capitulo 14.

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-Venga, no te pongas así.- dijo su hermano. 

-Por favor, vete. Vuelve otro día, pero hoy no me apetece discutir.- John me miró por última vez y salió por la puerta.

-Volveré.- se despidió cerrándola. 

El silencio se apoderó de toda la casa, miré a Justin pero él no lo hizo. Tan solo se apoyó en la pared del pasillo y se dejó caer en el suelo.

-No me dijiste que tenías un hermano...- susurré mientras me levantaba de la escalera y me acercaba a él. 

-Para mi no es mi hermano. Supongo que escuchaste la discusión que tuvimos.

-Lo siento...- susurré con la voz apagada.

-No pasa nada.

-De verdad que lo siento.- insistí al ver que su tono de voz era menos intenso que antes.

-No es tu culpa.- me agarró de las manos y tiró de ellas delicadamente para que me agachase.- Si estoy así es por él.

-¿Por John?

-Si... ¿Por qué vuelve ahora? 

-Él mismo te lo dirá. Pero ahora no te preocupes, ¿vale?- agarré sus mejillas y le puse una sonrisa.

Él acarició mi cuello y volvió a sonreír. 

-Está bien.- me dio un leve beso.- ¿Terminamos lo de antes? 

No recibió respuesta porque empecé a besarlo, Justin me correspondió el beso para alargarlo con mucha pasión. Tomé aire durante unos segundo 

mientras él acariciaba con sus labios mi cuello y luego susurraba “Te amo” provocando que mis pelos se erizaran. 

Por desgracia mi móvil comenzó a sonar, pudimos ignorarlo una vez, pero volvieron a llamarme.

-Coge, puede ser importante.- me dijo con la respiración entrecortada. 

Pude ver claramente, que era mi padre. No dudé en contestar antes de que se diera por vencido.

-¿Si?

-Hija, ¿donde estás? Llevo un buen rato llamándote.

-Lo siento, ¿que querías?-Evisté su pregunta.

-¿No piensas venir a casa?- preguntó algo enfadado.

Tapé el teléfono para que mi padre no me escuchara susurrarle a Justin:

-¿Qué hora es?

Este me indicó que ya eran las nueve y media, le había prometido a mi madre que si llegaba más tarde de las nueve la llamaría, se me había olvidado 

por completo.

-Ya estoy de camino papá, en cinco minutos estoy allí.- aseguré. 

-De acuerdo.

Me colgó y volví a guardar el móvil, un poco preocupada. Estaba claro que ir hasta mi casa andando me llevaría más de diez minutos.

-¿Sabes conducir?- le pregunté a Justin recordando el coche que había aparcado en el garaje de su casa.

-Si, pero no tengo carnet.- elevó los hombros como disculpa.

-Tengo que estar allí pronto, a si que me voy. 

Los dos nos levantamos del suelo con un impulso, nos miramos a los ojos durante unos segundos.

-Nos vemos pronto.- me dijo con una sonrisa.- ¿Quieres que te acompañe?

-No, no hace falta, iré corriendo. 

-Está bien. 

Nos despedimos y salí de allí como una bala, después de correr por la calle, me encontré a quien menos esperaba en la esquina, fumando. Me paré 

automáticamente por la sorpresa. 

-¿Tú?- pregunté. 

John me miró confundido, pero no tanto como yo. Sonrió y tiró el cigarrillo al suelo, para luego aplastarlo con la suela del zapato.

-¿Eres la novia de mi hermano?- preguntó.

-¿A ti que te importa? Fuiste muy cruel con él y con tu padre, si nunca te hubieras marchado de casa ahora sabrías miles de cosas sobre ellos.

-No hace falta que me eches tú también la bronca. 

-Justin necesita tu ayuda.- susurré ofendida.

Se calló por fin.

-Más te vale ir a junto él y arreglar las cosas.

-¿Me estás obligando a hacerlo?

-¿Acaso lo dudas?- bajé la vista un momento para ver la hora en mi móvil

Volví a correr dejándolo con las palabras en la boca, sinceramente me gustaría aclararle un par de cosas más, pero solo con recordar la charla que me 

caería al llegar a casa...

[ Diez minutos después ]

-¿No pensabas llamarnos?- preguntó mi padre observándome.

-Se me olvidó, lo siento.- confesaba en una de las sillas de la cocina.

-Déjala cariño.- le dijo mi madre a mi padre.- No pasa nada por treinta minutos más, ya es mayor.

Nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que recordé aquello tan importante que debía pedirle a mi padre. 

-Papá.- lo llamé.- ¿Tu sabes si... pues... si... necesitas a alguien... no sé... para ayudarte en... el trabajo?- pregunté con dificultad.

Mi madre nos miró de reojo, mi padre parecía sorprendido.

-Voy a hacer la cena.- se escabulló mi madre. 

-¿Quieres trabajar conmigo?- cuestionó mi padre confuso.

-No... yo no. 

-Entonces, ¿quien?

¿Tanto me costaba decir Justin? ¿Tanto me costaba? Era difícil poder hablar con mi padre sobre su trabajo, en este caso, tenía miedo de que dijera 

que no, y ya me estaba haciendo a la idea.

-Justin.

-¿Cómo voy a dejar que un desconocido trabaje conmigo?

-¡No es un desconocido!- grité enfurecida al tiempo que me levantaba de la silla.

-Para mí si, y sabes que para trabajar con joyas valoradas en millones de euros necesito a alguien de confianza. 

-¡Justin necesita un trabajo! Por favor, papá, por favor.- supliqué.

-Ya te dije que no.

-Por favor...

El secuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora