Inteligencia y Fuerza

1

Todo tiene un comienzo.

— ¿Qué... qué me pasó?

— ¿Cómo te sientes?

Busqué la fuente de la voz. Una mujer alta y fuerte, su piel era demasiado blanca. La miré.

— Creo que bien.

— Con eso basta, ¿cuál es tu nombre?

— Zenobia.

— Zenobia, es posible que hayas olvidado muchas cosas de tu pasado. Hemos borrado la mayoría de tus recuerdos con el fin de hacerte más fuerte. Dejar cualquier debilidad detrás confiere una gran ventaja, especialmente aquí en los juegos de inteligencia y fuerza. Ve hacia allá — habló señalando al lugar — hay ropa, úsala y dirígete a la puerta con el número 4.

Me levanté sin pensarlo, no quería seguir en la misma habitación con esa mujer. Todo lo dijo de un modo tan frío, como si no importara, como si no pesara; como si haber olvidado quién era no fuese importante. Tomé las prendas entre mis manos comenzando a examinarlas. Su color negro con líneas rosas por donde pasaban las costuras. Para cuando comencé a vestirme la mujer se había ido, aun así me sentía vigilada. No me agradó el atuendo que me habían proporcionado, se pegaba demasiado a mi cuerpo.

Me acerqué a la puerta 4 como indicó. No quería entrar, tenía miedo y no recordaba nada; perder la memoria es escalofriante. Espero recuperar mi memoria, al menos una parte de ella. Sentí cómo alguien tomaba mi hombro con firmeza.

— Entra ya. — Habló una joven voz masculina. 

No quise voltear, con miedo entré al lugar y tomé asiento en una butaca. El sitio era enorme y oscuro a excepción del frente donde un escenario era iluminado. Mujeres y hombres estaban separados, a cada grupo le pertenecía una mitad del lugar. Qué extraño el estar divididos, y aún más, en ninguno de los dos lados había adultos, todos éramos jóvenes.

El espectáculo estaba a punto de comenzar, quizá lo que sucedería aclararía mis dudas. Tenía que poner atención acerca de qué es todo esto. Al escenario subieron cinco jóvenes hombres por un lado, y por el otro cinco mujeres. Algo iba a pasar y muy probablemente no me iba a gustar. Comenzó a hablar un joven al centro del lugar, sin conocerlo supe que no era una persona agradable.

— Bienvenidos a los juegos de inteligencia y fuerza.