-Mamá, ya nos vamos. Acuérdate de que me voy a quedar a dormir en la casa de Jane... que siempre se te olvida todo.- le dije mientras era arrastrada
por mi amiga hacia el exterior de la casa.
-Si, si... pasarlo bien.- se despidió ella.
Cerré la puerta con dificultad mientras ella seguía tirando de mi brazo con una sonrisa pícara. Si, hoy era su cumpleaños.
-¡Este va a ser el mejor cumpleaños de toda mi vida!- gritaba superando el ruido que hacían sus tacones al golpear la acera.
-Porque es el primero que haces...- refunfuñé por lo bajo.
-¿Preparada?- preguntó como si me esperase algo inesperado a lo largo de la noche.
-Supongo...- susurré no muy emocionada.
Subimos en su coche, un ferrari rojo, el pequeño regalo que le hizo su padre anticipadamente, hasta con el hermano de Justin al volante me sentía
mas segura que con Jane.
-¿Todos tus amigos te esperan en el Rock Palace?- pregunté con muy pocas ganas de conocerlos.
-Si, Justin va a alucinar al ver a tanta gente.- consiguió arrancar el coche y ponerlo en marcha, ya quedaba menos para mi muerte.
-Tengo entendido que es un sitio bastante grande.
-Mas o menos es como una discoteca.
-Mas o menos...
Y allí estaba yo, recorriendo las oscuras calles y rezando por no atropellar a ningún anciano.
Jane lucía un vestido de fiesta negro y muy corto, con su pelo ondulado y rubio suelto, dejando que el viento lo despeinase, tapaba sus ojos con
unas gafas de sol, a pesar de que ya iban a ser las diez de la noche. Yo a su lado me sentía inferior, y es que ya no me agradaba estar con ella.
-Bien, ya llegamos.- interrumpió mis pensamientos con un fuerte frenazo.
-Me encanta como aparcas el coche.- dije con ironía.- Ojalá te lo rayen.- pensé esta vez para mis adentros.
Miré las letras que parpadeaban en color rojo “Rock Palace” encima de la entrada del bar, cada vez que abrían y cerraban la puerta se podía escuchar
música.
-Deja de verlo y entra de una vez.- masculló Jane volviendo a agarrarme por la muñeca y arrastrándome directamente hacia el interior del local.
Como supuse, el sitio era gigante, no parecía un bar, ya que las luces eran más bien tipo discoteca, el lugar era muy amplio y había una pista en la que
la gente se amontonaba para darlo todo. La música estaba lo suficientemente alta para que algunos tuvieran que gritar al compañero de al lado.
Jane se alejó para saludar a sus amigas, la primera impresión del lugar no era mala, aún así me sorprendía que unas tipas tan pijas como las amigas
de Jane, que tan solo hacía falta observarlas un rato para darse cuenta de que no eran muy listas, estuviesen en un lugar así.
Jane tampoco pintaba mucho allí, pero por ver a Justin, haría lo que fuese.
Me acerqué a la barra para poder el saludarlo, limpiaba algunos vasos con un trapo y de vez en cuando le susurraba cosas a John al oído.
-Hola Justin.- lo miré con una sonrisa.
Elevó la mirada para encontrarse con mis ojos y me hizo una señal para que fuera a junto suya. Rodeé la barra hasta dar con la pequeña entrada,
saludé a John, quien atendía a unas chicas y me acerqué a Justin.
-Hola princesa.- dijo antes de besar levemente mis labios.
-¿No importa que esté aquí?
-De momento no, hay poca gente.
-¿Y que tal llevas tu nuevo trabajo?
-Bien, aun que lo malo es que no voy a poder estar mucho tiempo contigo.
-Hoy quería quedar a dormir en tu casa... pero Jane insistió en que me quedase a dormir en la suya.
-¿Y donde está?- preguntó observando a ambos lados.
-Pues... fue a saludar a algunos amigos.
-Lleva toda la semana llamándome.- se rió.- No deja de hacerme preguntas.
-Ya, es que tiene muchas ganas de conocerte...- dije no muy emocionada.
-¿Te pasa algo?- cuestionó al darse cuenta de que algo no iba bien.
-No... nada.
Agarró mi mentón para poder besarme, cerré los ojos antes de comenzar a profundizar el beso y seguimos hasta que la voz aguda de Jane nos
interrumpió.
-Menuda parejita.- allí estaba ella, observándonos por detrás de la barra y sentada en uno de los taburetes.- ¿Puedes darme vozka con limón?
-Marchando.- puntuó Justin mientras servía a Jane, quien no dejaba de verle el culo cada vez que se daba la vuelta de forma descarada.
Justin le dio la bebida y ella se lo agradeció con una dulce sonrisa, yo tan solo podía mirarla de mala manera.
-¡Oh, Justin! Por fin puedo verte en persona... gracias por la bebida.- puntuó mientras le guiñaba un ojo.- Encantada.
Se puso de puntillas para poder darle un beso en cada mejilla; un extraño sentimiento revolvió mis tripas. Estaba... ¿celosa?
-Igualmente.- dijo él con una sonrisa.
-¡Dios! Me encantan tus ojos, ¿son lentillas?- preguntó mientras acercaba su cara a la suya peligrosamente.
Justin se rió y negó con la cabeza, yo miraba a los dos perpleja, no sabía que decir, ni que hacer, simplemente estaba en pleno shock mental.
Jane estuvo un buen rato tonteando con él, pero Justin no se daba cuenta de lo que esa golfa pretendía, yo, mientras tanto, sonreía de vez en
cuando para disimular mi enfado, y en el fondo, mi tristeza.
-Justin, voy a salir a fuera a tomar el aire, tanta gente me agobia.- mentí a la vez que me alejaba de los dos sin esperar una respuesta.
Localicé la puerta de la salida rápidamente y salí de allí en menos de treinta segundos. A pesar que lo de estar agobiada era una mentira, respirar el
aire fresco del exterior me hacía sentirme mejor.
No me gustaba aquella sensación de inseguridad, confiaba en Justin, sabía que él me quería, pero no podía evitar sentirme mal al verlo hablar con
Jane. Se que Jane pretende ligar con él, por eso estoy incómoda viéndolos hablar y sonreír, viendo que se lo pasan bien sin mi.
Oh, Dios, yo no quiero ser celosa.