-Venga, no te pongas así.- dijo su hermano.
-Por favor, vete. Vuelve otro día, pero hoy no me apetece discutir.- John me miró por última vez y salió por la puerta.
-Volveré.- se despidió cerrándola.
El silencio se apoderó de toda la casa, miré a Justin pero él no lo hizo. Tan solo se apoyó en la pared del pasillo y se dejó caer en el suelo.
-No me dijiste que tenías un hermano...- susurré mientras me levantaba de la escalera y me acercaba a él.
-Para mi no es mi hermano. Supongo que escuchaste la discusión que tuvimos.
-Lo siento...- susurré con la voz apagada.
-No pasa nada.
-De verdad que lo siento.- insistí al ver que su tono de voz era menos intenso que antes.
-No es tu culpa.- me agarró de las manos y tiró de ellas delicadamente para que me agachase.- Si estoy así es por él.
-¿Por John?
-Si... ¿Por qué vuelve ahora?
-Él mismo te lo dirá. Pero ahora no te preocupes, ¿vale?- agarré sus mejillas y le puse una sonrisa.
Él acarició mi cuello y volvió a sonreír.
-Está bien.- me dio un leve beso.- ¿Terminamos lo de antes?
No recibió respuesta porque empecé a besarlo, Justin me correspondió el beso para alargarlo con mucha pasión. Tomé aire durante unos segundo
mientras él acariciaba con sus labios mi cuello y luego susurraba “Te amo” provocando que mis pelos se erizaran.
Por desgracia mi móvil comenzó a sonar, pudimos ignorarlo una vez, pero volvieron a llamarme.
-Coge, puede ser importante.- me dijo con la respiración entrecortada.
Pude ver claramente, que era mi padre. No dudé en contestar antes de que se diera por vencido.
-¿Si?
-Hija, ¿donde estás? Llevo un buen rato llamándote.
-Lo siento, ¿que querías?-Evisté su pregunta.
-¿No piensas venir a casa?- preguntó algo enfadado.
Tapé el teléfono para que mi padre no me escuchara susurrarle a Justin:
-¿Qué hora es?
Este me indicó que ya eran las nueve y media, le había prometido a mi madre que si llegaba más tarde de las nueve la llamaría, se me había olvidado
por completo.
-Ya estoy de camino papá, en cinco minutos estoy allí.- aseguré.
-De acuerdo.
Me colgó y volví a guardar el móvil, un poco preocupada. Estaba claro que ir hasta mi casa andando me llevaría más de diez minutos.
-¿Sabes conducir?- le pregunté a Justin recordando el coche que había aparcado en el garaje de su casa.
-Si, pero no tengo carnet.- elevó los hombros como disculpa.
-Tengo que estar allí pronto, a si que me voy.
Los dos nos levantamos del suelo con un impulso, nos miramos a los ojos durante unos segundos.
-Nos vemos pronto.- me dijo con una sonrisa.- ¿Quieres que te acompañe?
-No, no hace falta, iré corriendo.
-Está bien.
Nos despedimos y salí de allí como una bala, después de correr por la calle, me encontré a quien menos esperaba en la esquina, fumando. Me paré
automáticamente por la sorpresa.
-¿Tú?- pregunté.
John me miró confundido, pero no tanto como yo. Sonrió y tiró el cigarrillo al suelo, para luego aplastarlo con la suela del zapato.
-¿Eres la novia de mi hermano?- preguntó.
-¿A ti que te importa? Fuiste muy cruel con él y con tu padre, si nunca te hubieras marchado de casa ahora sabrías miles de cosas sobre ellos.
-No hace falta que me eches tú también la bronca.
-Justin necesita tu ayuda.- susurré ofendida.
Se calló por fin.
-Más te vale ir a junto él y arreglar las cosas.
-¿Me estás obligando a hacerlo?
-¿Acaso lo dudas?- bajé la vista un momento para ver la hora en mi móvil
Volví a correr dejándolo con las palabras en la boca, sinceramente me gustaría aclararle un par de cosas más, pero solo con recordar la charla que me
caería al llegar a casa...
[ Diez minutos después ]
-¿No pensabas llamarnos?- preguntó mi padre observándome.
-Se me olvidó, lo siento.- confesaba en una de las sillas de la cocina.
-Déjala cariño.- le dijo mi madre a mi padre.- No pasa nada por treinta minutos más, ya es mayor.
Nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que recordé aquello tan importante que debía pedirle a mi padre.
-Papá.- lo llamé.- ¿Tu sabes si... pues... si... necesitas a alguien... no sé... para ayudarte en... el trabajo?- pregunté con dificultad.
Mi madre nos miró de reojo, mi padre parecía sorprendido.
-Voy a hacer la cena.- se escabulló mi madre.
-¿Quieres trabajar conmigo?- cuestionó mi padre confuso.
-No... yo no.
-Entonces, ¿quien?
¿Tanto me costaba decir Justin? ¿Tanto me costaba? Era difícil poder hablar con mi padre sobre su trabajo, en este caso, tenía miedo de que dijera
que no, y ya me estaba haciendo a la idea.
-Justin.
-¿Cómo voy a dejar que un desconocido trabaje conmigo?
-¡No es un desconocido!- grité enfurecida al tiempo que me levantaba de la silla.
-Para mí si, y sabes que para trabajar con joyas valoradas en millones de euros necesito a alguien de confianza.
-¡Justin necesita un trabajo! Por favor, papá, por favor.- supliqué.
-Ya te dije que no.
-Por favor...