Capítulo 28. "La carta"

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𝒬𝓊𝑒𝓇𝒾𝒹𝑜 𝐵𝓇𝓊𝒸𝑒 𝒜𝓁𝑔𝓊́𝓃 𝒹𝒾́𝒶 𝓇𝑒𝑔𝓇𝑒𝓈𝒶𝓇𝑒́, 𝓉𝒶𝓁 𝓋𝑒𝓏 𝓅𝓇𝑜𝓃𝓉𝑜, 𝓉𝒶𝓁 𝓋𝑒𝓏 𝑒𝓃 𝒶𝓁𝑔𝓊𝓃𝑜𝓈 𝒶ñ𝑜𝓈, 𝓂𝑒 𝒽𝒾𝒸𝒾𝓈𝓉𝑒 𝒹𝒶ñ𝑜, 𝓎 𝑒𝓈𝑜 𝓃𝑜 𝓁𝑜 𝑜𝓁𝓋𝒾𝒹𝒶𝓇𝑒́ 𝓅𝑒𝓇𝑜 𝑒𝓈𝓉𝑜𝓎 𝒹𝒾𝓈𝓅𝓊𝑒𝓈𝓉𝒶 𝒶 𝓅𝑒𝓇𝒹𝑜𝓃𝒶𝓇, 𝓈𝒾 𝒶𝓈𝒾́ 𝓁𝑜 𝒹𝑒𝓈𝑒𝒶𝓈 𝓅𝑜𝓇 𝓆𝓊𝑒 𝒶𝓁 𝒻𝒾𝓃𝒶𝓁 𝒹𝑒 𝒸𝓊𝑒𝓃𝓉𝒶𝓈 𝓃𝑜𝓈𝑜𝓉𝓇𝑜𝓈 𝑒𝓈𝓉𝒶𝓂𝑜𝓈 𝒹𝑒𝓈𝓉𝒾𝓃𝒶𝒹𝑜𝓈 𝒶 𝑒𝓈𝓉𝒶𝓇 𝒿𝓊𝓃𝓉𝑜𝓈, 𝓃𝑒𝒸𝑒𝓈𝒾𝓉𝑜 𝒹𝑒 𝓉𝒾 𝓂𝒶𝓈 𝓆𝓊𝑒 𝓉𝓊 𝒹𝑒 𝓂𝒾, 𝑒𝓈𝑜 𝓁𝑜 𝒸𝑜𝓂𝓅𝓇𝑒𝓃𝒹𝑜, 𝓅𝑒𝓇𝑜 𝑒𝓈𝑜 𝓃𝑜 𝒾𝓂𝓅𝑜𝓇𝓉𝒶, 𝓁𝑜 𝒾𝓂𝓅𝑜𝓇𝓉𝒶𝓃𝓉𝑒 𝑒𝓈 𝓆𝓊𝑒 𝒶𝒽𝑜𝓇𝒶 𝑒𝓈𝓉𝒶𝓈 𝓂𝒶𝓇𝒸𝒶𝒹𝑜, 𝓊𝓃 𝒽𝒾𝓁𝑜 𝓃𝑜𝓈 𝓊𝓃𝑒.  𝑀𝑒 𝒻𝓊𝒾 𝓅𝑜𝓇 𝓊𝓃𝒶 𝓅𝑒𝓉𝒾𝒸𝒾𝑜́𝓃 𝒹𝑒 𝓉𝓇𝒶𝒷𝒶𝒿𝑜 𝑒𝓃 𝐼𝓉𝒶𝓁𝒾𝒶, 𝒸𝓊𝒶𝓃𝒹𝑜 𝒻𝒾𝓃𝒶𝓁𝒾𝒸𝑒 𝒶𝓆𝓊𝑒𝓁 𝓇𝑜𝒹𝒶𝒿𝑒 𝓂𝑒 𝓉𝑒𝓃𝒹𝓇𝒶́𝓈 𝓃𝓊𝑒𝓋𝒶𝓂𝑒𝓃𝓉𝑒, 𝑒𝓈𝓅𝑒𝓇𝑜 𝓆𝓊𝑒 𝒹𝑒𝓈𝑒𝑒𝓈 𝓋𝑒𝓇𝓂𝑒 𝓎 𝓉𝑒𝓃𝑒𝓇𝓂𝑒 𝒹𝑒 𝓃𝓊𝑒𝓋𝑜 𝒸𝑜𝓃 𝒶𝓃𝓈𝒾𝒶𝓈, 𝒸𝑜𝓂𝑜 𝓎𝑜 𝓉𝑒 𝑒𝓈𝓉𝒶𝓇𝑒́ 𝒹𝑒𝓈𝑒𝒶𝓃𝒹𝑜, 𝓎 𝓇𝑒𝒸𝓊𝑒𝓇𝒹𝒶, 𝓃𝑜𝓈𝑜𝓉𝓇𝑜𝓈 𝑒𝓈𝓉𝒶𝓇𝑒𝓂𝑜𝓈 𝒿𝓊𝓃𝓉𝑜𝓈 𝒽𝒶𝓈𝓉𝒶 𝑒𝓁 𝒻𝒾𝓃𝒶𝓁. 𝒩𝑜𝓈 𝒸𝒶𝓈𝒶𝓇𝑒𝓂𝑜𝓈 𝓎 𝓅𝓁𝒶𝓃𝑒𝒶𝓇𝑒𝓂𝑜𝓈 𝓃𝓊𝑒𝓈𝓉𝓇𝑜 𝒻𝓊𝓉𝓊𝓇𝑜 𝒿𝓊𝓃𝓉𝑜𝓈, 𝓉𝑜𝒹𝑜 𝑒𝓁 𝒹𝒾𝓃𝑒𝓇𝑜, 𝓉𝑜𝒹𝒶𝓈 𝓁𝒶𝓈 𝓇𝒾𝓆𝓊𝑒𝓏𝒶𝓈 𝓆𝓊𝑒 𝓅𝑜𝓈𝑒𝑜 𝓉𝑒 𝓅𝑒𝓇𝓉𝑒𝓃𝑒𝒸𝑒𝓇𝒶́𝓃 𝓎 𝒶𝓈𝒾́ 𝓅𝑜𝒹𝓇𝑒𝓂𝑜𝓈 𝓈𝑒𝓇 𝒻𝑒𝓁𝒾𝒸𝑒𝓈 𝓁𝑜𝓈 𝒹𝑜𝓈 𝓅𝒶𝓇𝒶 𝓉𝑜𝒹𝒶 𝓁𝒶 𝓋𝒾𝒹𝒶 𝓆𝓊𝑒 𝓃𝑜𝓈 𝒹𝑒𝓅𝒶𝓇𝒶 𝒹𝑒 𝒶𝒽𝑜𝓇𝒶 𝑒𝓃 𝒶𝒹𝑒𝓁𝒶𝓃𝓉𝑒 𝒿𝓊𝓃𝓉𝑜𝓈, 𝓃𝓊𝑒𝓈𝓉𝓇𝑜 𝒶𝓂𝑜𝓇 𝒿𝒶𝓂𝒶́𝓈 𝓈𝑒𝓇𝒶́ 𝒹𝑒𝓈𝓉𝓇𝓊𝒾𝒹𝑜, 𝑒𝓁 𝒻𝓊𝓉𝓊𝓇𝑜 𝓃𝑜𝓈 𝓉𝑒𝓃𝒹𝓇𝒶́ 𝒸𝑜𝓈𝒶𝓈 𝓂𝒶𝓇𝒶𝓋𝒾𝓁𝓁𝑜𝓈𝒶𝓈.

𝒞𝑜𝓃 𝒶𝓂𝑜𝓇 𝑅𝑜𝓈𝒶𝓁𝒾𝑒 𝐻𝑜𝓁𝓂𝑒𝓈 

𝒫𝓇𝑜́𝓍𝒾𝓂𝒶𝓂𝑒𝓃𝓉𝑒 𝑅𝑜𝓈𝒶𝓁𝒾𝑒 𝒟𝒾𝒸𝓀𝒾𝓃𝓈𝑜𝓃


Doblé aquel papel y lo arrojé por la ventana, estaba harto, ella estaba actuando como una loca compulsiva, ella no era la mujer que había conocido, su locura se estaba saliendo de control, ella tenía muchas ideas erróneas, nosotros ya no tendríamos ninguna relación, lo que ahora menos tendríamos sería una boda. pero estaba confundido ¿Acaso eso había sido en realidad un sueño? ¿Alguna ilusión por la jaqueca? Lo dudaba, ya que se había sentido muy real, pero algo era muy extraño ¿Por que ella insistía tanto en que algo nos unía?

Era muy confusa esa situación, bajé a la cocina, todos seguían bebiendo tazas de café, ninguno estaba animado para charlar, de todas maneras esa experiencia la guardaría solo para mí, nadie debía enterarse de ello, salí a tomar aire y caminé por las calles, aún no me podía sacar de la cabeza esa aterradora experiencia por la que había pasado, caminé con las manos en los bolsillos y mirando al suelo detenidamente por algunas horas hasta que regresé, esperaba encontrar a todos en total sobriedad y ya sin aquellas jaquecas  que tanto los habían torturado durante toda la noche y parte de la mañana. Todos veían la televisión y comían comida chatarra, me senté al lado de Adrian mientras bebía una cerveza.

-¿Sigues sin saber donde esta Rosalie? -Preguntó Steve sin despegar la mirada del televisor  

-Ella se fue a Italia, por trabajo... Espero que no vuelva -Dije algo cabizbajo mientras daba grandes tragos a aquella lata de cerveza

-¿Por que lo dices? -Preguntó Clive mirándome con sorpresa, sólo fingí indiferencia y lo miré

-Dejó una carta - Todos me miraron sorprendidos, pero al notar mi poco interés decidieron no preguntar nada mas, miramos la tele unos cuantos minutos y fuimos a ensayar, la luna comenzaba a aparecer, estábamos hambrientos, a lo que Steve planeó ir a un restaurante que no quedaba muy lejos a lo que fuimos caminando por unos cuantos minutos, al parecer Adrian ocultaba algo, se le notaba muy ansioso, seguro eran las ganas de comer a lo que no le presté más atención. Llegamos al restaurante, era un típico local de comida rápida, pedimos comida grasosa y gaseosas, no era nada sano pero todos estábamos muy hambrientos.

-Les debo contar algo importante -Dijo Adrian desesperado, todos lo miramos con atención

-Eh recibido muchas invitaciones, nos piden que toquemos en diversos sitios no muy lejos de aquí, nuestro futuro en la música cada vez esta mas cerca de la cima, cada vez nos hacemos mas conocidos -Dijo mientras tomaba a Steve de los hombros para sacudirlo un poco, todos festejamos y nos abrazamos, la tensión que se había creado entre Dave y yo hace un par de meses, por ese momento se disminuyó, era un gran alivio tener buenas noticias después de un gran rato de inquietud, había pasado mucho tiempo antes de que me sintiera renovado y feliz, por fin las cosas estaban cambiando para mi suerte, comimos como reyes, aunque fuese comida rápida, regresamos a la casa pero antes de que pudiéramos llegar sentí algo punzante en mi pierna que me hizo caer al suelo, Dave y Clive me ayudaron a levantarme, pronto llegamos y me fui a dormir, abarqué toda la cama, me sentía extraño, pero no le tomé atención, seguramente se trataba de algún calambre, ya se me pasaría, no tardé en quedarme dormido, después de varios meses por fin dormía cómodamente. 


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