando su tamaño, sacando una sierra de cada una de sus patas. En un ágil movimiento se deslizo por detrás del robot de Yama y corto sus piernas de un golpe. Luego le siguieron los brazos y al final la cabeza. El robot quedó hecho pedazos mientras el panda volvía a ser tan adorable como al principio

—¡¿Cómo?! —Yama abrió bien sus ojos al igual que el público. Mientras tanto, Penny sonreía en grande feliz de ver que su robot funcionaba bien.

—No estés triste, ganarás la próxima vez, si es que construyes un robot de verdad —se mofó mientras guardaba el dinero.

—¡Tú! —Penny oyó su grito y al instante dejó de tocar el piso mientras era alzada del cuello de la sudadera— ¡¿Eres tú verdad?! ¡Eres el mocoso que me ganó hace un año atrás!

Ahora se arrepentía de haber parado en ese callejón ¿por que no había pasado de largo? Trató de golpear sus manos intentando soltarse pero él hombre solo apretaba mas su agarre.

—¡Déjala en paz! —gritó alguien del publico, una voz masculina que a pesar de haber escuchado hoy, Penny ya reconocía a la perfección.

—¿Qué haces aquí?, ¿acaso me seguiste? —encaró a Hiro, quien la ignoró.

—¡Yo te vencí hace un año! ¡ella no tiene nada que ver!

—¿Ella? —Yama le sacó la mascara dejando ver su rostro. La lanzó lejos luego de ver su rostro— ¡solo eres una débil mocosa! ¿acaso perdiste a tu muñeca?

—¡Vete al diablo! —gritó antes de lanzar una patada que impactó de lleno en la cara de Yama e hizo que la soltara antes de mandarlo al piso aturdido.

—Corre —ordenó Hiro.

Le tomó la mano y la guio hacia fuera del callejón donde su moto estaba encendida, los secuaces de Yama les seguían de cerca así se subieron rápidamente y huyeron. Instintivamente se sujetó de su cintura y cerró los ojos con fuerza mientras sentía la moto dar varias vueltas alejándose cada vez mas de las voces enfadadas. Unos minutos después sintió como se detenían.

—¿Estás bien? —preguntó Hiro. 

Abrió los ojos y vio que habían parado en un parque que ella no conocía, pero que lucia bastante seguro.

—Eso creo —trato de bajarse cuando su tobillo dolió— ¡Auch! 

—Olvidé tu tobillo ¿que tal está? —preguntó ayudándola a bajar.

—Creo que empeoró —se quejó sentándose en una banca. Hiro miro alrededor hasta ubicar una farmacia.

—Ya vengo.

Penny esperó sentada mientras lo veía correr. Volvió al rato con una bolsa y una botella de agua.

—Aquí tienes, un analgésico y unos parches para la inflamación —le entregó la pastilla y el agua mientras le ponía el parche— cuando llegues a casa, ponte hielo y trata de no moverlo.

—Gracias, doctor Hamada —agradeció con gracia haciéndolo sonreír, pero esta duró poco ya que la miró con seriedad— ¿qué ocurre?

—¿En que estabas pensando al ir ahí? —preguntó casi enfadado— eso fue muy peligroso, pudo hacerte daño —Penny bajó la cabeza viendo la botella.

—Lo sé, prometí no volver a las peleas pero no aguanté. De seguro piensas que es una idiotez

—Claro que no —Penny alzó la mirada— antes de entrar al instituto yo era adicto a ellas, pero luego de un incidente las dejé.

Parecía haber recordado algo triste, asi que olvidando su curiosidad decidió no preguntar por el incidente.

—No pensé antes de actuar, debo reconocerlo. —él hizo una mueca algo decepcionada— Gracias por salvarme, Hiro. Te debo una.

Por suerte, él volvió a sonreír. 

—¿Qué demonios fue esa super patada ninja? —preguntó, cambiando de tema.

—Aprendí defensa personal, así que es mejor que nunca me hagas enfadar.

—Jamás, aprecio bastante mi vida —ella sonrió levemente, era agradable hablar con alguien de su edad— ven, te llevaré a casa.

—No tienes por que hacerlo. 

—Insisto, ya es de noche, es peligroso que estés por aquí sola —Penny miró alrededor de la solitaria calle— y creo que necesitas una excusa del porqué llegaste tarde así que yo te ayudaré.  Además no llegaras lejos con ese tobillo,

—De acuerdo, ya entendí. 

Volvieron a subirse a la moto, Hiro le prestó su casco y se aseguró de que se sujetase bien.

—Ya que dijiste que me debes una, planeo cobrártela algún día.

—Estaré esperándolo.

Always in my head »Penniro«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora