Fuimos a la habitación y volvimos a la primera planta para poder comer en el restaurante, cómo no teníamos nada que hacer, nos encerramos en la
habitación planeando todo. No, esta vez no dejaría que pasara nada entre nosotros dos. (lo siento perveers jajaja)
-¿Aún tienes su número de móvil?- preguntó Justin sentándose en el borde de una de las camas.
-Si, pero te recuerdo que me lo robaste.-Lo fulminé con la mirada
Cogió su maleta de debajo de la cama y empezó a hurgar en ella, sacó mi móvil. Buscó en la agenda y allí estaba su número ''Papa''.
-Ahora solo reza para que no lo cambiara.- puntué con una ligera sonrisa.
-Iremos a esa jodida exposición.- empezó a decir nervioso.- Comprobaremos si de verdad va ir a ella, mandaremos un mensaje desde tu móvil para que vaya
a su casa solo, lo seguiremos y... ya sabes lo siguiente.
-Bien, ¿y si te digo que le da igual lo que me pase? No vas a poder utilizarme como rehén.
-No sé que pasó entre tú y tu padre, pero está claro que no es una persona sin corazón, sentirá pena.
El plan de Justin era un poco extraño y había demasiadas posibilidades de que todo saliera mal, pero lo llevaría a cabo de todas maneras, aunque todavía no
estaba seguro.
Nos preparamos y llamamos a un taxi para que nos viniera a recoger al hotel, me sorprendió ver de nuevo al viejo que nos recogió esta mañana.
-Hola.- lo saludé con una sonrisa.
-¿Vosotros de nuevo?- preguntó con aquel acento que tanto me gustaba.
-¿Nos puedes llevar al Corte Inglés?- pregunté volviendo a sonreír para parecer amable.
-Oui.- asintió devolviéndome una mirada.
Le suplicamos al conductor que esperara por nosotros allí, Justin le prometió que le pagaría bastante por esperar, él sin dudarlo, aceptó. Entramos en el
aparcamiento del centro comercial, ya eran las siete. Nos costó encontrar aparcamiento, pero por fin visualizamos un Seat Ibiza negro salir, nos metimos y
bajamos del coche. Me alegraba de que el taxista confiara tanto en nosotros.
-Muchas gracias.- le agradecí a aquel señor tan majo.
El cambio de temperatura se hizo notar al entrar dentro del centro comercial, subimos por las escaleras mecánicas. Estábamos en una planta en la que solo
había tiendas de ropa y allí estaba la exposición.
-Cambié de plan.- me avisó Justin bastante serio.
Lo miré tan concentrado y con una cara tan sexy que incluso se me pasó por la mente las ganas de besarlo, me golpeé la frente con la palma de la mano por
pensar esas cosas.
-¿Qué vas a hacer ahora?
-Ya verás.- me dejó intrigada.
Nos quedamos mirando las joyas que había expuestas, en una placa de oro aparecía la información gravada.
A lo lejos, venía mi padre acompañado de dos hombres de apariencia fuerte. No pude evitar ponerme melancólica al verlo.
-Justin, mi padre viene ahí.
Me agarró de la mano y nos escondimos, observamos durante un tiempo como saludaba a la gente y le daba la mano. Vestía un traje negro bastante
elegante y una corbata azul marina, estaba igual que antes, tal cual lo recordaba.
Estaba tan metida en mis pensamientos que no me diera cuenta de que Justin estaba utilizando mi móvil, entonces me fijé que el móvil de mi padre estaba
sonando.
-¿Si?- me pareció escucharle decir a mi padre.- ¿Sara?- él seguía guardando mi número...
Mi padre le hizo un gesto a los dos señores que tenía a ambos lados, se alejó de la gente para poder hablar con privacidad.
-Siento decirte que no soy su hija, si quieres verla viva lleva todo el dinero que tengas a la papelera que hay en frente del Corte Inglés, al lado de los
escaparates.- puntuó con una voz fría, la voz fría con la que me hablaba al principio.
-Déjeme hablar con mi hija, necesito saber si está bien.- parecía bastante preocupado, algo que me sorprendió todavía más.
Me pasó el móvil y me puse tan nerviosa que lo dejé caer en el suelo, lo volví a coger.
-Dramatiza.- me susurró Justin.
-Papá, por favor, ayúdame.-Dije sollozando, después de esto tendría que ir a hollywood fijo.
-Hija, ¿estás bien?-Pregunto preocupado
-Si, pero...- le pasé de nuevo el teléfono a Justin para hacerlo más dramático.
-Tienes una hora.
-¿Y qué pasará con mi hija?
-Cuando dejes allí el dinero volverás a la exposición, allí estará ella.- colgó de repente, dejándolo con las palabras en la boca.
-Y era tan fácil cómo llamarlo.- le dije.
-Volvamos al taxi.
Bajamos de nuevo al aparcamiento, antes de visualizar el taxi, Justin me miró con un brillo en los ojos que nunca viera en él.
Frenó en seco y yo también lo hice al verlo parar.
-¿Qué pasa?
-¿No lo entiendes verdad?
Agarró mi mentón para luego besarme apasionadamente, permanecí con los ojos abiertos por la impresión, pero al sentirlo tan tierno, me dejé llevar.
Estaba segura de que esta vez era diferente. Agarró mi cadera y yo rodeé con mis manos su cuello, se sentía tan cálido...