Cuando No Es Como Debería Ser...

Capítulo 4

Max: No, no. No llores - la abrazó haciéndola pegar su cabeza en su pecho. Ella, al sentir su cálido abrazó, se aferró a su pecho y comenzó a llorar fuertemente. Tenía mucho dolor guardado, así que era mejor que la dejase desahogarse- Llora Andy. Llora hasta que saques todo de tu pecho y la opresión disminuirá. Ya lo verás
Ella continuó llorando fuertemente pero disminuyó la fuerza con la que se aferraba a él. Entonces, Max supo que ella ya estaba débil, pero seguía llorando. La cargó y ella se aferró a su cuello. Tras recostarla en la cama, se sentó a su lado y le tomó la mano.
Andy: No - soltó su mano de la de el y se sentó - Necesito que me abraces - volvió a aferrarse a Max -
Max: - estrechándola entre sus fuertes brazos - Y yo necesito que te calmes. Te hará daño. Cálmate - y fue entonces que ella reaccionó. ¿Qué diablos estaba haciendo? Se separó de él bruscamente
Andrea: Perdón - se puso de pie y comenzó a secarse las lágrimas - Perdón, pero esto no está bien. - le dio la espalda y se abrazó a sí misma - apenas y te conozco y... me consuelas como si fueras mi hermano - sonrió aunque sabía que él no podía verla. Mientras ella hablaba, él se puso de pie y se acercó a ella - Y no está bien
Max: - puso las manos en sus hombros- Sólo quiero ayudarte, pero te entiendo. Esto debe ser extraño para ti. Y créeme que también lo es para mí. Y si quieres que me vaya, me iré, pero, creo que no puedo andar por la calle sin camisa. ¿o tú que opinas? - le dijo con humor y satisfecho de lograr su cometido: hacerla reír aunque fuera un poco
Andy: Creo que tienes razón - sonrió y le dio la cara. Quedaron muy cerca- Ya vuelvo - entró al baño y después de unos minutos salió cubierta por un camisón de seda morado, envuelta en una bata a juego, y con la camisa de Max en las manos - Aquí tienes - le extendió la camisa- Gracias por todo- le sonrió- Te acompaño a la puerta
Max: Gracias- poniéndose la camisa. Caminaron juntos hasta la puerta. Una vez allí- Cualquier cosa que necesites, llámame ¿si?- Andrea asintió con la cabeza. Max le dio un abrazo seguido de un beso en la frente y se fue-
Andrea se quedó un poco desconcertada pues ese beso fue 100% fraternal. Además, él le dijo que lo llamara, pero no le había dado su número. Trató de recordar si en algún momento se lo escribió en una servilleta o algo, pero... No. No se lo escribió en ningún lado. ¿Cómo se suponía que lo llamara? Pero ¿por qué pensaba que tendría que llamarlo? Era un desconocido. Un desconocido que se llamaba Maximiliano y que era abogado, pero desconocido al fin. Quizá jamás lo volvería a ver. Alejó esos pensamientos de su mente y se fue hacia el comedor, sin ganas de volver a dormir, a revisar algunos expedientes médicos antes de ir al hospital porque esa mañana le tocaban rotaciones. Antes de comenzar, se puso a recordar todo lo que le había pasado ese día y llegó a la conclusión de que tenía que cambiar la cerradura de su departamento, pues Guillermo no querría devolverle el juego de llaves que él tenía. Antes de ir al hospital compraría la cerradura, y volviendo la pondría...
¿Qué fue Eso? Se reprochó Maximiliano mentalmente. ¿Por qué le dije que me llamara por cualquier cosa? Maximiliano, no aprendes. Continuó conduciendo hasta llegar a su casa. Tras llegar, se dio una ducha y luego se acostó en su cama. Al cerrar los ojos, los recuerdos de lo que había pasado ese día vinieron a su mente como si de una película se tratase. Recordó cuando vio a Andrea, luego cuando la ayudó. "-¿Buscas algo ahí abajo? - Mi dignidad... supongo que los golpes de la vida son los que duelen más  (volteó a ver su muñeca, en donde se encontraba un pequeño moretón)...me golpeé con...un brazalete-...Era un hombre con sólo el pantalón puesto... Y esta a arriba de una mujer completamente desnuda...Era Andrea.../ -...los golpes de la vida son los que más duelen... me golpeé con...un brazalete.../ - Mi dignidad" Todo comenzaba a tener sentido. ¡No! ¡No puede ser! - comenzó a decir para convencerse a sí mismo.

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