Capítulo 2

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Max: - le sonrió y con la mano que tenía libre le secó la lágrima- Pero no llores que el brillo en tus ojos se apaga - Andrea sonrió- Así esta mejor - el también sonrió - Te invito algo de comer. Y no es pregunta
Andrea: - sonrió - No gracias. He andado un poco inapetente
Max: - Llamó al mesero- Dos licuados de mango, con avena, por favor - el mesero asintió y se fue. Andrea miró a Maximiliano con extrañeza - si no quieres comer, por lo menos tomarás esto, que contiene los carbohidratos y las calorías que tu cuerpo necesita
Andrea: ¿Eres doctor? - el negó - ¿Entonces?
Max: Soy abogado. - sonrió - Pero digamos que conozco a alguien que es doctor.  ¿Y tu?
Andrea: Yo estudio para doctora, así que por mi alimentación no te preocupes - le sonrió - En ese aspecto sí se cuidarme sola... sólo en ese aspecto- agachó la mirada con nostalgia. En eso llegó el mesero con ambos licuados. Los puso en la mesa y se retiró-
Max:  No, no digas eso. Todos sabemos cuidarnos de casi todo. Sólo que hay cosas que logran doblegarnos y hacernos sufrir. Así que no digas eso - le alzó la barbilla- y sonríe. Ya te dije que el brillo de tus ojos se apaga si no lo haces. - ella sonrió
Siguieron conversando por unas cuántas horas. Cuando menos acordaron, ya había anochecido. Entonces, supieron que era hora de despedirse.
Andrea: Se nos ha hecho tan tarde - miró su reloj- Fue un gusto conocerte, Max- se puso de pie y recogió sus cosas de la mesa-
Max:  - se paró a la par de ella - Lo mismo digo, pero déjame ayudarte con eso - le quitó las cosas, que había recogido anteriormente, con delicadeza - Te acompaño a tu casa
Andrea: No, ¿cómo crees? - comenzaron a salir de la cafetería. Max había pagado desde hace algún rato - Sería un abuso
Max: Ningún abuso. Es más, yo mismo te llevo y te dejo en la puerta de tu casa
Andrea: No, Max, gracias. Pero ya sería demasiado
Max: - tomó una pluma de su saco y anotó algo en el primer papel que encontró entre las cosas de Andrea - Nada de eso. Te llevaré a tu casa y no acepto un no por respuesta.
Andrea resopló resignada y sonrió. En el trayecto, iban platicando de un montón de trivialidades. Andrea vivía en un departamento, así que al llegar al conjunto residencial, Max insistió en acompañarla hasta su piso. Aunque ella lo dudó al principio, porque lo acababa de conocer, terminó por aceptar. No sabía que tenía ese hombre que le inspiraba confianza. Llegaron al piso de Andrea y se encaminaron hasta la puerta del departamento de ella. Andrea se extrañó, pues la maceta estaba movida de su lugar original. Se fijó bien en la cerradura y se encontró con la puerta ligeramente entre abierta. Dio un paso hacia atrás algo preocupada. Max lo notó y le tomó la mano transmitiéndole confianza y seguridad. Ella le dedicó una cálida sonrisa y apretó su mano con fuerza y él le correspondió a ese fuerte apretón. Lo que necesitaba para armarse de valor y entrar. Al entrar, parecía una casa normal para Maximiliano. Estaba ordenada y limpia. Pero comenzó a sentir la mano de Andrea volviéndose fría. Algo no estaba bien. Ella podía notar que las cosas no estaban en su lugar habitual. Guillermo, pensó Andrea. Max le volvió a dar un apretón en la mano. Ella volteó a verlo y él pudo notar el miedo en sus ojos y el sudor que perlaba su frente. Definitivamente algo no estaba bien y le encantaría saber que era. Pero se acababan de conocer y ella, bajo ninguna circunstancia le confesaría algo comprometedor así porque sí. Sólo la apoyaría en todo. Algo le decía que esta mujer de hermosa sonrisa tenía problemas serios. Espera, ¿había dicho hermosa sonrisa? Sí, porque no podía negar que tenía una hermosa sonrisa. Ella se armó de valor, soltó su mano y entró a una recámara muy titubeante.

Perdón, se que es corto pero me di una escapadita de mis clases para poder subir un poco más. Gracias por leer!!!!!! Y les prometo subiré lo más pronto que pueda!! 😘😘

Cuando No Es Como Debería Ser...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora