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El calor aun seguía.
No habíamos hecho nada, ni siquiera entrenar.
Miradas pervertidas.
Suspiros lentos.
El corazón agitado.
Risas sin sentido.

Habían pasado ya muchas horas sin hacer nada, les dije a las niñas que se acostaran pero cerca de nosotras.
Tirzah sonreía una y otra vez a su novio Sebastián quien estaba en las literas de enfrente.
Angélica estaba sentada en una litera, apretando sus puños, no se por que, no la había visto antes hacer eso.
Y yo, recargada en la pared por el calor, la litera aumentaría el calor. Quisiera quitarme la ropa y darme un chapuzón. Pero ahora no, hay demasiados chicos alrededor, no me quiero arriesgar.
Estoy desesperada o hasta aburrida. Me siento en el suelo por que las piernas ya se habían cansado. Sentía como mi cuerpo sudaba, estos días había hecho mucho calor.
Adam entra por la puerta pero sin llamar la atención. Me levanto rápido y veo como el se acerca.

-¿Cómo te encuentras?

-Bien, solo con algo de calor.

- Eso creí.

-¿Cómo está Aitor?

Pregunté, no quería dejar de hablar con él.

-Bien, supongo.

-Eso es bueno...

Quería seguir hablando.

-¿Estas enojada?

-No ¿por qué lo estaría?

-Por lo de antes.

-No se de qué estas hablando.

-Claro que si lo sabes, no te hagas la tonta.

Dijo en tono burlón, pero no estaba para juegos.

-Soy tonta, hasta tus dibujos lo dicen.

-Habías dicho que no viste nada.

-Ví algunas cosas.

Quise cambiar de tema.

-No debes por qué molestarte.

Tomó mi mano suavemente, pero la alejé de su mano. No quiero esto. No es algo que desee. No quiero este sentimiento absurdo.

-Zenobia no debes por que...

-Sí debo. Y lo sabes. Lo estás haciendo todo mal. No debe de ser así.

Bajó la mirada y metió sus manos en sus bolsillos.

-¿No debe de ser cómo?

Me alejo de él despacio hacia Angélica, pero me detiene de la mano.

-Lo siento.

-Está bien.

-Y... ¿tu hermano?

Lo había olvidado.

-No lo he buscado, ahora voy.

Suelto su agarre y sigo caminando a las demás literas del lado de los hombres. Me fijo bien en sus rostros y provoca que me miren como bicho raro. Pero no me interesa. Lo que quiero es ver a mi hermano, preguntarle si recuerda algo, aunque sea poco. Pero algo me detiene.

-¿Por qué tu amiga no me deja ver a mi novia?

-La estas viendo.

Intenté alejarme.

-Sabes de lo que hablo.

-Es peligroso.

-¿Por qué?

-Les pueden hacer daño a los dos, espera por ella, habrá un día en el que podrán estar juntos.

-Si... cuando estemos muertos.

Inteligencia y FuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora