21- Espérame con chocolate blanco.

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-¿Y Jayson? -me pregunta Zoey mientras toma de su trago.

-No tengo idea, dijo que nos encontraríamos aquí. -me encojo de hombros.

-Ya vendrá. -dice Ashley.

-Tal vez ya esté aquí, ve a buscarlo. -me anima Luke.

Estamos sentados en unos sillones los cuatro conversando, al resto los perdí. Excepto a Matt, que desde aquí donde estoy lo puedo ver con una morocha bailando. Es Matt. De él no espero otra cosa.

-Iré a buscarlo -les aviso- luego los veo.

Miro a la pista y no lo veo, decido ir a la barra a ver si está allí. Y si, allí está. Pero no en la mejor situación.

O por lo menos no en la situación en la que esperaba verlo.

Está con Álex y Austin. Esto es algo totalmente extraño, algo que no esperaba en absoluto. Pareciera como si estuvieran discutiendo. Ahora todo tiene más sentido. Mejor voy a allí.

-Hola chicos -saludo.

-Hola linda- me saluda Jay.

-Hola mandarina.

-¿Por qué le dices mandarina a mi novia?

Mierda. Dios, explicame por favor, ¿Por qué me haces esto? Aunque comienzo a creer que Austin es muy inoportuno.

-No, tranquilo Jayson, es un apodo que le decimos todos. -dice Alex- Ashley, ven -le dice a la rubia que pasaba junto a nosotros.

-¿Qué sucede? -pregunta.

-¿O no que todos le decimos mandarina a Sam? -pregunta su novio.

-¿Qué? ¿Mandarina? -pregunta visiblemente confundida hasta que le doy una mirada de "di que sí, a menos que quieras presenciar una pelea entre tu amigo y mi novio", que parece que comprendió- ¡Claro! ¡Mandarina! Si, si, si. Le decimos mandarina. -dice asintiendo frenéticamente con su cabeza.

Cierto, ella iba en el otro auto. Alex igual, pero el fue quien invento está pequeña mentira para evitar una pelea entre mi novio y mi amigo.

-Bien, les creo. ¿A que se debe este apodo? -pregunta Jay cruzándose de brazos.

-A que me gusta la mandarina. -digo rápidamente.

-Chocolate blanco debería llamarte si es por eso. -me dice Austin, quien se encuentra junto a mi, por lo bajo. Sonrío para no reírme y hacer evidente nuestra conversación paralela a lo que sucede. Sí que sabe mis gustos.

Samantha acepta que él es quien te trae chocolates todas las semanas. Es lógico que lo sepa.

Bien, en parte eso es verdad. No siempre tienes la suerte de que los padres de tu amigo sean los dueños de una de las fábricas de golosinas mas conocidas del mundo. Y si, creanme que cuando digo mundo, es mundo. Su empresa es conocida internacionalmente.

-Linda, ven, bailemos -me llama mi novio.

Voy con el y nos dirigimos hacia la pista. Noto que estamos bailando pegados, muy pegados diría para mi gusto.

-Vayamos arriba. -me pide.

¿Qué?

-¿Qué? -pregunto atónita.

-Si, vamos. -insiste.

-¿Estás ebrio? -pregunto mirándolo con los ojos muy abiertos.

-¿Por qué siempre preguntas lo mismo? -suspira. 

-Por algo será. -ruedo mis ojos y en ese momento en el que tengo la defensa baja, toma fuertemente mi brazo y me saca de la pista improvisada que hay.

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