Las semanas comenzaron a transcurrir rápidamente, las vacaciones terminaban tan rápido como caían las hojas de los árboles preparándolos para el invierno... Los colores invernales resplandecieron con una calidez sorprendente en Seattle o tal vez, fue la tranquilidad de saber que todo estaba bien entre mi circulo de amigos, lo que me hizo sentir raramente mas segura, de una forma extraña, tan buena que parecía ser un sueño.
Mis días consistían en esforzarme por dividir mis tiempos para pasarlo en familia, con mis amigos y tener salidas alucinantes como cualquier adolescente normal, sin dejar de lado a mis amados libros claro, estudiar los programas que nos habían dado justo antes de salir de la escuela secundaria. Había sido una gran época, conocí a personas increíbles, tuve curvas en la vida que me hicieron crecer un poco y que, estoy segura recordaré de por vida, fui una de las estudiantes destacadas y según mis profesores si continuaba así no habrá ningún problema para obtener una beca total o parcial en la universidad que me pareciera mejor. Ah, si sin duda una gran época.
Las cosas parecían ir de maravilla y en cuanto a Christian, bueno, todo iba bien, nuestra amistad se fortalecía y se volvió bastante solida, tenemos muchas cosas en común y nuestras diferencias lejos de alejarnos han servido para formar un rompecabezas en donde yo lo complemento a él y él a mi.
Creo que habíamos logrado madurar un poco, entendíamos que cada uno tendría que tomar diferentes caminos en la vida pero eso no significaba que tendríamos que separarnos.
Antes de que siquiera lo pensara la madre de Christian logro que me otorgarán una beca parcial en la prestigiosa preparatoria en la que había inscrito a su hijo, le dijo a mi madre que se debía a que no quería que Christian pasará esta etapa solo, que yo le fui de gran ayuda para que fuera un poco más sociable y que debido a nuestra amistad él tenia menos problemas y que decir de las pesadillas, fue muy dulce de su parte.
Al comienzo de las vacaciones incite a Christian a tomar terapia, he de admitir que fue muy difícil convencerlo pero el esfuerzo valió la pena, el psiquiatra que lo atendía hacia un excelente trabajo y gracias a ello su progreso era evidente y constante, él solía decir que su estado había mejorado gracias a mi pero yo sabia que eso se debía a la terapia, el apoyo de su amorosa familia y de nuestros amigos quienes no permitían que él la pasara mal y que al ver que su mirada se obscurecía con algún trágico recuerdo se encargaban de hacerle olvidar los malos ratos.
No habíamos tocado el tema de Elena más, era como si no hubiese pasado, además de que no había necesidad de mencionarlo, solo ocurrió nos hizo mas unidos y ya esta. Nada mas.
Entraríamos en una nueva etapa, teníamos que estar preparados y lo estaríamos porque iríamos juntos, enfrentaríamos las adversidades mas difíciles y venceríamos porque estábamos allí el uno para el otro, apoyandonos. Como los buenos amigos, confidentes y guerreros en los que nos habíamos convertido.
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Juguemos al amor.
FanfictionLos personajes de esta historia pertencen a E.L James. Prólogo: Último año de secundaria. Un chico nuevo y problemático. Una chica linda y rebelde. Una atracción tan peligrosa como la dinamita. -Y... ¿Qué obtendre a cambio...