12

229 33 6
                                        

No entendía nada de quiénes hablaba.

Su voz se detuvo, le era difícil seguir, pero continuó.

— Nicole y yo estamos desde el último juego y... todavía estaban juntos los géneros — algunas lágrimas empezaron a brotar de sus ojos — sólo que... — empezó a llorar completamente — era un chico, Robbin, en poco tiempo fuimos novios sólo que nadie sabía sólo Nicole pero... estábamos juntos, no se podía estar juntos o tener un novio, estábamos los dos tomados de la mano pasando por un pasillo cuando un guardia nos vió y salió corriendo para decir a los mayores, quería correr con Robbin pero me dejó en un lugar donde no me vieran, quería seguir con él pero... él no quería ponerme en riesgo, se escuchaban acercarse aún más los guardias y seguíamos discutiendo... ¿sabes qué hizo?, me dio un dulce beso en los labios, pero después sacó una pequeña navaja y la encajo en mi pierna, sabía lo que quería hacer, no quería que me vieran o que corriera a su lado, me colocó donde no pudieran verme y él al ver al hombre que nos había visto, se acercó a él, le quitó su arma y de un segundo a otro la vida también, no quería que supieran de mi, después todo pasó tan rápido, los guardias lo tomaron y le quitaron la vida enfrente de mis ojos... no podía hacer nada, él... salvó mi vida sacrificando la suya, es un horrible recuerdo.

Angélica limpiaba sus lágrimas en frente de mí. Y las mías salían, no sentía la necesidad de limpiarlas aunque fueran grandes.

— Angélica, — me miró — no tenias por qué decirme esto...

— No, sí debía, además de que querías saber, quería contárselo a alguien, Nicole lo sabía sólo que después del juego borraron su memoria... lo extraño mucho, hubiera preferido no enamorarme de él para que no hubiera muerto... todo fue mi culpa.

Me acerqué a ella y la abracé, no quería que pensara eso de ella, no tuvo la culpa nadie.

— No fue tu culpa, de nadie, te diré algo... — me miró a los ojos — él hubiera preferido morir a no conocerte, eres una persona demasiado buena, no pienses eso, él eligió que fuera así.

— Gracias.

Dijo mientras lloraba en mi pecho. No sabía qué pensar en ese momento, era difícil hacerlo, ni siquiera sabía si estuvo bien lo que dije, me quedy sin palabras en esa situación.

Angélica se alejó de mí con una pequeña sonrisa en su rostro, esperé que le hubiera ayudado algo de todo eso. Apenas podía caminar, no por el dolor físico, sentía un gran nudo en la garganta pero decidí limpiar mis lágrimas e ir con las niñas que ya estaban saliendo de la ducha, dejé de pensar en eso cuando nos llevaron a un lugar diferente.

Todo el lugar era de color blanco, demasiado brillante como para mirarlo por algún tiempo. Pero esa vez había partes para lanzar cuchillos y demás cosas, pero más complicadas de explicar. Me puse a pensar en las niñas, ¿qué pasaría si algunas de ellas se lastima por las armas blancas?, eso iba de mal en peor, no quería que las cosas siguieran así, pero no tenía elección.

Aitor empezó a hablar y yo como siempre no le prestaba atención, que al cabo siempre daba sermones y todos hablando de pelear y de la debilidad. Llegué a odiar esa palabra, debilidad o débiles, hacía que nos sintiéramos más pequeños que ellos, pero nos merecíamos lo mismo que ellos o hasta más. Quería seguir en mi mundo pero nos formaron para iniciar a practicar, hicieron que tomáramos unos pequeños cuchillos y que le diéramos al centro de unos maniquíes hechos de tela, no sabía de dónde sacaban tantas cosas, carne, ropa, etc. eran cosas que ahí no se fabricaban o no se da indicios de que se fabricaran allí.

El primero de varios fué pésimo, igual que los otros, miré a los lados y me fijé en Deka, era buena, no lo lanzaba al centro pero aunque sea le daba al maniquí. Tenía muy mala puntería, miré al otro lado y me fijé en Nicole, era muy buena pero... Estaba igual que la mayoría de las de allí, en ceros de su pasado, era triste, pero también era triste recordar tu pasado porque sabrías cómo llegaste ahí, y claro que no era agradable cómo es que todas llegamos a ese lugar, todas tenían su historia y la mayoría no sabían de él ni un poco, sin embargo, Angélica tenía que vivir con su pasado más reciente, uno del que no lo olvidará cualquier detalle, no me imaginaba qué tipo de chico había sido  Robbin, pero alguien suficientemente bueno como para Angélica. Me sentía no tan mal al ver que todavía había personas por las que valía la pena luchar.

Pero me sentía mal al ver el futuro que nos esperaba, éramos jóvenes, debímos tener otra vida, las niñas debieron haber conocido a sus padres, debieron de haber tenido una familia, tener recuerdos, memoria. Era horrible lo que nos estaban haciendo y lo que ya habían hecho, quería demasiadas cosas. Necesitaba respuestas, sabía que me había resuelto a ya no hcer preguntas pero Adam tenía que decirme lo que pudiera, necesitaba información. No quería acabar como la mayoría acababan, no quería matar a personas, no quería saber cómo era ese juego, bueno, sí lo quería saber pero no lo quería experimentar, y mucho menos las niñas, son sólo... niñas, no durarían tiempo ahí, serían a la primera vista presa fácil, no quería ver su muerte, de nadie de allí aunque no me agraden mucho, incluso pensé en Rachel; estaba cegada con ese absurdo amor, me daba lástima, pero también coraje.

No quería eso para nadie.

Podía ayudar. Lo sabía. Quería casi asegurarme de que no moriríamos así. Eso no lo era todo. Escaparíamos, no sabía cómo pero lo haríamos. Todos, juntos.

Pero antes necesitaba respuestas, quería toda la información posible.

Seguí lanzando pero no le pude atinar al maniquí, me sentía inútil haciendo eso, me impresionaba ver a Deka lanzando mejor que yo. Intenté lanzarlo con más fuerza pero la cadera me detuvo, no di indicios de dolor sólo un pequeño gesto y es cuando Adam se acercó a mi.

— Te vas a lastimar más, coloca tu brazo así.

Se colocó a mi espalda y tomó mi brazo, lo puso muy diferente como antes, hacía que usara menos esfuerzo.

— Lanza.

Dijo en silencio y lo hice, pero ni así le atiné. Me estaba desesperando.

— Mejorarás.



Inteligencia y FuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora