En mi vida escolar madura eran pocas las veces en las que me ponía nerviosa; cuando tenía exámenes relacionados con algo de matemáticas, las exposiciones en el auditorio, la disección de ranas. Esto último fue lo peor.
Hasta ahora, después del último mensaje que Christian me mandó intenté irme a dormir, después de horas girando y girando en la cama por fin conseguí entregarme a los brazos de Morfeo, ¿Saben cuál fue el problema de todo esto?
Soñé con él.
Soñé con Christian.
Soñé que me besaba, que me decía cosas muy dulces al oído, que paseábamos juntos de la mano, era un sueño muy dulce y extraño.
Y ahora que me encuentro aquí, a unos pasos del pupitre que queda junto al de el siento que podría desmayarme o peor aún... vomitar.
Estoy sudando por todas partes, soy incapaz de levantar el rostro para darle la cara. No después de ese sueño.
Llegó al pupitre tratando de hacerme pequeñita en mi asiento y cuando casi lograba normalizar mi respiración de pronto llega Grey plantándome un beso en la mejilla.
Adiós cordura.
Mis mejillas se tornan rojas y unas ganas incontrolables de lanzarme sobre el para devorarlo en un beso apasionado se apoderan de mí. Yo ni siquiera se besar.
Mierda.
El me observa con una pequeña y tímida sonrisa que me derrite el corazón. Diablos. No se supone que esto deba ocurrir.
-Buenos días Anastasia. -Su sospechoso buen humor no me pasó desapercibido.
-Buenos días Christian. -Su alegría era contagiosa.
-¿Qué tal dormiste? -sé que su pregunta no tiene ninguna clase de doble sentido o algo así, pero mis mejillas enrojecidas y mi mente transportándome a mi sueño no quieren entenderlo.
Basta de ser una pervertida Ana.
Trató de evadir su pregunta, pues me es inevitable remontarme a los momentos en los que en mi inconciencia Christian me besaba como si no hubiese un mañana.
Mi dios. Así es como comienzan las violadoras Ana.
-Ana.- contesto aun roja de vergüenza.
-¿Ana? -pregunta un Christian confundido.
-Dime Ana, sólo mis padres cuando están molestos conmigo me llaman Anastasia.
-Pero, ¿Por qué? Tú nombres es hermoso, cada sílaba y consonante se unen para formar algo perfecto.
Me quedo sin palabras, nadie me había hablado tan lindo y menos de esa manera, y aun menos me espera que él lo hiciera
Christian parece avergonzado, sin embargo no dice nada.
Ambos nos quedamos callados, además podría apostar mi fondo universitario a que los dos pasamos perfectamente como tomates.
-Mis amigos me dicen Ana y ahora tú eres uno de ellos ¿o no?
Christian no dice nada pero un destello en su mirada que no logró interpretar me deja claro que le agradó lo que dije.
El profesor entra interrumpiendo el muy lindo pero incómodo momento.
-Buenos días clase, comencemos...
-Por el amor de Dios Ana, ¿Cómo se te ocurre que ese podría siquiera ser el resultado?
-Christian por favor. No más. Estoy aburrida y cansada, después me explicas lo de las medias y los ligueros.
-Medias y medianas- responde serio, sin embargo una pequeña sonrisa en su rostro delata que le gustó mi pequeña broma.
ESTÁS LEYENDO
Juguemos al amor.
FanfictionLos personajes de esta historia pertencen a E.L James. Prólogo: Último año de secundaria. Un chico nuevo y problemático. Una chica linda y rebelde. Una atracción tan peligrosa como la dinamita. -Y... ¿Qué obtendre a cambio...