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Difícil era poner atención a dos cosas a la vez, tenías que elegir si hacerte más preguntas de lo que no sabes y sea difícil saberlas o escuchar a un bravucón que te golpeó.

Sonaba mejor la primera. Pero no me quería arriesgar.

Vallolet, Yaiza y Deka estaban a mi lado ya no me separaría de ellas, prefería ser yo la que saliera lastimada.

Aitor empezó a decir varias cosas y yo seguí sin hacerle caso hasta que habló él... uno de los cinco.

— Bueno, ya que mi compañero no me presenta... mi nombre es Adam — se me puso la piel de gallina ¿por qué? — ¿ven ese reloj? En una hora será momento de comer pero primero calentaran, o sea entrenarán, empiecen con esto.

Señaló un costal colgado del techo, había varios de ellos, temí que las niñas se dañaran en ese lugar.

Señalé a las niñas para que se pusieran cerca de mí, empecé a golpear ese saco, estaba muy pero muy duro que en el primer golpe hice una expresión de dolor por mi muñeca, al parecer Adam me veía por que soltó una pequeña risa, pero nada agradable.

— No golpeés tan duro, después se verán los huesos de tu mano.

Como si lo tomara con gracia, odiaba eso. No hice caso y seguí golpeando el costal con fuerza, sentí el sudor pasar por mi frente y mis manos poniéndose rojas pero no me importaba, quería golpear algo. Y fue cuando me di cuenta de que me seguía observando Adam, pero con ojos raros, apretaba sus labios entre sí, no sabía por qué, pero odiaba que me viera y más de esa forma.

— ¿Cuál es tu problema? Deja de verme.

Estaba algo molesta, me sonrió y empezó a caminar.

Torcí los ojos y seguí con lo que estaba, tan rápido había pasado la hora y nos estaban dirigiendo a comer.

En el rumbo había una puerta, una puerta algo rara, su color era blanco y estaba muy sucia.

Ya en el comedor nos dieron a cada una un plato, una cuchara y un vaso, Aitor empezó a darnos una cosa blanca y muy rara, no tenía ni idea de qué era, aunque si me hubieran dado otra cosa no recordaría su nombre. Estaba desesperada por que el pasado me diera respuestas, necesitaba recordar.

Una a una se sentaban en distintos lugares, a su gusto, pero el mío era  junto a las niñas, después se acerco Angélica con una joven que no conocía, ya la había visto pero no me interesaba del todo el nombre de las que estaban allí.

— Hola chica — saludó Yaiza.

— Hola, ella es mi amiga, su nombre es Nicole.

— Hola Nicole... — empezó a decir Yaiza mientras todas comíamos la cosa rara, Deka alejó el plato de ella e hizo un gesto de desagrado.

— Tienes que comer — dijo Vallolet pero ella hizo oídos sordos.

— Fea niña quejumbrosa, come o si no en la noche morirás de hambre — dijo Yaiza para reprenderla y tenía razón, si seguía con esa actitud le afectaría para mal.

Ni así hizo caso.

Ya con los estómagos con comida decidimos pararnos, y dirigirnos a nuestro cuarto, pero... Deka no estaba.

Empecé a buscarla con ayuda de las niñas, Angélica y Nicole quien se veía agradable.

A lo lejos la vi ocultándose con una pared, veía a Aitor con comida al parecer mejor de la que nos dieron, reía con unas jóvenes que al parecer ahora eran sus amigas, corrí para donde estaba, pero Aitor ya se había dado cuenta de ella.

— Ven linda — le dijo.

Tomé rápido a Deka del brazo porque ya se estaba acercando a Aitor.

— Ya vámonos — le dije a Deka en silencio, apenas íbamos a girar cuando Aitor pidió que me acercara a él, no tenia elección así que deje a Deka al cuidado de Angélica.

Me acerqué como pidió.

— Veo que tu amiga tiene hambre, no querrás que duerma con el estomago vacío.

Pasó su grande mano por mi mejilla sana y la empezó a acariciar. No me pude contener y escupí en su cara.

— Nunca hombre asqueroso.

¿Por qué dije eso? Ya estaba muerta.

Limpió su cara para prepararse a darme un golpe, me preparé para recibir el golpe pero algo lo interrumpió.

— Yo me encargo — dijo Adam mientras sacaba un lazo y tela de color negro del bolsillo de su pantalón negro.

Aitor levantó sus manos en señal de que me dejaba al cargo de Adam, sabía que no era nada bueno lo que planeaba.

Se acercó a mí y me colocó la tela negra en los ojos.

— Angélica — dije — cuídalas mientras no estoy.

— Lo haré — me contesto mientras escuché que tragaba saliva, sabía que me iba a ir mal.

Después ató mis manos con el lazo y me empezó a llevar quien sabe a dónde.

Yaiza gritó a lo lejos que no me llevaran pero algo tapó su boca, sabía que había sido alguna de las chicas ya que no escuche algún golpe, escuchaba que Aitor reía con las chicas que estaban con él.

Dejé de escuchar, solo escuchaba los pasos de Adam y los míos en un sonido hueco.

Mis ojos no dejaban de llorar. No sabía a dónde me llevaría o qué es lo que haría. Estaba asustada y creía que no lo estaba por nada.


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¡Hola!.
Gracias de verdad a los que han leído mi libro, no pensé que llegaría a este punto.
Gracias y no olviden de comentar.
Este capitulo se lo hice especialmente a hdyebdusnsbd.

Gracias.

Inteligencia y FuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora