Capítulo 37

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Entonces, nuestros pulmones se quejaron, y nos obligaron a separar nuestros labios. Y lo hicimos con pesar. Entonces el juntó nuestras frentes – Estoy soñando, ¿verdad? Me he quedado dormido y este beso no pasará de un sueño mas

Andy: No, Max. Ha sido real. Ha sido el beso más real y maravilloso que he recibido en mi vida – abrí los ojos y lo encontré sonriendo, mientras una de sus manos me apretaba aún más a él y la otra acariciaba mi mejilla. Ya no había vuelta atrás. Aunque lo que se venía me aterraba, sabía que, con Max, lo podría todo. Lo pude durante cuatro años. Los que venían solo podían ser mejores. Entonces entendí todo. Todo lo que me había pasado, bueno y malo. Todo había sido para que encontrara a Max. Para que encontrara, no al hombre perfecto, sino al hombre que me querría como soy. Al hombre que aún sabiendo que fui violada, me trataba como si fuera lo más noble y puro que hubiese conocido. Y saberlo, tener la seguridad de que me quería, solo me hacia sentir la mujer más especial sobre la tierra. No tenía precio. – ¿Ya puedo hablar? ¿O me volverás a callar? – pregunté bromeando, a lo que él respondió con una espléndida sonrisa y un brillo en los ojos que jamás había visto – Lo siento, Max. – Empecé y su sonrisa desapareció, y sus ojos se apagaron – Todos estos años fui tan egoísta. Solo pensaba en mí. Ni una sola vez te pregunté a ti como te sentías. Has estado tan al pendiente de mí que nos olvidamos de ti. Sí, tú también te olvidaste de ti. Dejaste de salir, posponías viajes, o los cancelabas, o lo que sea, sólo por estar cuidándome. Y no tengo manera de agradecerte tanto. Sellaste tus sentimientos dentro de una caja y aún la cerraste con candado sólo para que yo estuviera bien. Y eso es algo invaluable. Y ahora yo te digo, que yo también te quiero Max. Te quiero como jamás pensé que podría querer. Pensaba que nadie me querría en cuanto supieran mi pasado. Que huirían de mí. Que no seria mas que un objeto causante de asco. Y muy dentro de mí, añoraba que un día, alguien llegara y me demostrara que no es así. Que no debía pensar en mí misma de esa manera. Pero pasó tanto tiempo, que sólo me encerré en mis sentimientos negativos. Dejé a todos afuera. Sólo era yo. Y estaba tan escondida, que nunca me di cuenta que ese hombre eras tú. Que me querías por sobre todas las cosas. De cierto modo no quería verlo. No quería que sufrieras por mí. Pero venías sufriendo desde que me conociste. Y eso no te importó nunca. Y hoy, Max – acaricié su mejilla mientras observaba que sus ojos ya estaban completamente cristalinos – hoy sólo puedo decirte: te amo – sonreí. Sonreí porque se sentía inexplicablemente bien decirlo – Te amo por sobre todas las cosas. Y no voy a dejar que me dejes sola nunca, ¿me oyes?

Y antes de que pudiera decir otra cosa, sus labios estaban sobre los míos de nuevo. Y la sensación era la misma. Como si fuera la primera vez que los probaba. En ese instante supe que siempre seria así.

Narra Max…

Me había besado. ¡Me había besado! ¡Y qué beso! Moría por saborear sus labios. Llevaba cuatro años viéndolos, deseándolos, sin poder rozarlos con nada mas que mis mejillas. Y era hora de que lo supiera. Todos lo sabían. Sólo no me esperaba que sería ella quien me besara. Sin embargo, cuando empezó a hablar después de nuestro beso tan especial, y se disculpó, sentí el mundo congelarse. Y la sonrisa que no me había dado cuenta se había adueñado de mis labios, de pronto empezó a disiparse hasta desaparecer por completo. Pero escucharla decir que me amaba era lo mejor del mundo. Y entonces la besé otra vez. Y la sensación fue la misma. Fue único. Entonces nuestros labios se volvieron a separar y la aferré a mí con fuerza. Planté un beso en su cabeza mientras ella se acomodaba sobre mi pecho

Max: Te amo, tanto, Andy. Como no tienes una idea – planté otro beso, pero esta vez en la coronilla de su cabeza. Y pude sentirla sonreír. Recargué mi mejilla en su cabeza

Andy: Yo también te amo. Te amo y se siente tan bien decirlo – sus brazos me envolvieron mientras con una mano acariciaba su espalda y con la otra la aferraba a mi como si mi vida dependiera de ello

Max: Tu papá se acercó a hablar conmigo después de que habló contigo – le dije y ella rápidamente enderezó la cabeza, preguntando "¿Qué te dijo?' Con la mirada – Me dijo que te cuidara, y que te quisiera mucho, y que no te dejara sola jamás. Pero lo más importante que me dijo que fue si en algún repentino momento decidieras casarte, le gustaría que fuera conmigo – sonreí y ella rápidamente se contagió con mi sonrisa, mientras volvía a reposar su cabeza sobre mi pecho. Creo que eso no se lo esperaba. Don Eduardo siempre intentó hacer que Andrea volviera con él a su casa. Y siempre intentó decirme que la convenciera. Pero yo sabía que, si ella prefería quedarse en mi casa, conmigo, seria lo mejor para ella. Además, Andrea siempre puso a los demás antes que a sí misma, y no quería preocuparlo con sus pesadillas y demás.

Andy: Sabes, a mi me dijo exactamente lo mismo. Lo de la boda, digo. Y me preguntó si éramos novios – soltó una risilla que tenía tiempo no escuchaba – Como siempre

Max: ¿Sólo eso? Crei que estaba genuinamente preocupado por ti – me reí

Andy: También vino a insistir que aceptara ser dama en la boda de Nico. Y que, de paso, te convenciera a ti de ser padrino de bodas

Max: Sabes que, si tu no aceptas, yo tampoco. No me interesa pasar toda una noche bailando con otra que no seas tú – tome su barbilla, y deposite un suave beso en sus labios que me supo a miel.

Bueno aquí un cap diferente a todo lo que llevo escribiendo pero en verdad me hacía falta una distracción. Espero les guste, se que no es el gran capítulo pero creo que después de tanto tiempo, merecen un capítulo así. Gracias por leerme y nos leemos el viernes 💜

Cuando No Es Como Debería Ser...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora