capitulo 5.

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Tapó mis ojos con aquel pañuelo, no hice nada para evitarlo, de nuevo me sentía extraña y algo me decía que me dejara llevar. 

Mi respiración fue de nuevo entrecortada, pero esta vez no era por el miedo y el nerviosismo, si no que por la excitación, o eso me temía.

Agarró mi camiseta para quitármela, yo levanté los brazos para facilitárselo y volví a bajarlos cuando esta ya estaba tirada en el suelo.

-Así me gusta.- me susurró al oído.- Sé obediente.

Agarró mi mentón para comenzar a besarme, empezó a meterme la lengua y no pude evitar sentir el placer recorrer todo mi cuerpo,lo deseaba. 

Mis besos eran torpes, pero él me ayudaba disminuyendo la velocidad, segundos más tarde lograra cogerle el truco y empezamos a besarnos como si nos 

fuera la vida en ello. Dejé caer mi cabeza sobre la almohada y me tumbé mientras Justin seguía besándome, cuando apoyó su pecho sobre el mío, me di 

cuenta de que él también se había quitado la camisa, parecía tener un cuerpo escultural y musculoso. 

Se deshizo de mi pantalón y tan solo quedé en ropa interior. Introdujo dos dedos en mi sexo y no pude evitar gemir, separó sus labios de los míos para que 

pudiera hacerlo de nuevo.

-Vaya, tu cuerpo está encantado.- decía esta vez estimulándome el clítoris. 

-Por favor... para...- suspiré intentando dejar de emitir sonidos que parecía que hasta la recepcionista escucharía. 

-¿Avergonzada?- preguntó.

Quito mi sujetador para poder darle pequeños mordiscos a mis pechos y tocarlos suavemente con la mano que tenía libre.

-No sabía que vendarte los ojos te excitaría tanto. 

No era capaz de reaccionar, ni si quiera de hablar. Quitó por fin mis bragas al ver que le molestaban, yo lo necesitaba ya, necesitaba que me penetrara de 

una maldita vez. 

Abrió mis piernas con suma delicadeza. Él tuvo que notar mis ansias de sexo, ya me había echo esperar demasiado tiempo. Noté su pene rozar mi vagina y 

estuve a punto de venirme tan solo con aquella caricia, no podía ver nada y eso me excitaba aún más. Empezó a meterse dentro de mí mientras volvía a 

besarme, de nuevo su lengua tocaba la mía, de nuevo compartíamos saliva, lo hacía todo tan lento que mis ansias de sexo eran todavía mayores. 

Antes de seguir frenó de repente.

-Si no me dices la frase clave no voy a seguir.- decía él con tantas ansias que hasta se le notaba en la voz.

-Hazme tuya.- dije lo primero que se me vino a la cabeza.

Entonces pareció ser la contraseña correcta y siguió la penetración, se hundió en mí interior y estaba tan lubricada que apenas sentí dolor. 

Estaba a punto de perder la virginidad con la mismísima persona que me secuestró.

Empezó a embestirme a varias velocidades, primero era lento y delicado y luego fue rápido, ya que él también necesitaba saciar sus deseos sexuales. 

Con cada choque emitía un gemido o gritaba su nombre y Justin jadeaba. Él manejaba los movimientos y yo tan solo arqueaba la cadera para facilitárselo. 

No podía aguantarlo más, cada vez le pedía que fuera más rápido y fuerte, era adictivo, entonces ambos llegamos al punto de máxima excitación, aquello 

El secuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora