capitulo 2.

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Aquella frase me sacó de mis casillas, ¿qué pretendía decirme con esa frase? ¿Acaso significaba que no era la primera vez que besaba a una chica secuestrada? Me arrepentí al instante de no haberle escupido en la cara mientras intentaba besarme, ¿porqué me dejé llevar como si fuera una necesitada? 

-Déjame volver a casa.- supliqué por última vez.- ¿Qué pensará mi madre? No quiero preocuparla, no quiero que esté triste por mi culpa. 
-Tranquila, mi madre también sufrió.- dijo indiferente intentando quizás consolarme con aquellas palabras.- No tendré piedad contigo.

Quería llorar, pero me negaba a hacerlo delante de él, por lo menos tenía que hacerme pasar por una chica fuerte. Lo miré por unos segundos.

-¿Quienes eran los otros chicos?- pregunté cogiendo aire e intentando mantener la calma.
-Unos ayudantes.- me miró y sonrió.- Tranquila, no van a volver. No voy a permitir que esos cerdos te toquen otra vez. Parece que les importa más perder la virginidad contigo antes que ganar miles de euros.- masculló por lo bajo.

No sabía si lo decía en serio o de broma, aún así no me gustaba la idea de que dos chicos, salidos como perros, tuvieran en mente la idea de violarme. 
Hice una mueca de enfado para ocultar de nuevo mi tristeza. 

-¿Iremos a buscar a mi padre?
-Mañana mismo. 
-Entonces ellos no van a venir, ¿no?- insistí.
-Nunca conté con ellos para repartir el dinero, tan solo lo quiero para mí.- dijo como si fuese obvio.

Fruncí el ceño algo confusa, pero después lo entendí todo. En el fondo, él y los otros dos ladrones no se deberían de llevar muy bien.

-Egoísta, ladrón, acosador y maltratador, lo tienes todo.- puntué con ironía.- Estoy segura de que te acabarán pillando.
-Tú tan solo atrévete a decir algo durante la búsqueda de tu padre y no pienso dejarte con vida, te lo prometo.- dijo enfadado y con un gesto amenazante.

Tragué saliva y de nuevo se me hizo un nudo en el estómago, recordando que ahora mismo podría estar tranquila y durmiendo en mi cama. 
Él se acercó a la puerta y apoyó su mano en el pomo, me miró de nuevo con aquellos ojos miel que llegaban incluso a hipnotizarme. 

-Y no te esfuerces en gritar y pedir ayuda, nadie vendrá a por ti.- giró el pomo y abrió la puerta.- Dulces sueños Sara. 

Se fue de allí y apenas tenía fuerzas para comprobar si había algún lugar por donde salir. Me tiré en el suelo y comencé a llorar sin consuelo, murmuré frases que ni yo entendía y maldije al secuestrador lo más fuerte posible, rezando para que me escuchase de alguna forma u otra. 
Pero el sueño pudo conmigo y mis párpados se cerraron. Cómo si él me estuviera vigilando desde otra sala, las luces se apagaron con un sonido fuerte, ya ni valía la pena asustarse por eso, comprendí que había cosas peores por las que pasar miedo.

No sabía si era de día, por que el cuarto seguía oscuro y parecía no haber ninguna ventana. Me levanté ignorando las esposas que seguían atando mis muñecas y recorrí toda la sala, lo que no hiciera hasta el momento. 
Fui palpando la pared con cuidado para poder guiarme, ya que no podía usar las manos, le daba pequeños golpes con el pie. 
Cuando me pareció que el sonido del golpe sonaba diferente, me di cuenta de que estaba en frente de la puerta. No podía girar el pomo, pero pegué la oreja intentando escuchar un mínimo ruido. 
Las luces sen encendieron de nuevo. 

-¿Ya no nos necesitas?- decía una voz conocida.
-No, largaos. Ahora esto solo es asunto mío.- decía el ladrón.
-¿Y el dinero? ¿No repartiríamos el dinero?
-Claro que si.- contestó con paciencia.- Cuando lo encuentre, repartiremos todo su dinero entre los tres. Pero ir con vosotros solo causaría más sospechas y nos costaría más avanzar, comprenderme.- mintió.

Los dos chicos tendrían que ser bastante idiotas, por que asintieron alegres y se fueron, o eso me pareció escuchar. Hubo un silencio absoluto y la puerta se abrió repentinamente, haciéndome caer en el suelo.

-Tonta...- susurró por lo bajo.
-Maldito...- me tiró a la cabeza una bolsa llena de ropa.

Se agachó para levantarme y ponerme de pie. Se puso a mi espalda y con unas llaves quitó las esposas de mis muñecas. Las miré llenas de marcas, me dolían bastante y casi no podía moverlas.

-Vete vistiéndote.

Volvió a irse. Abrí la bolsa muerta de frío, dentro estaba toda mi ropa, me pregunté como la consiguiera. En la parte de a bajo estaban alguno de mis zapatos. 
Vestí un pantalón vaquero con una camiseta gris y una chaqueta negra, finalmente puse unos tenis. Agradecí que trajera mi ropa, pero pronto empecé a temer que entraran en mi casa y le hicieran algo a mi madre.

-Tranquila, no se dio cuenta.- dijo como si oyese mis pensamientos.

Lo miré asustada por su repentina aparición. Sonrió y me entregó un baso de agua y un par de galletas, me fijé en su peinado antes de tomar nada.

-¿Te teñiste el pelo?- pregunté al vérselo de color negro.- ¿Y tus ojos marrones?
-Es necesario que cambie de apariencia para que no descubran quien soy. ¿Decepcionada?- preguntó con una sonrisa maliciosa. 
-Te quedaba mejor los ojos marrones.- bebí de un trago la bebida, indiferente.
-Si quieres, cuando estemos los dos a solas me quito las lentillas.- bromeó guiñándome un ojo.
-Muy gracioso, tan solo lo decía de broma.- dije nerviosa.- Me importa una mierda si te queda bien o mal. Y que te quede claro que no quiero nada contigo.
-Si mujer...- bufó.- Cómete pronto eso, anda.
-¿A donde iremos?- pregunté.
-Eso me lo vas a decir tú. ¿A donde fue tu padre?
-No lo sé.- me negué decirle.
-¿Quieres que te vuelva a besar?- preguntó en tono acosador.
-Tan solo sé que fue a vivir a Francia.- confesé ante su amenaza.
-Entonces iremos allí.
-¿Estás loco?- grité.- Ir allí es una pérdida de tiempo.
-Supongo que mi plan no salió como esperaba, pensé que tu padre seguía viviendo contigo, entonces te utilizaría como rehén y en menos de dos días saldría huyendo con el dinero.
-Por eso es mejor que me sueltes.- dije enfurecida.
-Pero ya que te tengo, ¿por que no? No malgastaré esta oportunidad por mucho que me cueste.
-Te odio. ¿Tan importante es para ti robar dinero?
-Simplemente lo necesito.

El secuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora