-Alumnos. -la voz de la directora resuena en el pasillo casi vacío. Por incercia, todos nos giramos hacia ella en absoluto silencio. Digamos que supo hacer que la respetemos y con eso ya puedo decir que ha logrado demasiado. Hasta quiénes son conocidos como los más malotes de la escuela se han volteado hacia ella.
-Dirijanse al salón de Español. Allí los espera el profesor, él será quién se encargue de tomar asistencia y de darles el permiso de salir cuando su horario haya finalizado. De más está decir que será quién controle que cumplan con todas las reglas que ustedes ya conocen. -habla con total tranquilidad y hace gestos con sus manos al hablar- Ahora, andando.
Todos comenzamos a caminar en silencio bajo la atenta mirada de la directora. Esto más que un grupo de adolescentes que fueron castigados parece una secta. Ya asusta.
Esto es así hasta que doblamos en otro pasillo donde la directora ya no tiene ni un mínimo de visión sobre nosotros, lo cual da lugar a que todos comiencen a hablar y demás cosas, como lo hacen normalmente.
Nunca me han mandado a detención, lo más que me ha sucedido es que me saquen del salón de clases.
Maldito Álex.
-Cuéntenme, ¿Cuáles son las reglas? -me dirijo a Austin y Luke.
-Es simple, estudiar, no fumar, no comer ni beber, y lo más difícil de todo, no celulares. Creo que nada más -Austin enumera con sus dedos cada cosa, rememorando.
-No te falta nada. -Luke asiente.
-¿Cuantas veces los han mandado aquí? -pregunta Vanessa robándome las palabras de la boca.
Al menos no gaste saliva.
-Más de las que estuvimos, que fueron alrededor de diez. El resto nos salvaron los entrenamientos. -chasquea la lengua Austin.
Lo miro con los ojos muy abiertos y comienza a reír.
-Tranquila, novata. La mayoría fueron castigos insignificantes de una hora, aunque hoy no sea el caso. -Luke agrega esto último por lo bajo.
-¿Cuánto tiempo les dieron? -cuestiona Vanessa.
-Tres horas. -bufa Luke.
-Eso les pasa por idiotas. -comento.
-¿Ustedes cuánto tiempo tendrán que estar aquí? -pregunta ahora Austin.
-Dos horas.
-¿Solo hoy, no? -mi mejor amigo continúa. Nos estamos acercando peligrosamente a la delicada y muy fina línea que separa una conversación normal de un interrogatorio.
-Si, dos horas únicamente hoy. -asiento ingresando al salón. -Buenas tardes. -saludo al profesor en cuanto paso junto a él y le doy mi nombre para que anote que estuve presente. Voy en busca de un asiento mientras los chicos hacen lo que previamente hice.
Busco un lugar en donde detrás o delante haya otro banco vacío para así podernos sentar los cuatro juntos. Con algo de suerte, continuaremos con nuestra conversación, que por ahora y para beneficio de los cuatro se mantiene sólo en conversación, sin cruzar la línea del interrogatorio. Austin es el siguiente en dirigirse hacia aquí y se sienta en el banco que está detrás mío.
-Siéntate conmigo. -me giro en mi asiento.
-Esta bien. -asiente y se pasa al asiento que está junto a mi.
A todo esto, Vanessa ya viene hacia aquí.
-Gracias, mi querido Austin. -suspira.
-De nada, amiguita. -se ríe burlón y no entiendo nada- Tranquila, no molestará. -le quita importancia a algo que no sé qué es y que me vuelvo loca por saber porque no puedo estar sin saber algo que me interesa, mi naturaleza es así y no lo podré cambiar.
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Los Populares
Teen Fiction-Sam, ven aquí. Austin ya llegó. Desde ahí, todo cambió. Tengo mi grupo de amigos de toda la vida, ¿Entendieron eso, no?, MI grupo de amigos. Oh, olvidé mencionar que puedo llegar a ser un poco, tan solo un poco, celosa. Bueno, volviendo a lo que...