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Pidieron que nos formáramos, nos contaron y nos llevaron al pasillo.
Al desformarnos acerqué a las niñas a mi, mientras que Angélica y Nicole se ponían a nuestro alrededor. Después entramos a una enorme sala, cundo prendieron las luces logré ver una pantalla enorme al frente, en el espacio sobrante había dos colores sobre el suelo que se repetían una y otra vez, blanco, negro, blanco y negro. Se me hacían algo conocidos el conjunto de colores, me recuerda a un instrumento, tocado por los dedos pero, su nombre me es desconocido.

Nos colocaron al azar, pero procuré estar cerca de las niñas, por la misma puerta de la que entramos pasaron los jóvenes, y detrás de ellos aun mas soldados.
Igual, los colocaron al azar.

10 Personas se hallaban en la parte alta, 5 mujeres, 5 hombres; uno de ellos mandaba y controlaba.

-Buenos días jugadores, bienvenidos a la prueba de juego, aquí no morirán, no les pasará nada, solo lo experimentarán - concluyó Blake tan lucido como siempre.

-Los juegos consisten en esto, al principio, en estos cuadros que ven de dos colores, tendrán que moverse cada vez que suene este sonido - un sonido vacío se escuchó - eso significará que los moderadores quieren mas jugadores - sonrió la comandante Renata- ahí será cuando se elegirá a uno de ustedes, al entrar tendrán que pelear, aquí no existe el mal juego, tengan imaginación y usen todo lo que esté a su alcance. Acerca de las armas, -acomodó su saco - están dispersadas en todo el terreno de juego.

Terminó con una sonrisa hacia Blake, pidiendo que siguieran.

-Bueno, ya que la comandante Renata a terminado, hay que empezar los juegos. Que ganen los mejores.

Levantó las manos y un coro de aplausos lo acompañaron de los soldados. Ellos bajaron y vi mi oportunidad.

-Niñas, temo que vamos a entrar por separado, cuando entren solo quiero que se escondan y que vean lo menos posible.  Yo las buscaré.

Sus rostros eran guiados por el temor y la desesperación. No lloraron, sabían que eso no les ayudaría en nada y que incluso les afectaría de mal manera.

Adam me giró a el y, sus ojos, sus lindos ojos cafés no podían decir nada mas que me cuidara. Tragó saliva, me tomó del hombro y me abrazó, claro, igual yo. Tenia miedo, a pesar de que sea ficticio este juego, sabia que nos dejaría marcadas.

-Cuidate - dijo después de separarnos.

Me giré a las niñas y frente de mí estaba Angélica y Nicole.

-No hay que separarnos - Dijo Angélica.

Nicole me sonrió y me dio un leve golpecito en el brazo.

Después de eso las luces se apagaron de un segundo a otro. Algunas gritaron. El suelo se llenó de luz, alumbrando nuestras caras de una forma temible.
No lo se, pero casi parecía que unos sonreían, querían matar.
Cada una de nosotras nos paramos en un cuadro.
Las luces se apagaban y prendían. Los pelos se me pusieron de punta al escuchar el sonido.  A tres espacios vi a una persona deshacerse en pedacitos hasta llegar arriba, tan pronto como dejaron de escucharse sus gritos la pantalla de al frente se encendió.
Apareció un lugar casi desértico, se veían troncos tirados y a una persona de pie, con los ojos casi saliéndose. A mi lado me jaló Vallolet.

-Hay que cambiar.

Señaló el suelo con su dedo índice. Y actuamos. Nos acercamos mas a Angélica y Nicole. Estábamos las cinco cuando otra vez se escuchó el sonido y una persona detrás de nosotras desapareció. En la imagen se hallaban ya los dos, uno con un arma pequeña y el otro con un cuchillo. Los dos se miraron a los ojos y empezaron a correr, cada uno por su lado. Era claro que no querían pelear.
Otro sonido, después mas y mas, todos ellos seguidos.
No me había fijado detrás de mí, pero en la parte alta había un cristal, donde, a la luz de su habitación, se veían claramente los rostros de ellos. Diez en total, viendo la gran pantalla. Uno de ellos presionó un botón que se hallaba incluido en su asiento. El sonido de nuevo.
Nicole empezó a brillar levemente, sus ojos se hicieron grandes y en poco tiempo, su cuerpo se estaba deshaciendo. Angélica, quien estaba a su lado, intentó en vano tomarla por el brazo pero sus dedos pasaban como si quisiera tener el aire.

-¡Nicole!

Gritó.
Al irse apareció en la pantalla, no nos miró, simplemente buscó en la arena un arma con la cual defenderse.
Tomé a Angélica del brazo, intenté llevarla, seguir cambiando de lugar pero no me lo permitía.

-Tengo que ir con ella.

-En poco tiempo vas a estar con ella, vámonos.

-No.

No iba a perder el tiempo, quería estar lo menos rápido en el juego.
Avanzamos sin ella. Yaiza no quería dejarla pero la tomé del brazo, decidida a avanzar.
Como si Angélica lo hubiera pedido en voz alta, después de escuchar el sonido, desapareció entre cientos de pequeños destellos.
No vi la pantalla, estaba decidida a que seriamos las ultimas en ir.
Pero mi deseo no se cumplió.
Vallolet se desprendió del suelo en un abrir y cerrar de ojos para dejarnos solas.

-¡Vallolet! Llevame contigo- empezó a llorar Deka.

Ahora, lo primordial era entrar, para escondernos de todos y que las niñas vean lo menos posible.

-Escuchen, no se muevan.

Les pedí entre todo el escandalo que había, dudé en si me habían escuchado, pero ninguna de las dos se movió.

-Si voy yo primero buscaré a Vallolet y la esconderé, después las buscaré a ustedes. Pero si alguna de ustedes va primero, busquen a Vallolet y resguardense. Las encontraré.

Toqué sus caras y las incité para que siguieran moviéndose. Era mejor que yo entrara primero.

Sentí. Sentí demasiado al subir, era una presión en mi estomago que me hacía casi vomitar.
Las niñas me vieron a los lejos, veía sus bocas moviéndose rápido pero no lograban emitir algún sonido, o tal vez no las escuchaba.

Todo se puso en blanco y en menos de un segundo estaba teniendo calor y mis ojos no veían bien, era demasiada luz, mis manos tocaron la arena del suelo y mis dedos encontraron algo de metal en el suelo, pesado, pero sabia que me serviría.
Me levanté un poco desorientada. Pero reaccioné al ver una persona correr a mi.

Tomé el cuchillo y lo arrojé a el, pude darle en la pierna izquierda y lo hice caer. Mire a mi lado y lo único que vi era masacre.
En un punto no tan vistoso vi a una niña, algo grande de pelo castaño claro, o así se le veía. Sus pómulos estaban empapados en su propio llanto. A ella, iba un hombre.

Sostenía un grande cuchillo en su mano. Ella empezó a gritar, después buscó con que defenderse en el suelo. Pero todo en vano.

No hizo falta pensar, todo fue un jalón de adrenalina, mis piernas corrieron y mi mano tomó un cuchillo igual de grande que el de él.
Había un tronco seco debajo de mí, tome impulso y me elevé, levanté mi cuchillo y me hallaba a menos de un metro por encima del hombre.
Mas que decidida.

Inteligencia y FuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora