Wildest Dreams [Delena]

5. Bienvenida.

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Capítulo cinco.

~Elena~

Las cosas siempre tienen un orden, yo creo que existe él bien y él mal, que hay un cielo y un infierno y depende de nuestras acciones sabremos para donde nos llevaran.

Sin embargo, nunca había visto algo como él, alto, ojos verdes claros, piel clara de labios curvosos y carnosos. Su mirada es suave y aunque no lo conozco de toda una vida, podría confiar en él solo por su cálida vibra.

Mire mi celular, ansiosa. Necesitaba que llegara la noche, necesitaba verlo de nuevo, saber que él es de verdad, y no una simple fantasía.

Mi abuela me llamó desde la primera planta. Lo que dijo Steffan fue algo raro, pero tenia razón, mi abuela despertó en él justo momento en él que desaparecío él.

Baje las escaleras y me acerque a la cocina, pasta a la boloñesa y carne en bistec me esperaba encima de la barra. Me senté junto a ella y comencé a comer.

—¡Esta delicioso! —Comente. Mi abu cocina riquisimo.

—Gracias, cariño. —Me guiño él ojo. —¿Como te fue en tu recorrido? ¿Algo interesante?—Me atragante con un pedazo de carne. Tosi varias veces y bebí zumo de limón. Pensé en Steffan. Pero vamos, eso no se lo podría comentar a ella. Pensaría que he enloquecido.

—Me vi con Bonnie. —Dije feliz. —Aun vive aquí en Mystic Falls. Con Caroline y Matt. Creo que harán una especie de reunión o algo así para mi bienvenida.

—Es estupendo cariño. —Me palmeo la espalda dulcemente. —¿Y cuando harán eso? —Y como por arte de magia, mi celular comenzó a vibrar.

"De Bonnie para Elena: Hola Elena, ya esta todo preparado, te esperamos en la casa de Coraline. Intentamos hacer algo no tan grande pero tu la conoces, espero te guste. No demores."

Mordí mi labio inferior ansiosa. Yo no quería que fuera hoy la bienvenida. Quería verme con Steffan.

—¿Paso algo? —Pregunto mi abu. La mire con una cálida sonrisa.

—La bienvenida es esta noche...—Dije conmovida.

—¡Te felicito! No llegues tan tarde. —Me guiño él ojo. —Soy una abuela muy responsable con su nieta. —Nos reimos.

—Claro. —Le guiñe mi ojo. —Y yo una nieta que hace demasiado caso. —Termine y lave los trastes. Subí a mi cuarto y busque en él armario algo para colocarme. Y aun así, seguía pendiente de la ventana.

—Por Dios.—Comenté. —Debo de estarme volviendo loca. —Me reí.

Unos jeans negros, unas botas marrones, mi camisa purpura y una chaqueta de cuero me acompañaron a la bienvenida. Tome mi celular y sali de la casa, tome él primer taxi que vi y le indique la dirección de la casa de Caroline.

Nada había cambiado, tiene la misma fachada de hace años, golpee la puerta y me abrió Matt recibiéndome en un abrazo acogedor.