Narra Max…
No la iba a dejar sola. Jamás volvería a cometer ese error. En cuanto la abracé pude sentir como se tranquilizaba de a poco. Como siempre que no sabía como calmarla, un abrazo fue más que suficiente. Los abrazos, más que una muestra de cariño, son una muestra de apoyo, y de empatía. Son una muestra de que, pase lo que pase, estarás allí. Siempre estarás allí. Para apoyarles, para ayudarles, para que no estén solos. Nunca. Nosotros lo sabíamos. Lo sentíamos. Por eso no necesitábamos mas que un abrazo del otro. Teníamos una conexión increíble que me dejaba confundido. Que me traía fantasmas del pasado que creí ya había enterrado. Que creí haber aplacado. Pero ahora volvían con mas fuerza. Pero no era momento de dejarlos escapar de la caja de pandora. Solo le haría más daño a ella. Y de paso, a mí. Poco tiempo después, se quedó profundamente dormida. Lo que agradecí enormemente. Era evidente que los últimos días no había sido capaz de descansar. Y debo confesar que se sentía bien que pudiera dormir entre mis brazos. Como había sido durante los últimos años en los que las pesadillas la atacaban sin piedad, arrancándola del maravilloso mundo de los dulces sueños para traerla a los horribles recuerdos, antes de ser devuelta a la realidad. Por mí. La acomodé en la cama. Estaba dispuesto a irme. Salí, pero no encontré a Adriana. Se había ido. No me hizo caso. Pero sirvió para darme cuenta de algo que venía olvidando desde hace varias semanas. Andrea venía en primer lugar; el resto del mundo pasaba a segundo término. Desde el día en que la conocí, se había vuelto mi prioridad. Desde el día en que la acogí en mi casa, para protegerla, ocupó el primer lugar en mi vida. Ahora tenía que volver a ser así. Ella lo merecía. Después de mi comportamiento del peor patán. Después de haberla dejado sola en un momento tan difícil por culpa de los malditos celos. Si, por culpa de los malditos celos. Aunque me costara y me doliera admitirlo, ahora me daba cuenta que fue por culpa de los malditos celos. Los quise disfrazar. Intente disfrazarlos tras un escudo que leía “estoy molesto, no celoso”, y con una espada hecha de desconfianza. Intenté culparla a ella. Y ese fue el peor error que podía cometer. Ella no tenía la culpa de la revoltura que eran mis pensamientos, mis sentimientos, mi corazón. Volví al interior de la habitación, y verla plácidamente dormida, y observar como su pacífico rostro se empezaba a transformar en un ceño fruncido, una opresión asaltó mi pecho. No había vuelta atrás. Los fantasmas habían escapado. Y ya no había manera de volver a ocultarlos. Tendría que entrenarlos. Domarlos. Era ahora, o nunca. Me acerqué a la cama. Las pesadillas empezaban, lo podía ver en su rostro. Me acosté a un lado de ella, y la acomodé en mi pecho. Como la primera vez. Empecé a acariciar su mejilla y su brazo al mismo tiempo, mientras observaba su rostro relajarse de nuevo, volviendo a ese pacífico y angelical que tanto me gustaba ver, sólo que ahora estaba decorado con ojeras y cubierto por una palidez anormal en ella, llevando consigo el tono almendrado al que estaba acostumbrado. No me di cuenta, pero yo también me quedé dormido. Debo confesar que a mí también me hacía falta. Una suave mano sobre mi mejilla me despertó. Y entonces la vi. Mi perdición. Lo que se había vuelto mi perdición desde hace tiempo e intenté ignorar. No pude haber sido más estúpido. Abrí una sonrisa, contagiándome con la suya. Pero su mano aún se movía sobre mi mejilla. Y su mirada estaba perdida. Perdida en mi sonrisa, como la mía en la suya. Escuché que llamaban a la puerta.
Max: He despertado, Andy – dije con la intención de que quitara su mano de mi rostro, antes de que no respondiera por mi mismo. Pero ella pareció no darse cuenta. Parecía que mi perdición ahora era compartida con ella. No paraba de mirar mi sonrisa. Pero de pronto, los toques a la puerta parecieron hacerla reaccionar. Intentó enderezarse, pero no se lo permití. No quería perder por nada del mundo la cercanía que teníamos en ese momento. Era diferente a la que habíamos tenido antes. Entonces los toques cesaron, y un carraspeo nos hizo volvernos hacia la puerta. Andy se tenso de inmediato. Y mis brazos, que la habían detenido hace tan solo unos segundos, aflojaron, lo que la hizo incorporarse. Sali de la cama, y me acerque a la ultima persona que a Andy le gustaría nos encontrara así: en esa posición y en esa situación. – Don Eduardo, ¿Qué tal? – extendí mi mano para saludarle, y aunque renuente, la estrechó. Quizá no era su favorito, pero tampoco me odiaba. – Bueno, yo los dejo solos. – Me volví a Andy, quien con su mirada me suplicó que no la dejara sola. – Cualquier cosa que necesites, estaré a afuera, ¿de acuerdo? – Asintió aun temerosa y salí rumbo a la sala de espera. Ella necesitaba ese momento a solas con su padre, y yo se lo daría…
Narra Andrea…
En cuanto vi en los ojos de mi padre, supe que no le agradó nada encontrarnos así. En cuanto Max se dio cuenta de que era mi padre quien había entrado, aflojó los brazos, y yo me incorporé lo más rápido que mi cuerpo me lo permitió. Entonces Max se puso de pie, y estrechó la mano de mí, visiblemente molesto, padre. Se disponía a dejarnos a solas, pero yo no quería que se fuera. No quería que me dejara sola de nuevo. Entonces me aclaró que estaría afuera por si se me ofrecía lo que sea. Solo asentí. No quería que se fuera. Y no quería tener esta conversación con mi padre. Me preguntaría lo mismo de siempre, pero esta vez no estaba segura de que lo que le iba a responder fuera verdad.
Eduardo: ¿Me quieres explicar como es que siendo solo amigos estaban a punto de besarse? – me preguntó molesto, cruzándose de brazos.
Uuuu no era Adriana, era su papá jiji les debía este cap del viernes, no tuve tiempo se subirlo... alguien que me refresque la memoria?? Dije que subiría un bonus o un extra o algo así, pero no recuerdo si lo subí. Subí el bonus prometido?? Por fis recuerdenme y de no ser así, lo subo está misma noche. Muchas gracias por leerme, no olviden de comentar y decirme para cuando quieren el beso jajaja me odiaran, aún falta pero será más rápido de lo que creen 💜
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Cuando No Es Como Debería Ser...
RomanceElla no creía en el amor, pero el destino tiene otra cosa preparada para ella. ¿Sera capaz de aceptar y afrontar lo que venga? ¿O preferirá ignorar todo eso que es tan obvio para todos menos para ellos dos?