Capítulo 36. "¿Una ilusión?"

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Abrí mis ojos lentamente, lo primero que vi fue una gran cruz, me levanté y pude darme cuenta de que estaba en una iglesia que se notaba abandonada hace ya hacía muchos años, pero...¿Cómo? ¿Quién me había traído a ese sitio? Pronto pensé en que yo misma había ido a ese lugar, pero eso era casi imposible, seguía estando sedienta, la cabeza me dolía como nunca antes, unas enorme ganas de vomitar aparecieron en mí, a lo que no tardé en hacerlo detrás de una banca de madera, me senté en una de las bancas, pronto escuché como alguien se acercaba cada vez más a mí, no pude girar la cabeza para ver de quien se trataba, mi cuerpo no daba para más, mis energías estaban casi nulas, una mujer apareció, ésta era robusta, vestía un traje antiguo, como de la época colonial, su cabello estaba en perfecto estado, su rostro era extremadamente pálido, al mirarme sentí como las energías volvían a mi cuerpo, pero aún no estaba en mis tres sentidos

-Debes tener mucho cuidado, ella te atrapará, te hará suya para siempre, no podrás escapar, el infierno en vida para ti se está acercando, no habrá nada que puedas hacer si la enfrentas así, debes tener algo que te ayude... Esto te ayudará cuando más lo necesites, ella me dio una piedra preciosa que tenía forma de un corazón real, éste era de un color marrón y rojizo, lo tomé con las pocas fuerzas que me quedaban y lo guardé en el bolsillo de mi pantalón, pronto comenzó a desvanecerse, en ese momento sentía como esas pocas energías iban desapareciendo dejándome inconsciente nuevamente.

-Ella está despertando, esto sin duda ayuda –Esa era la voz de Bruce, abrí los ojos lentamente y un balde de agua fría cayó sobre mí, me levanté rápidamente

-¿Qué están haciendo? –Pregunté molesta

-No despertabas, estabas inconsciente, fue lo último que nos quedó hacer –Dijo Dave algo apenado, miré a Bruce algo molesta, él solo río intentando ocultar aquellas carcajadas que en realidad deseaba dar, sólo suspiré y tomé agua de aquel río que estaba frente a mí

-Es extraño que este río este justamente aquí, todo parece estar desierto... pero este río por alguna extraña razón se mantiene –Dije aún confundida

-Lo se... es como si fuera magia –Dijo Bruce con tono de burla

-En realidad nos costó mucho trabajo encontrarlo –Dijo Dave

-Ahora comprendo... es por ello que desaparecieron por tanto tiempo... -Dije algo molesta –Por otro lado debo contarles lo que me pasó... no me lo van a creer – Dije mientras me sentaba en una roca

-En este punto creemos todo, de todo pasa en este gran y confuso mundo –Dijo Bruce aún con tono burlón, pero de igual manera solo ignoré aquella actitud y comencé a contar lo que me sucedió, al finalizar recordé aquella piedra preciosa, esa sería mi prueba, pero de mi bolsillo saqué una roca, no entendía

-Comienzas a desvariar Lilith, no diré que solo son cuentos de hadas... porque en realidad ya no se ni siquiera que es real, pero solo diré que te creo, ya que es lo que necesitas escuchar en este momento –Dijo Dave mirando al suelo muy pensativo

-En ese caso olvide mencionarles mi sueño de anoche... Soñé que conocía a Drácula, él era un gran amigo y a final de cuentas solo quería mi sangre, eso me desmotivó bastante –Dijo Bruce burlándose, solo suspiré y me alejé enfadada

-Está bien... no me crean, solo no desaparezcan otra vez... -Dije cubriéndome la camiseta que ahora comenzaba a hacerse transparente, caminé hasta llegar a la casa donde ahora nos manteníamos, me cambié la ropa y me miré al espejo, no podía creer lo lejos que habíamos llegado, y lo trastornada y confusa que se había vuelto mi vida a causa de una persona, era tan increíble que entre rabia y confusión solo pensaba en lo poco que valoraba mi vida antes de que toda la locura ocurriera. Me recosté en la cama y seguí observando aquella roca, era extraño, a pesar de que no era la piedra preciosa de aquella ilusión, muy dentro de mi sentía que sí lo era, sería imposible que yo misma hubiese metido esa roca a mi bolsillo sin tener energía, solo preferí evitarlo, la guardé y me coloqué la misma ropa con la que había llegado, a pesar de que no tenía mucha por haber huido de un instante a otro, aún tenía la ropa que Bruce me había dado, la de Rosalie, pero no era momento para una pasarela, debía afrontar a Rosalie, era el día en el que sucedería lo que habíamos estado esperando...


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