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Fácil. Todo era tan fácil, seguir las indicaciones de Aitor era fácil, pero el cansancio nos permitía movernos más lento que nada. Casi sentía como mi corazón latía despacio, sentía como mis músculos y huesos se esforzaban por seguir. Pero no podían. Ya no podían. El entrenamiento era cada vez más duro. Y en todas se nos veía,  ya no podíamos, temo que las niñas queden tan exhaustas. No lo se, les podría pasar algo malo... o tal vez bueno, no sé qué pienso,  estoy exhausta física y mentalmente. He estado pensando junto con Adam acerca de la escapada, y tengo miedo,  pero se que tiene que suceder, todo es por nuestro bien, es preferible morir escapando a morir en un juego absurdo. Pese que todos no salgamos, solo cuidaré a mis amigos, los demás van por su cuenta.
He soñado en ese día,  varias veces,  me veo tomando a las niñas de la mano y a los demás detrás de mí. Corriendo y corriendo mientras los guardias nos persiguen, veo la libertad a unos pasos de mi cuando Aitor se mete entre nosotros y se escucha un disparo que proviene de su arma, y ahí todo acaba. Claro que no va a ser así... supongo. Me muerdo el labio cada vez que pienso en ello...es demasiado, me gustaría llevar aunque sea a Angélica con Adam para hablar de ello, pero ninguno de los dos quieren verse, Adam no quiere que nadie aparte de mi sepa dónde está su habitación y Angélica a pasado por demasiadas cosas aquí que ni siquiera quiere hablar con el, es poca la confianza que le tiene. Parezco más una mensajera que una organizadora,  ya que todo lo que Adam y yo hablamos tengo que decírselo todo a Angélica.

Aitor pasa detrás mio y me pega en una de las rodillas para que flaque, y lo hago. Veo la reacción de Adam, no le gusta pero muerde su labio para evitar hacer alguna tontería.  Me levanto con dolor y sigo golpeando el saco duro.

-Descanso.

Dice Aitor, pero en todo lo que llevo aquí es una palabra tan difícil de entender ya que nunca la había escuchado.
Todas paramos con un suspiro y con la cara medio fruncida, nadie sabe que dirá aunque no dudo que hablará de lo fabuloso que es.

-Pensé que todavía no...

Adam le dijo en la oreja, pero Aitor no lo dejó terminar y se apartó de él.

-Mañana- continuó él- sera el día de...

En eso entró un hombre, que hace ya varios meses no lo había visto, su semblante era duro, pero me daba más miedo la sonrisa irónica que mantenía en su cara. Blake.

-Es mejor que esperemos hasta la hora de comer ¿no lo crees mi amigo Aitor?

-Pensé que aun no llegabas

-Que mal

Hubo silencio, no demasiado hasta que Adam habló.

-Hasta la comida será

Él volvió a sonreír y se fue de nuestra vista como nuestra libertad desde que llegamos aquí.

-¡Sigan!

Se enojó Aitor ya que había quedado minimizado ante Blake, eso era. Solo era un títere no era nada a comparación de Blake, sólo recibía órdenes.
Nuestro entrenamiento seguía hasta que nos mandaron a comer. Era un alivio el sentarse, estire mis pies y cuello, haciendo un tronido de acomodo. Las niñas como siempre estaban sonrientes. A pesar del descontrol de horarios ya que, a veces nos mandan al entrenamiento en la mañana y a la tierra por la tarde y viceversa. Es cuando se nos hace mas difícil bañarnos en la noche, ya que no sale el agua tan caliente como a medio día.
Me levanté para tirar la basura en un bote grande, pero sentí que alguien me miraba de lado. Era la famosa  Rachel con su sonrisa enorme.
Se acercó a mí cruzando los pies uno enfrente de otro, que le hacia menear la cadera de una manera ridícula.

-Debo aceptar que me dolió la paliza, que no creía que me ganarías, lo acepto, lo acepto todo.

Extendió su mano para estrecharla, dude, pero, aun así la estreche. Pensé que ya había acabado de decir lo que quería y por eso giré, di dos pasos con destino a la mesa donde estaban mis amigas pero no todo acabó ahí.

Inteligencia y FuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora