Justin estaba terminando su trabajo mientras yo lo esperaba detrás de la barra. Jane se había ido después de mi bofetada, furiosa porque Justin la rechazara.
Me sentía feliz a pesar de que acabara de perder a una amiga, bueno, mi supuesta amiga. Pero siempre dicen que es mejor estar sola que mal acompañada,
en este caso, la única que se iba a quedar sola era ella, yo ya tenía a Justin.
Cuando los amigos de Jane la vieron salir corriendo por la puerta de Rock Palace, ninguno se molestó en preguntar que le pasaba, o mismo ir a hablar con
ella; esto me lo contó John, y por muy mal que se portara conmigo, en el fondo sentí pena por ella, y me di cuenta de que todos los “amigos” que Jane tenía,
tan solo estaba con ella porque tenía mucho dinero.
Justin me miró, yo estaba sumida en mis pensamientos y tardé en darme cuenta de que me estaba observando, le devolví la mirada y ambos sonreímos.
Estaba muy cansada, deseaba salir de allí lo antes posible.
-Bueno, ya acabé.- escuché decir a Justin.- ¿Nos vamos?
-Si, por favor...- contesté agotada.
Salimos de allí junto a John y subimos en el coche de su padre. Apoyé mi cabeza sobre el cristal de la ventana una vez me senté en uno de los asientos de
atrás, mis ojos se cerraban poco a poco sin que me diera cuenta, hasta que reaccionaba e intentaba no quedarme dormida.
-¡Eh, Sara!- escuché la voz de Justin.- Despierta.
Abrí los ojos y miré a mi alrededor vagamente, seguía en el coche, Justin y John ya estaban fuera de el y esperaban a que saliera.
Justin abrió la puerta para ayudarme a levantarme, en aquellos momentos parecía estar borracha.
Bostecé y froté los ojos con la intención de despertarme del todo. Cuando entramos en la casa, John se fue rápidamente a dormir y nosotros subimos hasta
llegar a la habitación de Justin.
-Estoy cansadísima.- dije tirándome encima de su cama.
-Pues aún te echaste una buena siesta en el coche.- se rió.
-¿Tienes un pijama?- Justin me miró molesto.
-No hace tanto frío, puedes dormir en ropa interior.
-Es que... me siento incómoda durmiendo solo en ropa interior.
Justin resopló y se dio media vuelta para poder buscar algo en su armario. Cogió una camisa blanca y me la tiró a la cabeza.
-Gracias.- dije con una sonrisa.
Justin se quitó la ropa hasta quedar tan solo con un bóxer negro. Yo comencé a quitarme también lo que tenía puesto bajo su mirada y su sonrisa lasciva,
para luego vestir su camisa, que tan solo me tapaba un poco los muslos.
-¿Qué tal me queda tu ropa?- bromeé.
-Mejor que a mi.- respondió mientras se subía encima de la cama para poder abrazarme.
-No se que va a pasar ahora con Jane.- susurré a su oído.
-No te preocupes, ha sido ella la que se comportó mal contigo.
-Lo sé.- me separé de él para poder mirarlo a los ojos y besarlo.- Hoy no, tengo mucho sueño.- dije después, al ver que comenzaba a subirme la camisa.
-Está bien.- se quejó.
Me tumbé lentamente sobre la cama al tiempo que me tapaba con las sábanas. Justin apagó las luces y se acostó a mi lado.
-Hasta mañana.- me dijo mientras pasaba su brazo por mi cintura para acercarme a él.
- Sara.- me llamó después de cinco minutos de silencio.
Me giré para verlo.
-¿Qué?- pregunté con una sonrisa.
-¿Sabes que yo solo te quiero a ti verdad?
-Si, lo sé.
-Pues acuérdate de ello siempre, durante toda la vida.- susurró mientras agarraba mi mano.
-Lo haré.-Le sonreí
Cerré mis ojos y pronto me quedé profundamente dormida.
Agradecía que todo acabara bien, agradecía que Justin me quisiera, que los dos fuéramos felices, agradecía cada segundo a su lado... pero, la felicidad
nunca fue eterna.
Me desperté al notar la respiración de Justin cerca de mi cuello. Abrí los ojos lentamente y lo miré a él apoyado dulcemente en mi hombro, y aún
durmiendo. Sonreí y él también abrió los ojos.
-¿Qué hora es?- preguntó con una voz extraña.
-Las diez y media.- contesté mirando el reloj del móvil.
-¿Tienes hambre?
-Si.- contesté con una voz sensual al tiempo que me subía encima suya y lo besaba.
-Joder, come te levantaste hoy.- dijo riéndose.
Recorrió lentamente con sus manos mis piernas hasta llegar a mis muslos mientras nos besábamos. Mordió delicadamente mi labio inferior al llegar a mi
cintura. Cuando por fin me quité la camisa y estábamos a punto de hacerlo, sonó mi teléfono. No pude ignorarlo, seguramente era mi madre, como siempre.
-Joder.- grité antes de que Justin lo hiciera.
Cogí el teléfono medio enfadada al ver que si, era mi madre.
-¿Qué pasó ahora?- pregunté molesta.
-Hija, ¿siempre te despiertas enfadada?
-Es que siempre estás llamándome.
-¿Qué tal te va en la casa de Jane? ¿Lo pasasteis bien en el cumpleaños?
-Estupendamente.- dije con ironía.- Adios.
-¡Eh! Espera, no te llamaba por eso. Es que esta mañana llamaron a tu padre, y le volvieron a dar una oferta para ir a Paris. Estuvimos hablando y decidimos
que lo mejor es ir a vivir allí, ¿que te parece?- dijo con alegría.- Es una oferta que no podemos rechazar.
En ese momento me quedé sin aire, sin palabras. París, esa estúpida capital se repetía una y otra vez en mi mente. Dejé caer el móvil al suelo, Justin me
observaba con preocupación, mientras que mi madre me llamaba repetidamente desde la otra línea del teléfono. ¿Acaso eso significaba que me alejaría de
Justin? Tenía que ser una pesadilla.
-No, no puede ser.- susurré mientras una lágrima recorría mi mejilla.