Juguemos al amor.

Capítulo 4.

)Mi grupo de amigos está conformado por: Jack Hyde, un chico alto, en buena forma, ojos color verde esmeralda, cabello rubio. Capitán del equipo de fútbol. Uno de los chicos más populares y simpáticos del colegio. Kathe Kavanagh, alta, rubia platinada, tés blanca, ojos verdes. Bastante sexy, una chica que cualquiera quisiera para nuera de su madre, es mi mejor amiga y a pesar de ser muy distintas nos complementamos de una forma única. José Rodríguez un latino que llego a la ciudad hace ya varios años, moreno, cabello color castaño, ojos de un café bástate profundo, no es muy alto pero tampoco es bajo. Se puede decir que es como un hermano mayor para mí, hace tiempo intentamos llevar nuestra relación más allá de la amistad, pero al ver que no funcionaba decidimos dejarlo antes de que las cosas se tornaran incómodas entre ambos. Leila Williams una chica dulce y comprensiva, es un poco bajita, no tanto unos 5 centímetros más bajita que yo, tez blanca, cabello castaño y unos muy lindos ojos café. Lleva tres años de noviazgo con Jack, a veces bromeamos apostando por la fecha más probable para su boda. Que por cierto yo aposté a que esperarían dos años después de terminar la Universidad.

Todos y cada uno de ellos van llevando de a poco a la mesa. Kathe llega con José discutiendo sobre algún tema trivial (como siempre). Poco después hacen su aparición Jack y Leila que como de costumbre van de la mano. Pareciera que necesitan estar en contacto siempre, eso da miedo.

Se sientas y comienzan a saludar y parlotear, Christian los observa inmóvil sin decir una sola palabra. Debe estar un tanto asustado, no tengo los amigos más normales que existen.

Intervengo para presentar a Christian, pero al hacerlo y después de que cada uno de ellos dijera su nombre, edad, y que por supuesto Jack dejará bien en claro que Leila era su novia, el novato no ha emitido una sola palabra.

Vaya eso sí que me impresiona.

-Discúlpenlo es algo tímido- murmuro.

Me molesta que se comporte de esta manera, dejándome como una tonta frente a los chicos.

Christian y yo comemos en silencio mientras los chicos hablan de cosas sin importancia, sólo interrumpiendo sus parloteos para hacer muecas de asco al ver a la parejita comerse a besos. Estoy de acuerdo con eso, ver a tus amigos besarse frente a ti es algo más que incómodo. No es bueno para mi estómago.

-Consigan un cuarto- se burla José. - A este paso yo ganare la apuesta y tendrán por lo menos cuatro hijos antes de casarse, o de terminar la universidad.- murmura burlón

Todos reímos ante el comentario, pero lo hacemos aún más al ver a leila atravesar todos los tonos del rojo y a Jack soltarle un buen zape a José. A veces mi amigo suele ser un tanto impertinente.

El timbre notifica el fin del Break dando inicio nuevamente a las clases.
Me siento muy cansada sin embargo mi consuelo es que es hora de lenguas, el profesor es un mono y la materia muy sencilla.

Me despido de los chicos y sigo a Christian quien se adelantó a pesar de mis intentos de decirle que no lo hiciera.

Caminamos juntos esta vez sin decir una sola palabra. Lejos de relajare esto hace que me tense.

Las horas pasaron dando paso a el final de día Christian y yo no hablamos más allá de lo necesario. Nos limitamos a monosílabas, silencios incómodos y de vez en cuando intercambiamos miradas de reojo que yo trataba de disimular de inmediato.

La avalancha de alumnos se hace presente en cuanto la campana suena, todos parecen muy apurados por irse y aunque a mí me urge una siesta mi paso es un tanto más moderado.
Me coloco mis audífonos mientras camino a la salida del colegio rumbo a la parada del colectivo, estoy tan distraída que me sobresalto al sentir un pequeño tirón en mi brazo.