Capítulo 3.

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-Eso es todo por ahora chicos, pueden salir a receso. - un suspiro colectivo se hace presente en clase rompiendo el habitual ambiente de tensión, ese es el resultado después de tener dos horas de Números y cálculos. Alivio.

Salgo del aula tras la multitud de alumnos a paso veloz.

Me siento como cucaracha cuando capta la luz.

-¡Oye, espera! - ¡Mierda! Sabia que era demasiado bueno para ser cierto

Al llegar a clase la maestra nos dejó pasar, claro, bajo la advertencia que no habría una próxima, minutos después el taradaso y yo nos sentamos en los pupitres contiguos que se encontraban al final de las filas (los peores debería decir) no se escucha ni se ve nada, normalmente los alumnos sólo los usamos para platicar un rato o hacer deberes que teníamos pendientes de otras clases y no realizamos en casa, casi siempre es un paraíso, pero siendo esta asignatura el terror de casi todo alumno eso no aplica. Sobre todo con la maestra Collins, ella puede ser la típica fantasía que muchos alumnos experimentan con una  maestra, pero no, la Srita. Collins es la reencarnación del mal. Si escucha un sonido proveniente de tu boca que no sea algo referente a la clase, detención. Si haces algún movimiento extraño o un intento por levantarte de tu asiento, detención. Si una mosca vuela cerca de tu cara, detención. 

Un amor de persona ¿Verdad?

Christian no dejó de molestarme en ningún momento y aunque jamás me dirigió la palabra que me observará de alguna forma me irritaba sobremanera, así que termine gritándole ganándome así una llamada de atención por parte de la profesora, que milagrosamente no fue mas allá de un par de gritos, creo que hoy estaba de buen humor. El lado positivo de la situación fue que para mi Salud mental hizo que una de mis compazorras me cambiara el lugar sentándome al frente lejos del orangután de sensuales ojos grises.

Fue muy divertido observar las caras de terror que ponía Christian cada que Elizabeth intentaba coquetearle.

El tiempo paso lento en un aula, el aburrimiento era casi mortal. Como de costumbre salí con migraña de la clase y que Christian este molestándome no hace más que empeorar mi situación.

-¿Y ahora que? - Pregunto cuando noto que continua detrás de mi como una garrapata. No me molestó en intentar disimular la frustración de mi voz, solo espero que el capte el mensaje y desaparezca dejándome en paz.

-Tienes que darme un recorrido por el colegio ¿recuerdas? A menos que quieras que le diga al director  que te negaste a ayudar al compañero nuevo e indefenso que sólo quería hacer amigos. - ¿Cómo rayos es que su voz suena tan convincente? Si llegará conmigo a decirme lo que acabó de escuchar muy seguramente me auto-castigaría. Es un maldito manipulador hijo de... Voldemort. 

Mis pensamientos son interrumpidos por un brusco movimiento, no es hasta unos segundos después que me doy cuenta que estoy siendo arrastrada por el striper de segunda.

-Suéltame.- tiro de mi brazo, pataleo y doy jalones sin parar mientras el ni se inmuta un poco.

Debo poner más atención en las clases de defensa personal que mi padre Ray, me imparte y me obliga a tomar.

-Suéltame- repito esta vez con un tono más agresivo. En cualquier momento echare espuma por la boca. Debí vacunarme contra la rabia.

-Cuando me lo pidas de buena manera lo haré con gusto, claro, eso no significará que te salvaras de darme el Tour. - Dice con un media sonrisa.

Enrojezco de rabia, creo que al final del día tendré una úlcera estomacal y el un bonito ojo morado.

-¿Podrías por tu bien y el mío soltarme?- Mi voz es una rara mezcla entre de súplica y sentencia a muerte. Una dulce amenaza a mi parecer.

-Mmm... no termina de convencerme. Tal vez deberías besarme y así quizá decida soltarte.

Muy bien estoy harta.

Vuelvo a removerme tratando de soltarme. Jalando con tanta fuerza que casi me resulta doloroso, probablemente al final del día queden algunas secuelas, la mirada de Christian deja de ser impaciente y exasperada  para cambiar a una más obscura y divertida no soy consciente de que me suelta hasta el momento que estoy en el suelo. ¡Joder, mi culo! Un fuerte dolor se extiende por toda la zona  de mi trasero. Aush.

Y el inmundo animal contiene una carcajada. Estoyfúrica .

Respira profundo e intenta controlarse. Piensa en cosas lindas y positivas, adopción de perritos, reciclaje, paz mundial, Christian siendo brutalmente golpeado por una Ana gigante. 

Trató de levantarme intentando no prestar atención a la punzada de dolor que me recorre momentáneamente, creo que el golpe fue peor de lo que yo pensaba. Aush, otra vez.

A Christian le cambia la cara de inmediato, sus gestos pasaron de ser burlescos a ser de preocupación.

-¿Estas bien?- pregunta mientras tira suavemente de mi, levantándome con cuidado. Su tono muestra signos de arrepentimiento y culpabilidad, me alegro.

-Si, estoy bien- respondo cortante. Me suelto de su agarre y continuo caminando ignorando el dolor en mi cadera y trasero.

Siento a Christian alcanzare a paso veloz.

-Lo lamento.

Lo ignoro, me molestó durante mucho tiempo comportándose como un niño pequeño, pero claro tenía que lastimarme para que ahora se deje de jueguitos. Claro que no, estoy enfadada, adolorida, cansada, además no estoy de humor para seguir cuidando a un niño inmaduro que se divierte molestando adolescentes pequeñas y castañas.

Llegó hasta la cafetería, me formó en la corta fila para comprar mi desayuno. Christian se coloca a mi lado sin hacer nada, sólo me observa.

-¿Me ignoraras durante todo el día?

-No. Solo hasta que acaben las clases.

La cafetería esta plagada por parlantes adolescentes que lejos de estar divididos entre populares o no populares están todos están compartiendo anécdotas o chismes que ocurren por ahí. Es la única sala en toda la escuela que tiene su propio estilo, es de un azul cielo bastante lindo;  tiene pequeños dibujos de extraterrestres y astronautas comiendo botanas y charlando entre si, es bastante ingenioso ademas lejos de llegar a ser infantil nos relaja bastante y si eres nuevo como el chico a mi lado te da un buen tema de conversación. 

Mi turno para comprar llega así que lo dejó con la palabra en la boca mientras pido unas galletas de avena y dos jugos. Por mas enojada que este no voy a comer mientras el me observa, si de algo tengo dicha es de tener unos padres amorosos que me han sabido educar muy bien. Regla numero 3 aplicada por mis padres: siempre hay que compartir.

Busco con la mirada la ya habitual mesa del fondo y camino hasta ella. Mientras me dirijo a mi lugar saludo a unas cuántas personas que conozco. No soy la mas popular, pero tampoco soy la nerd anti-social de la clase. Estoy a un paso de ello, pero no.

Antes de darme cuenta Christian esta corriendo mi silla para que pueda sentarme. Un acto que me sorprende bastante viniendo de su parte. Rodea la mesa para ubicarse frente a mi. Le paso el jugo que compre para el mientras corto en dos el sobre de galletas tomó las mías y le paso el resto.

-Esto no es necesario Anastasia.

-Si lo es, ahora come y cállate.

Un incomo silencio se hace presente. 

-Mis amigos no tardan en llegar. Nos tocaran varias clases juntos ¿ te parece si te los presentó? Ya sabes para que puedes interactuar con alguien conocido durante recesos o así.- Murmuro mientras le doy un mordisco a mi galleta. Que rico, me moría de hambre

Silencio.

Silencio.

¿Y ahora que hice?

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Holiwi:)

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