60. Tomemos esto enserio.

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-¿Te gustan los pastelillos de mora azul?-pregunto Damon aunque sabía la respuesta. Elena sonrió feliz como niña pequeña. No basto más para que Damon le pasara aquel panecillo y ella empezara a devorarlo.

Su primera cita, cita como tal, como dos personas comunes y corrientes con un amor fuerte entre ellos, donde nadie los podía dañar y eran felices con lo poco que tenían. Un día de picnic, el sol brillaba, el lago estaba cálido y la brisa ayudaba con la humedad. Luego de nadar por varias horas les apeteció algo de comer.

Elena luego de acabar su panecillo, tomo otro, pero se dio cuenta que era una caja en forma de panecillo que se abría por la mitad. Abrió los ojos, observo la preciosa cadena sin palabra alguna. La tomo en sus manos y la acaricio bastante. En ella estaba su nombre y fecha de nacimiento al respaldo, bañada en oro.

-¿Cómo la encontraste? Creí perderla cuando era niña.-afirmo con melancolía al verla en sus manos.

-bueno, tengo mis contactos.-sonrió de lado.-más bien, ¿te ayudo? –ella asintió y Damon le coloco la bella cadena. Al terminar quedo perfecto con su ropa, su rostro, su pelo...su todo.

-eres simplemente hermosa.-dijo embobado mientras Elena se colocaba de todos los colores.

-muchas gracias señor Salvatore. Pero me temo que no es tiempo de cotilleos, nos espera una gran carrera al lago. –se levantó y salto encima de él, ambos cayeron al suelo y se rieron como niños pequeños. –gracias por todo Damon. Enserio.-dijo melancólica y se le escapo una lagrima del ojo izquierdo que el con gusto limpio.

-no es nada preciosa.-sonrió y ambos fueron a nadar un rato más.

En Nueva Orleans.

-¿Cómo fue que la dejaron salir? –gritaba histérica la abuela de Elena. La madre aun no asimilaba que su hija no estaba con ellas y talvez nunca más estaría. Hizo mal en confiar en su madre y ahora pagaba las consecuencias.

-¡no debí creer en ti!-jadeo Rose.-la he perdido y por culpa tuya. Tú me metiste todos estos pensamientos de odio contra ellos cuando lo único que han querido es proteger y ayudar a mi niña.-lloraba en brazos de una enfermera.- ¡hay un muerto por dios Eva! –seguía.

-yo quise salvarla, pero al parecer falto más ayuda.-se echó para atrás.-voy a demandarlos, por incompetentes al dejar escapar a una pobre joven que necesitaba ayuda.-amenazo al doctor y las enfermeras de apoyo.

-¡Basta! No lo harás, no te dejare. Hare lo que este a mi alcance para que Elena me perdone y la vuelva a recuperar. Si su felicidad es el la dejare y no me opondré, y más te vale que tú también lo hagas si no quieres irte de esta familia. –las enfermeras observaron felices a la madre de Elena, Eva indignada no dijo nada más.

-¿y cómo se supone que la encontraremos?-dijo rendida al fin.

-sus amigas han de saber dónde están. Empaca todo y yo hablare en mi trabajo. Iremos a verla. –llenaron papeles para poder salir del hospital y se encaminaron a casa.

En Mystic Falls.

-¿son novios al fin?-grito caroline entusiasmada de verlos ambos tortolitos con sonrisas de lado a lado. Elena asintió. –me alegro tanto.

-hermano debo hablar contigo.-dijo Stefan interrumpiendo el momento.

Damon lo miro de reojo y salió de allí con una sonrisa pintada para no alarmar a Elena.

-¿paso algo? –dijo preocupado por tanto misterio.

-comentan que lucifer no te va a dejar ser feliz. Que al parecer el castigo que te ha impuesto no será el único y que buscara más formas para destruir su amor.-dijo en tono preocupado. Damon llevo sus manos a su sien para relajarse.-a menos...

-no se Stefan. No sé si estoy preparado, no sé si Elena quiera eso.-se sentaron al frente de la casa.

-es la mejor solución. Los podemos cuidar de nuestro lado, ser ángeles no es tan malo y más si estas con la persona indicada. Soy feliz con Katherine- dijo sonriendo.

-no sé si este listo para ser el héroe.

-para mí ya lo eres.-los interrumpió una voz detrás de ellos.


Wildest Dreams [Delena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora